Cerca del ocaso de la mítica PlayStation 3, Naughty Dog lanzó al mercado uno de los juegos más celebrados de la década pasada: The Last of Us. Sin tocar temas revolucionarios y rescatando el cada vez menos interesante concepto de los zombis, la apuesta de los creadores de Uncharted tomó por sorpresa a propios y extraños, pues de ser un juego que tenía emocionados a los dueños de la PS3, paso a convertirse en uno de los juegos más aclamados de la generación, candidato a Juego del Año y no tardó mucho en marcar el rumbo de otras series y proyectos, incluido el regreso de Kratos en God of War.
Joel y Ellie acapararon los reflectores de la industria gracias a su bien pulido sistema de juego, la atmósfera de un Estados Unidos devastado por los infectados del Cordyceps y los impresionantes gráficos que explotaron como nunca antes el poder de la consola. Pero donde verdaderamente triunfó The Last of Us fue en su narrativa y el desarrollo de sus protagonistas, incluso con una historia tan vista en los videojuegos como “rescatar a la princesa”, Joel y Ellie conectaron con los jugadores a través de su personalidad y la cada vez más fuerte relación entre ambos personajes. A grandes rasgos, Ellie pasa de ser un encargo y una molestia que nunca se calla a la persona más importante en la vida de Joel… y, al menos en esas más de 15 horas de juego, en el personaje más importante para el jugador.
The Last of Us es una de las adaptaciones más fieles que hemos visto de un videojuego
Con un control en la mano y bajo la dinámica de protector, hacer clic con la propuesta es más fácil de lo que parece, aunque no por ello se le quita mérito a Naughty Dog. Si bien todos los elementos jugables están en su lugar y se ejecutan de forma magistral, también hay un enorme esfuerzo cinematográfico por hacer la aventura más entrañable y directa con sus intenciones. A diferencia de juegos contemporáneos como Bioshock Infinite, Neil Druckmann y Bruce Straley no dejan nada a la interpretación y la resolución final de la historia es visceral y desgarradora. The Last of Us te da lo que estabas esperando: un viaje frenético lleno de sentimientos encontrados, secuencias de acción extraordinarias y un final satisfactorio.
¿Cómo pasas toda esa experiencia a una serie de televisión? La respuesta la tienen el propio Neil Druckmann, creador del juego, y Craig Mazin, responsable, entre otras cosas, de la brillante miniserie Chernobyl de HBO. Esta dupla sabe lo que tiene en las manos y antes de arriesgarse valora el material original para conseguir una de las adaptaciones más fieles que hemos visto de un videojuego. Eso sí. De vez en cuando se arriesgan a jugar con esa fidelidad, sin modificar la esencia, pero aportando lo suficiente para alborotar a los fans. The Last of Us se estrena este 15 de enero en HBO y HBO Max y aquí te decimos si vale la pena o mejor regresas a jugar el videojuego.
The Last of Us (HBO's Version)
Sin entrar en detalles y mucho menos en spoilers, The Last of Us de HBO nos coloca en un escenario bastante similar al que encontramos hace casi 10 años en PS3, con la principal diferencia de que, en esta ocasión, todo comienza en 2003; situación que nos invita a imaginar que la serie ocurre en un presente alternativo al nuestro, pues rápidamente damos un salto de 20 años. Tras este “pequeño” cambio, la serie nos regresa a lo que ya todos conocemos: el inicio de la pandemia desde la perspectiva de Joel y su hija Sarah.
La carga emocional de la historia se ve obligada a retomar lo mejor del juego
Para este punto la serie ya se tomó un poco de tiempo para explicar el origen de los muertos vivientes, poner la ambientación previa al fin del mundo, y retomar mucho del prólogo que tenemos en el juego. Desde el primer capítulo podemos encontrar como la obra original dicta la estructura de la historia, así como los pequeños detalles a nivel de producción como la habitación de Sarah o la ropa de Joel y Tess. Ese primer contacto con The Last of Us de HBO enamora a los que conocen el producto original, pero, más importante aún, refleja la importancia del juego y cómo éste marcará el ritmo de los momentos clave que sellarán el compromiso con los personajes.
