Gran Turismo 7: ¿Vale la Pena?

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La historia de los videojuegos va de la mano con la de los juegos de carreras, y en esa categoría, Gran Turismo ocupa un lugar legendario. Es por eso que, pese al más reciente tropiezo de la serie con Gran Turismo Sport, la llegada de Gran Turismo 7 concentra mucha atención entre los fanáticos del deporte automotor -además, es el primer simulador de autos exclusivo en PlayStation 5-. ¿Se trata, entonces, del juego que redime a la franquicia o ya podemos hablar de decadencia? Bueno, acompáñanos porque a continuación te vamos a decir si Gran Turismo 7 vale la pena.

Aclaremos algo desde el comienzo: nosotros venimos directamente del mundo de Forza Motorsport, por lo que nuestra perspectiva de Gran Turismo probablemente tenga un matiz algo diferente.

Con eso en mente, lo primero que llamó nuestra atención fue el enfoque casi romántico que Gran Turismo 7 maneja cuando aborda la cultura de los autos. Estábamos acostumbrados a la música electrónica, temas licenciados y esa explosividad que comúnmente incorporan otros títulos del tipo. Hay algo de eso aquí, cuando lo amerita, pero en general, nos encontramos con una aproximación solemne que raya en lo nostálgico desde el momento en que el juego arranca. No estamos seguros de que ese estilo sea para todos, pero tampoco es un defecto como tal, sólo es algo que contrasta y que, al final, podemos establecer como “elegante”.

Gran Turismo es una escuela de manejo virtual y la mejor muestra de ello son las licencias, un elemento tradicional de la saga, que en Gran Turismo Sport vino diluido y cuya modificación fue una de tantas quejas.

Gran Turismo es una escuela de manejo virtual

Para tener acceso a todas las carreras en Gran Turismo 7, hacen falta licencias que sólo se obtienen pasando numerosas pruebas. Para los más veteranos quizás estas sean engorrosas, pero para nosotros fueron indispensables. Como en entregas pasadas, van desde cosas tan simples como acelerar y frenar en un lugar específico, hasta tan complejas como recorrer circuitos sinuosos contrarreloj, a una velocidad endemoniada y sin salirte de la pista. Es una pendiente de dificultad paulatina, desafiante y sorprendemente adictiva. No queremos ni saber cuánto tiempo invertimos en repetir y repetir pruebas, no tanto por no poder pasarlas -porque el bronce siempre es fácil de obtener- sino por querer mejorar nuestras marcas en relación con las de otros que ya tenían el juego.

Gt7 Nissan Silvia Spec R Aero S15 02 Willow Springs International Raceway 03 Un vistazo al poder de la PS5

Café Gran Turismo: el sabor de la experiencia

En paralelo está el nuevo Café, que para nosotros es el alma de la experiencia y su mejor aporte. Aquí es donde Kazunori Yamauchi intenta transmitirte su loca pasión por los autos. Y lo logra. El barista del Café te va poniendo una serie de pruebas temáticas, llamadas Menús, que giran en torno a ciertos tipos de carros y ciertas épocas de la industria automotriz, y que te recompensan con los modelos correspondientes con ese capítulo de la historia. Pero no solamente te ponen las pruebas, sino que te explican con mucha calidez y claridad por qué etapas específicas del automovilismo y vehículos particulares dejaron huella. Puede que haya quien encuentre esto monótono, pero si es el caso, probablemente no esté leyendo esta reseña. Para el resto, para todo aquel que alguna vez se detuvo a mirar pasar un Porsche, un Mercedes o, por supuesto, un Ferrari, este lugar será celestial, y es que entretiene, pero como si fuera el Papalote Museo del Niño, también aprendes.

Toca, juega y aprende

Claro, nada de esto funcionaría si el juego se viera horroroso. Jugamos en PlayStation 5 y con una pantalla 4K, y la sensación es la de poder tocar, sentir y casi oler los autos y sus interiores. Con el pasar de las carreras y las horas, queda claro que en Gran Turismo 7, ver los carros resulta casi tan importante como manejarlos. El asunto raya en lo pornográfico. Puedes verlos en tu garaje, por arriba, por abajo, por dentro, por fuera. Algo que nos dejó particularmente boquiabiertos es que también hay un nuevo lugar que se llama Scapes, donde puedes poner tus autos en un montón de lugares del mundo real para contemplarlos ya sea apagados o en movimiento, pero siempre con un hermoso toque cinematográfico. Y el modo fotográfico de las carreras no queda atrás. Cada que termina una competencia, puedes ver la repetición y capturar un momento que te plazca con herramientas profesionales, repeticiones que por cierto, te hacen pensar "¡Wow! ¿Era yo el que conducía así de rápido?". No somos fotógrafos, pero el sistema está diseñado para que cualquiera pueda obtener buenos resultados, aunque sea con filtros. Al final, tendrás postales dignas de calendario de taller mecánico con muy poco esfuerzo.

