Ha pasado más de un mes, pero Redfall sigue en el ojo del huracán. Como parte de una entrevista concedida a IGN, Matt Booty, cabeza de los estudios Xbox, reflexionó sobre el fracaso de Arkane y el rol que su marca jugó en el accidentado estreno del juego de vampiros. Booty dijo que la firma detrás de Dishonored quizás no entendió la responsabilidad implícita en integrarse a Xbox como estudio first-party, y tal vez perdieron perspectiva de lo que estaba pasando a su alrededor.
El directivo insinuó que Arkane lanzó Redfall con la cuota de displicencia propia de un pequeño estudio indie, cuando ya no lo son, y dijo que si pudiera volver en el tiempo, trataría de integrar de mejor manera al estudio texano.
"Si eres un estudio pequeño e independiente, es posible que lances un juego, estés trabajando en algo y digas: 'Oye, esto no está funcionando realmente, vamos a lanzarlo y pasar al siguiente juego'. No tenemos ese lujo como parte de los estudios internos (...) Y es mi responsabilidad, nuestra responsabilidad como la gran organización Xbox, asegurarnos de que lo entiendan, y luego asegurarnos de que estén preparados y que establezcamos expectativas adecuadamente. (...) Creo que podríamos haber hecho un mejor trabajo al incorporarlos (...) Si pudiera llevar una nota adhesiva en mi pequeña máquina del tiempo hasta 2017, me aseguraría de que todos entendieran que ya no pueden simplemente lanzar un juego como Double Fine o como inXile. Serán considerados como parte del grupo first-party".
Booty dijo que quizás Arkane se enfocó tanto en el juego, que perdió la perspectiva, mientras que Xbox hizo lo opuesto, y analizó el proyecto desde demasiado lejos. En cualquier caso, el ejecutivo dijo que, tras el lanzamiento, sintieron preocupación por los desarrolladores y se enfocaron en encontrar maneras de apoyarlos durante ese difícil proceso.
Qué pasó con Redfall
El juego de vampiros cooperativo salió a la venta con varios problemas técnicos, pero sobre todo, con un diseño simplista y errático que le mereció notas sorprendentemente bajas para un estudio venerado por sus proyectos single-player. Al poco tiempo se reveló que, a nivel interno, no había entusiasmo por lanzar un juego cooperativo y los diseñadores, incluso, anhelaban la cancelación del proyecto.
El resultado de todo este tormentoso proceso fue que al menos 70% del equipo que trabajó en Redfall dejó la empresa tras el desarrollo del juego, y se mantuvo un equipo inconsistente de menos de 100 empleados durante toda la creación del juego.