Hay juegos malos y luego está Superman 64. Porque hay fracasos tan colosales que ni siquiera el mismísimo Hombre de Acero, con todo su poder y habilidades, podría rescatar. Este juego no solo es un desastre técnico y creativo; es un símbolo de cómo una licencia dorada puede convertirse en un rotundo fracaso cuando la mala ejecución y las prisas se combinan en un cóctel explosivo.
Lanzado en 1999 para la Nintendo 64 bajo el nombre oficial Superman: The New Superman Adventures, aunque todos lo conocemos como Superman 64, este juego fue desarrollado por Titus Interactive. Su premisa suena interesante al menos en papel: Superman, atrapado en una versión virtual de Metrópolis creada por Lex Luthor, debe rescatar a Lois Lane, Jimmy Olsen y el Profesor Hamilton, mientras enfrenta a enemigos icónicos como Darkseid y Metallo.
La idea prometía un desafío digno del héroe de DC Comics y una experiencia inmersiva para los jugadores, pero lo que recibimos fue otra cosa: un despropósito absoluto que quedó para la historia como uno de los peores videojuegos jamás creados.
Un fracaso en la era dorada de los videojuegos
Lo más irónico para Superman 64 es que llegó en un momento de oro para la industria. A finales de los 90, el mundo de los videojuegos estaba viviendo una revolución gracias a títulos que redefinieron lo que se podía esperar de un juego. Entregas como The Legend of Zelda: Ocarina of Time y Metal Gear Solid, por mencionar sólo un par, estaban elevando el listón a niveles nunca antes vistos. En medio de ese esplendor apareció Superman 64, como una mancha imborrable en la reputación de la consola y una lección de lo que no debe hacerse.

Al parecer, el desarrollo del juego fue un auténtico caos. Las restricciones impuestas por Warner Bros. y DC Comics limitaron considerablemente la libertad creativa de Titus Interactive, lo que se tradujo en un producto sin pulir y lleno de errores. Pero las dificultades durante el desarrollo no pueden justificar lo que los jugadores encontraron al insertar el cartucho: una experiencia que rozaba lo injugable.
Desde el primer minuto, Superman 64 muestra sus cartas: volar a través de aros. Si al leer esto piensas que suena como un desafío secundario de una fase de bonus mal diseñada, estás en lo correcto. Lo peor es que esta mecánica no es solo un pequeño obstáculo en la aventura: es el juego entero. Superman, el símbolo de esperanza y fuerza, reducido a un piloto torpe de vuelo sin rumbo.
Pero no contentos con limitarlo a aros, los desarrolladores también incluyeron segmentos en interiores donde el objetivo es igual de absurdo: recoger tarjetas de acceso y activar computadoras mientras luchas contra una cámara que parece trabajar en tu contra.

A esto hay que sumar controles que convierten la experiencia en un castigo. El vuelo, que debería ser la parte más divertida del juego, se sentía caótico y errático. La mecánica de combate no mejoraba la situación: los golpes eran torpes y carentes de impacto, y el uso de los poderes icónicos de Superman estaba limitado por potenciadores temporales, quitándole toda la majestuosidad al personaje.
Visualmente desastroso
No se puede hablar de Superman 64 sin mencionar su apartado visual, que es otra historia de terror. Aunque es cierto que la Nintendo 64 tenía sus limitaciones, otros juegos de la época lograron aprovechar sus capacidades para crear mundos vibrantes y detallados. Pero en Superman 64, los entornos son vacíos y repetitivos, las texturas parecen inacabadas y el diseño de personajes deja mucho que desear. Todo esto contribuye a que el mundo virtual de Metrópolis se sienta más como un borrador que como un producto terminado.
No sorprende que las críticas hayan sido despiadadas. Aunque en 1999 no existían tantas plataformas especializadas como hoy, Superman 64 logró acumula un miserable 40/100 en Metacritic, una cifra que refleja perfectamente la experiencia que ofrece. Y no, no se puede excusar con un "era otro tiempo": juegos mucho más antiguos ya habían demostrado que se podía hacer bien.
A más de dos décadas de su lanzamiento, Superman 64 sigue siendo un ejemplo de lo que ocurre cuando se desaprovecha una gran licencia. La serie animada de Superman, en la que se basa el juego, era querida por los fans y merecía una adaptación a la altura. En cambio, Titus Interactive entregó un producto que parece más una versión beta que un juego finalizado.
Al final del día, ni Superman pudo salvar Superman 64 de su destino: ser uno de los peores videojuegos de la historia. Si algún día necesitas una lección de humildad, juega 10 minutos de este "clásico" y recordarás que hasta los héroes tienen malas días.
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