He leído varias historias de Superman: For All Seasons, los especiales de Alan Moore, All Star Superman, buena parte de la etapa de Byrne, números esenciales de la Edad de Oro, y ninguno de estos cómics me ha golpeado como lo ha hecho la pequeña historia de ocho páginas que Daniel Warren Johnson escribió y dibujó para Superman: Red and Blue #5.
En tan solo unas pocas viñetas, Johnson, un maestro del cómic con apenas 37 años de edad, logró encapsular lo que significa ser el Hombre de Acero, y más importante aún, lo que significa ser humano, desde la perspectiva del más humano de todos: un alienígena que viene de Kripton.
Así nació la mejor historia de Superman de los últimos años
Desde la industria independiente, Daniel Warren Johnson saltó a DC Comics presentando varias ideas que evidenciaban su deseo de explorar el lado humano de los superhéroes. Luego de recibir un rechazo inicial para un proyecto más largo de Superman, Johnson optó por canalizar su amor por el personaje en una historia breve que formaría parte de la antología Superman: Red and Blue.
Su inspiración nacería de la fascinación que sentía por las relaciones familiares y los sacrificios silenciosos que las sostienen, y el formato antológico le permitiría condensar una trama poderosa y profundamente personal, y lo liberaría de las restricciones de una serie regular.

En una entrevista para The Comic Journal, Johnson mencionó cómo historias como las de Pa Kent resonaron mucho con él, ya que él el tipo de amor y guía que encarna el papá de Superman es el que a él le gustaría ver más en el mundo. De esta manera, la narrativa tenía que subrayar cómo el apoyo y el amor pueden moldear no solo a un individuo, sino a todos los vínculos que forma una persona.
La historia que Johnson presentó en Superman: Red and Blue se centra en la educación de Clark por parte de un temeroso Jonathan Kent: un hombre que sabe que tiene entre sus manos una vida pura y vulnerable, un ser que capaz de convertirse en la mejor versión de sí mismo.

Con un estilo dinámico y lleno de texturas, en donde solo prevalece el negro, el blanco, el rojo y el azul, Johnson logró capturar toda la fragilidad y la fuerza de unos cuantos personajes, demostrando al lector cómo fue el cariño de los Kent el que terminó por hacer a Superman el hombre que es: un alienígena compasivo y comprensivo, el protector de la humanidad.
Este breve, pero impactante cómic no solo representa lo mejor del Hombre de Acero; potencia su figura como un alienígena que, a pesar de ser un forastero, encarna la esperanza y la bondad inherente a la humanidad, alguien que, como el Starman de Bowie, aunque fuera de este mundo, se dedica a hacérnoslo un lugar mejor.

“En historias así de pequeñas puedes encontrar la esencia de lo que significa ser humano”, dijo Johnson en una entrevista. “Se necesita una gran pérdida o un gran amor para dar el salto y hacer algo extraordinario. Creo que Superman siempre es extraordinario porque nunca olvida lo que le enseñaron las personas que lo amaron.”
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