Nuestro único reproche con la presentación es, en todo caso, que Gran Turismo 7 es un juego un poco cuadrado. Tanto el barista como las figuras reales del mundo automotriz invitadas y ciertos corredores, te hablan con cajas de texto y eso no solamente le imprime un matiz avejentado al diseño, sino que deja ciertas ideas sin redondear. Da la impresión, por ejemplo, que Polyphony Digital quería que los corredores con los que compites frecuentemente tuvieran una identidad, pero una foto parlante no abona personalidad a los pilotos y, aunque está genial que figuras destacadas te cuenten sobre los autos, sería mil veces mejor que te HABLARAN sobre ellos. Sin eso, el juego te obliga a elegir entre ver el auto y leer, y por momentos transmite esa atmósfera de canal de cocina. ¡Ah, por cierto, el juego también viene en español latino, ya que hablamos de esto!

Sobre la pista las cosas son magistrales

Pero bueno, sobre la pista las cosas son magistrales, empezando por el audio... ¡uff, el audio! Puedes jugar con diferentes perspectivas, como es típico, pero honestamente, no hay nada que se compare con la perspectiva detrás del volante y momentos como el motor de un Ford GT o la lluvia sobre el parabrisas te hacen sonreír, confirmando así que el juego te ha conquistado.

Porsche GT7 El bellísimo Porsche GT7

Gran Turismo 7 es un juego poco cuadrado

Ahora, como dicta el nombre, este es un simulador automotriz, así que manejar no es nada más mover el stick y acelerar. Cada auto transmite su propia sensación de inercia, peso, adherencia y, por supuesto, velocidad, y la magia está precisamente en ir desde lo básico y con los autos más casuales, pasando por los clásicos y las bestias de la aceleración. Para cuando llegas a eso, realmente lo valoras por el esfuerzo invertido en las licencias, en carreras previas y otro poco por haber pasado por carros mucho menos sofisticados que no tenían tanto poder. Existen 3 niveles de dificultad y se puede conducir en automático, pero francamente, acá se trata de sentir los neumáticos, los cambios, aprovechar el rebufo del competidor que va al frente, tomar la curva en el ángulo perfecto y disfrutar de la velocidad. Para carreras de desparpajo, esta no es la mejor opción.

Parte medular de toda esa fiesta sensorial es el DualSense

Parte medular de toda esa fiesta sensorial es el DualSense. A estas alturas ya nos estamos acostumbrando un poco al tema de los gatillos adaptativos y la vibración háptica, pero no se puede menospreciar el aporte que estos recursos hacen a la experiencia de manejo porque frenar con resistencias dinámicas es algo mucho más inmersivo y la vibración en el control inyecta mucha riqueza a las sensaciones. El resultado es que puedes percibir lo que esté haciendo tu auto con detalle; si te subiste al piano, si agarraste un poco de pasto o si ya empezaste a derrapar. La vibración ha acompañado a los juegos de carrera antes, pero no exactamente como aquí.

Mucho se habló, a propósito de derrapes, del asunto del clima dinámico y el cielo, y no sé qué más. En la práctica, lo que tienes son carreras donde empiezas con clima soleado y terminas bajo la lluvia, algo que cambia dramáticamente la dinámica de la competencia, como todo quien haya visto el final del gran premio de Rusia, comprobó el año pasado. A veces tienes que meterle al máximo a los rebases porque sabes que va a empezar a llover y va a resultar mucho más difícil quedar entre los 3 primeros, aunque también depende del auto que lleves, las llantas y tal. Asimismo, tuvimos largadas bajo el cielo estrellado, terminando en el amanecer y viceversa, lo cual puede afectar la visibilidad porque correr con los faros también es algo aparte. Esto se puede controlar en las carreras personalizadas, mientras que en el resto, tiene un matiz un poco prescripteado, pero de todas maneras se agradece.

