Con un estreno polémico considerando las reacciones de usuarios en redes sociales, lo cierto es que el final de Dragon Ball Daima se erige como una de las conclusiones más "toriyamezcas" que hayamos visto en la franquicia. No se trató esta vez de pura ESENCIA ni de un desenlace épico, aunque algo hubo de ello, sino de algo más relajado y humorístico: una faceta del mangaka a la que muchos fanáticos no están acostumbrados.
El humor de Akira Toriyama: el enemigo de los que buscan ESENCIA
El humor de Akira Toriyama no es ningún secreto para quienes han seguido su obra. Fuera de Dragon Ball, la comedia estuvo presente en prácticamente todas sus historias: desde Awawa World hasta Sand Land, y ni siquiera la travesía de Goku escapó de su influencia: la comedia siempre fue un ingrediente clave en su narrativa.
En sus primeros años, Toriyama no temía ser absurdo y hasta escatológico, con chistes visuales y situaciones exageradas y grotescas. Con el tiempo, su humor se fue relajando, pero nunca dejó atrás ese estilo desenfadado. Esa esencia sigue viva, fue una condición para continuar con la serie tras la saga de Buu, y claramente definió todo el anime de Dragon Ball Daima. Sin embargo, quizá este "humor" fuera más evidente en la segunda parte del episodio final del anime: enteramente inclinado hacia la comedia después de 10 minutos de secuencias de intensos combates.

(Aviso de SPOILERS) El hecho de que Goku, incluso con una nueva transformación, no pudiera vencer a Gomah; que Majin Kuu terminara como el nuevo soberano del Reino Demoníaco; o que los Ojos Tercianos resultaran ser un artículo de tienda disponible por x cantidad dinero, son pruebas de cómo Toriyama reafirma su estilo despreocupado y burlón.
En lugar de cerrar con un enfrentamiento trascendental o una revelación impactante, Toriyama optó por un giro cómico que desarma cualquier expectativa solemne. Una afrenta para quienes buscan en la ESENCIA de Dragon Ball peleas interminables, sangre y muertes. ¡Es que ni siquiera alguien murió en esta nueva temporada!

Al final, Daima nunca intentó ser la historia más épica o trascendente de la franquicia: incluso terminó sin importarle dejar varias dudas en torno a su canonicidad, o la canonicidad de cualquier producto de la franquicia. Daima fue una aventura que, si bien tuvo combates frenéticos y transformaciones pensadas para el fanservice, jamás se tomó demasiado en serio. Y en ese detalle radica su autenticidad: reflejar el verdadero espíritu de Akira Toriyama, el de la diversión por la diversión en sí misma.
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