Siendo niño apliqué este método erróneo para "arreglar" mis juegos rayados: estoy seguro que tú también lo hiciste

Tener un juego en formato físico de disco es todo un compromiso. Sin embargo, en la infancia era muy común descuidarlos, prestarlos, no tenerlos en sus cajas correspondientes y un sinfín de prácticas irresponsables que dejábamos pasar en aquellos tiempos. En el presente, me gustaría darle uno que otro consejo a mi versión de la niñez sobre cómo cuidar los videojuegos en CD. 

Aunque ya no puedo cambiar el pasado, lo que sí cambié fueron mis hábitos en el mantenimiento de videojuegos. Sin embargo, siendo un ingenuo niño intenté reparar mis discos rayados por mí mismo, sin nada de conocimientos técnicos. En especial, apliqué un método erróneo para "arreglar" CDs, que estoy seguro que todos lo intentamos en algún momento.

La técnica errónea para reparar juegos en CD 

Hacer la transición de los cartuchos a los discos fue un proceso de aprendizaje. Pasé de la Nintendo 64 a la GameCube y con el tiempo también llegó la PS2. Por obvias razones, los CDs me duraban menos en las manos que un juego de N64 y eso me desesperaba, hasta el punto de creer en los milagros.

Lo escuché en la escuela, le funcionó al amigo de un amigo, al primo de un primo, era un rumor o un secreto sobre una manera infalible para arreglar los juegos rayados. No requería comprar un aparato o un material especial para lograrlo, sólo necesitaría una simple cosa: un plátano (banana). 

La supuesta solución mágica consistía en frotar el plátano sobre la superficie inferior del disco. Con esto, algunos aseguraban que la fruta podía quitar lo rayado de los juegos, y aunque esto parecía servir al principio, porque quedaban más brillosos y limpios, en verdad le estaba haciendo un daño casi irreparable a mis CDs.

La realidad es decepcionante 

Esto formó parte de los mitos del gaming de la infancia a inicios de los dos mil, como soplarle a los cartuchos para arreglarlos o creer que la televisión se va a quemar por jugar mucho. Por supuesto que esta técnica jamás funcionó, y eso que lo intenté con diferentes títulos, tanto de PlayStation como de Nintendo. Al final me rendí para aceptar que no volvería a jugar con mis discos rayados, pero aprendí una valiosa lección sobre por qué es importante cuidar mis videojuegos.