Cuando hablamos de Los Simpson, nos referimos a una serie que ha trascendido generaciones con su humor ácido y comentarios sociales incisivos. Pero más allá de las risas, ocasionalmente encontramos episodios que logran tocar fibras sensibles, transmitiendo mensajes que van más allá de la comedia.
Ese es el caso de Marge Be Not Proud, un capítulo navideño emitido el 17 de diciembre de 1995, que dejó una lección valiosa sobre familia, confianza y redención, y que además realizó una crítica aguda a la indstria de los videojuegos utilizando como catalizador un juego ficticio: Bonestorm.
Un deseo navideño que desata el conflicto
La trama comienza con Bart Simpson, quien como muchos niños de los noventa, sueña con recibir el regalo más codiciado de la temporada: Bonestorm. Este videojuego, con su nombre rimbombante y promesas de acción violenta, representa la tentación perfecta para un niño que desea ser parte de la moda del momento. Sin embargo, Marge, fiel a sus principios, decide no comprarlo pues lo considera caro, inapropiado y una distracción de las responsabilidades escolares de Bart.
Desesperado por conseguir el juego, Bart intenta alquilarlo y hasta jugarlo en casa de su amigo Milhouse, pero sin éxito. En un acto impulsivo, cede a la presión de sus compañeros Jimbo y Nelson, quienes lo animan a robarlo de una tienda local. Aquí, el episodio toma un giro inesperado cuando Bart es atrapado por el guardia de seguridad, quien amenaza con enviarlo al reformatorio si vuelve a pisar la tienda.

Lo que sigue es un retrato conmovedor de una relación fracturada. Marge, herida por la falta de honestidad de su hijo, comienza a distanciarse de él. Bart, por su parte, se da cuenta de que no solo ha perdido el videojuego que tanto anhelaba, sino algo mucho más valioso: la confianza y el amor de su madre.
Bonestorm y una sátira de los videojuegos
Más allá de su función narrativa, Bonestorm es una parodia mordaz del consumismo desenfrenado y las estrategias de marketing que rodeaban a los videojuegos durante los años noventa. Lanzado como un juego de lucha ultra-violento, esta entrega ficticia se posiciona como el regalo más deseado de las Navidades en Springfield.
Su premisa es simple: personajes con múltiples brazos se enfrentan en combates brutales mientras la pantalla se inunda de sangre (una parodia directa de Mortal Kombat). Sin embargo, lo que realmente lo convierte en un fenómeno es su agresiva campaña publicitaria, diseñada para generar deseo entre los niños y, quizás, desesperación entre los padres.
El anuncio de televisión para Bonestorm encapsula esta estrategia a la perfección. En él, dos niños aburridos son interrumpidos por Santa Claus, quien entra dramáticamente rompiendo una pared y dispara el juego a la consola con una bazuca. A partir de ahí, la acción se desata: se muestran escenas de jugabilidad llena de violencia gráfica, mientras Santa remata con un llamado directo a la acción: “¡Cómprame apocalipsis o pudrete!”.
De esta forma, Bonestorm también sirve como un espejo de las prácticas reales de la industria de los videojuegos en aquellos años. Juegos como Mortal Kombat o Street Fighter marcaron una época en la que los títulos de pelea dominaron las listas de popularidad, generando debates sobre su impacto en los niños, y dando origen incluso al famoso sistema de clasificación en los videojuegos (ESRB).
Una redención navideña
Determinado a recuperar su relación con Marge, Bart toma una decisión madura y significativa. Con lo poco que tiene, compra un regalo en la misma tienda donde ocurrió el robo. Este gesto sencillo pero cargado de significado conmueve a Marge, quien finalmente se reconcilia con su hijo.
Como cierre del episodio, Marge le regala a Bart un videojuego, aunque no es el esperado Bonestorm, sino el mucho más aburrido Lee Carvallo's Putting Challenge, un juego de golf. A pesar de la decepción inicial, el chico agradece el gesto, demostrando que ha aprendido una valiosa lección: lo importante no es el regalo material, sino el amor y la intención detrás de él.

Aunque Bonestorm es un videojuego ficticio, su presencia en este episodio de Los Simpson encapsula la fiebre por los videojuegos de los años noventa y el cómo se convirtieron en fenómenos culturales, generando debates sobre la violencia en los juegos y su impacto en los jóvenes, y retratando como desde hace ya casí 30 años, los juegos y consolas dominaban las cartas de deseos en Navidad.
Si deseas ver el episodio está disponible a través de Disney+. Se trata del número 11 de la Temporada 7 y sin duda puede ser un plan perfecto para esta vispera de Navidad, o bien, para aquellos nostálgicos que alguna pidieron como regalo un videojuego a finales de los noventa.
Ver 0 comentarios