Dicho todo eso, donde Gran Turismo 7 flaquea un poco es en los entornos. Vaya, las pistas, como tales, lucen magníficas, pero volteas a ver las gradas, los edificios, los árboles, y te topas con un aspecto aplanado, no particularmente espectacular. Uno no juega Gran Turismo por apreciar el paisaje, pero eso forma parte de la experiencia. Podemos imaginar Tokyo Expressway luciendo mejor que esto, pues. La física de colisión también es un tema y esto siempre lo ha sido. De nuevo, no estamos aquí por ver coches chocar, pero esto es poco realista.

Nissan GT7 El modo foto te permitirá capturar momentos que se verán así de bien

A propósito de Tokyo Expressway, una de las pistas más emblemáticas de la franquicia, Gran Turismo 7 incluye 90 circuitos, pero el Café, que es donde probablemente inviertas muchas horas, abarca alrededor de 40, entre aquellas de competencias individuales y las correspondientes a los Premios de múltiples carreras. Sí notamos una que otra pista invertida -un recurso que a veces se usa para inflar los números- pero no tanto como para sentir que el juego se volvía repetitivo. Encima están las misiones que ocupan otros trazados más ingeniosos y varias pistas de tierra para el rally.

Entornos GT7

Las misiones son otra vieja modalidad de Gran Turismo que está de regreso y aporta la cuota de creatividad al juego. Acá, en vez de carreras tradicionales, tienes competencias más creativas, donde el objetivo quizás es tirar un montón de conos en un tiempo determinado, remontar en una competencia, teniendo solo una vuelta, correr prácticamente a oscuras a bordo de jeeps de la Segunda Guerra Mundial. Estos desafíos dependen de tu nivel de coleccionista, el cual funciona como es tradición. Terminas carreras, acumulas experiencia y vas subiendo de nivel, recibiendo recompensas, es decir, dinero, carros, boletos de ruleta, nuevos circuitos, piezas de indumentaria y nuevas misiones. De hecho, tenemos muchas pendientes todavía, ya que este modo puede ser extraordinariamente desafiante y está claramente pensado para inyectar mucha vida al juego.

Ya que hablamos de indumentaria, el asunto de la personalización también es profundo aquí. El abanico de opciones para cada vehículo es sumamente amplio y pasa por modificaciones cosméticas típicas, como el color de la pintura o el diseño del uniforme de tu piloto, pasando por algunas prácticas, como rines, alerones y tal, y hasta llegar al tuneo, que tiene un rol importante en la jugabilidad. Vaya, hasta puedes cambiarle el aceite a tu carro y lavarlo, detalles que, aunque parecen mínimos o absurdos, van alimentando tu aprecio por el carro que lleves.

Todos los autos que puedas desear

Aunque Gran Turismo 7 te permite comprar autos nuevos y seminuevos, esto no es vital para el progreso. Siempre tienes carros disponibles para las competencias del Café, sólo que a veces es preciso comprar piezas para dejarlos a punto y eso es un placer porque aunque no sepas distinguir el radiador del cigüeñal, te hace sentir como Chip Foose. Honestamente, rara vez sentimos la necesidad de comprar algún carro usado porque constantemente estábamos recibiendo modelos especiales como recompensas. Nos enamoramos, por ejemplo, del Ford GT 2006, el Eunos Roadster 89 y el BMW M3 2007 porque al usarlos en competencia y ganar con ellos, cultivamos una suerte de aprecio por ellos, y todos fueron regalados. Pero la tienda de Autos Legendarios es punto y aparte. Ahí hay modelos clásicos carísimos, como un Ferrari F50 1995 o el Aston Martin DB5 1964 que nos quedamos con ganas de comprar, pero que se nos fue por no tener la lana y porque la selección es súper limitada y en rotación, pero eso nos gustó porque crea ese anhelo por un modelo raro que es difícil de adquirir. Siempre hay autos atractivos aquí, pero nosotros queremos el Aston Martin de James Bond y punto, y como gastas un dineral, pues más vale esperar.

Ahora bien, tanto en el garaje como en la tienda de legendarios puedes, de nueva cuenta, ponerte a babear viendo los carros nada más, pero en Brand Central hay una especie de museo de las marcas que, bueno… es un placer de explorar, incluso si no eres el más grande fanático del automovilismo. Y si no eres el más grande fanático del automovilismo, existen otras opciones, pero como dijimos antes, en ese caso, mejor otro juego, en fin. Para relajarse y no pensarle tanto está el modo musical, en donde la conducción es mucho más indulgente y el chiste es recorrer una pista contrarreloj, excepto que los segundos bajan al compás de una canción y hay checkpoints que suman tiempo. Si la canción va muy rápido, el tiempo se agota más rápido. Tiene su encanto, pero es más bien un entremés, como también lo es el modo a pantalla dividida, aunque este último se agradece y el juego rinde bien de todas maneras.

Si no juegas con conexión, Gran Turismo 7 se morirá casi por completo

En términos de desempeño, no hay reproche... casi. Gran Turismo 7 viene en modo rendimiento y trazado de rayos. Nosotros invertimos la mayor parte de nuestro tiempo en el primero y sin un problema, aunque el juego nos crasheó brutalmente en una ocasión y la necedad de la conexión permanente generó algunas anomalías de carga al regresar, luego de haber dejado el juego en suspensión. Ojo acá porque si no juegas con conexión, Gran Turismo 7 se morirá casi por completo. Puedes jugar en modo arcade y tan, tan, lo cual resulta raro considerando que sólo el multiplayer requiere internet, estrictamente hablando. Por  tiempos de carga tampoco hay queja, lo cual es importantísimo en las licencias porque te permite reiniciar en un instante si fallas. Curiosamente, los tiempos de carga más largos nos los encontramos al renderizar elementos de personalización o fotografías, pero no fue algo insoportable, solo curioso.

Siguiendo con lo técnico, tenemos también el asunto de la Inteligencia Artificial. Como dijimos al comienzo, existen 3 niveles de dificultad que afectan esto directamente, pero cuán fácil o difícil es la competencia, depende también del auto que llevas, el circuito, el clima y por supuesto, el hecho de que siempre arrancas en el último lugar. Dicho eso, existe una identidad y, como en otros aspectos, aquí Gran Turismo 7 es un poco plano. No es como que de pronto dices “ahí va tal piloto que siempre se me cierra” o “ahí va zutano que siempre se sale de la pista”. La máquina comete escasos errores y no suele efectuar maniobras inesperadas, tanto para bien, como para mal. Juegos como GRID o Forza han trabajado mucho en esto, pero acá no hubo algo asombroso. El juego cumple y ya.

Gran Turismo 7 también cumple y ya en el multiplayer. Este fue el componente que menos probamos porque se activó hasta el día del lanzamiento y, en nuestras sesiones previas, lógicamente había muy poca gente, pero ya en el debut pudimos echarle un ojo en condiciones normales y lo que te vas a encontrar es un frente, digamos, casual y otro rankeado, que para nosotros fue el favorito. El casual tiene un buscador, pero muchas de las carreras estaban semivacías incluso el día del estreno y, como que no sentimos que tuviera mucho chiste nada más competir porque sí. La alternativa es el modo Sport o rankeado, donde la gente juega con un poco más de seriedad. Las carreras tienen un horario y aquellas en las que competitivos estaban llenas. Se te califica por deportivismo y limpieza de carrera. Nada de estar chocando a propósito o correr en sentido contrario, y esto te otorga una clasificación. Correr así se siente más formal y proporcionalmente gratificante. Si quedaste 4°, lo hiciste al menos con gente que corría con seriedad. Acá comprobamos que nuestra preparación había sido buena en el offline porque aunque no fue como que llegáramos a dominar, tampoco sentimos que fuéramos los peores. Pero bueno, vaya, GT7 ofrece lo básico acá.

Gran Turismo 7 Vale La Pena GT7, una carta de amor al automovilismo

Y así es como cruzamos la bandera a cuadros con Gran Turismo 7, un juego al que llegamos con algunas dudas y del que hemos salido muy, muy satisfechos, y eso que esto que te contamos constituye una pasada general por la experiencia. Al final, estamos seguros que todo fanático de la saga va a quedar muy, muy contento con esta entrega de la serie, pero también quienes gustan de los autos. Es un juego que ofrece una variedad enorme de experiencias y logra, con éxito, empaparte de pasión por el automovilismo. Gran Turismo 7 no es un juego perfecto, algunos de sus elementos pudieron verse mejor y quizás es una fórmula que se beneficiaría de un enfoque un más moderno, pero pese a ello, es una carta de amor al automovilismo que definitivamente podemos recomendar y que vale tu dinero.

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