Antes de finalizar el primer episodio se comienza a vislumbrar cuál será el rumbo de la serie a nivel narrativo, con un nivel de fidelidad que podríamos comparar con la Watchmen de Zack Snyder. Neil Druckmann está involucrado en prácticamente todos los guiones, y su mano se nota en secuencias muy específicas, pero sobre todo en los elementos que no están dentro del juego.
The Last of Us de HBO brilla de forma particular cuando presenta cosas nuevas para el lore de la serie; el mejor capítulo es una historia inédita. Este balance entre lo que viene del juego y lo nuevo se va diluyendo conforme nos acercamos al final, pues la carga emocional de la historia se ve obligada a retomar lo mejor del juego. Nada de qué preocuparse en absoluto, pero nos hubiera gustado encontrar más riesgos.
De lado de Craig Mazin tenemos los famosos recortes de la violencia innecesaria o el “relleno”. The Last of Us deja atrás muchas de las secuencias de acción, situaciones sin salida ante los infectados o el sigilo; lo que tiene sentido cuando recordamos que no tenemos el control en nuestras manos. Es entonces cuando el drama cobra un papel más relevante para esta versión, y todo el frenetismo del gameplay se descarta para que el mundo post apocalíptico y sus sobrevivientes tomen un papel más relevante. Al estilo de The Walking Dead, el verdadero horror de un mundo dominado por muertos vivientes recae en los sobrevivientes y en la locura que los ha consumido. Pero a diferencia de la interminable obra de Robert Kirkman, The Last of Us tiene un objetivo muy claro, y un final que consigue amarrar toda la historia.
Joel y Ellie... los protagonistas del fin del mundo
Pedro Pascal y Bella Ramsey cargan (casi) por completo con el peso toda la serie. Esta versión de Joel es un retrato bastante fiel del protagonista de Naughty Dog, con expresiones, movimientos y diálogos que han sido retomados por completo del guion del juego. Nuestro mandaloriano no lo hace mal, y cubre por completo el perfil del héroe redimido, pero no ofrece nada que no hayamos visto en PS3; lo que más adelante podría (o no) ser un problema. Bella Ramsey repite la misma dinámica para llevar a Ellie al live action, pero con la ventaja de tener algunos momentos que se salen de lo que ya conocemos. Bella da vida a un personaje más aguerrido, intrépido y un poco más visceral que su contraparte virtual, pero sin perder esa inocencia que la vuelve encantadora.
The Last of Us juega en una lógica muy similar a la de Game of Thrones
Teniendo en cuenta la experiencia de ambos actores, nos hubiera gustado ver un poco más de riesgos en su desarrollo, sobre todo cuando otros personajes cambiaron un poco en favor de la narrativa. Reinventar el juego no era necesario, pero había oportunidad de mejorar o, por lo menos, presentar algunos cambios. Si llegas a la serie después de jugar el juego no encontrarás grandes sorpresas, pero sí una fiel adaptación para ambos personajes y todo lo que te ayudó a comprometerte con la historia original, o sus secuelas. Una vez más: los mejores momentos de la serie es cuando no se parece al videojuego.
No hay duda que lo que hace más complicada la adaptación de The Last of Us es la carga cinematográfica del material original, colocando en una situación bastante cómoda a la producción. Tiene sentido hacer una calca de muchos de los momentos clave, pero las sorpresas se ven limitadas drásticamente. Esos espacios que nunca jugamos o exploramos en la narrativa original son los que destacan a lo largo de la serie… para los gamers. Aquellos que tengan su primer contacto con The Last of Us en HBO podrán encontrar una historia brillante, con personajes que te obligarán a regresar cada semana. Para esta audiencia la serie juega en una lógica muy similar a la de Game of Thrones, apostando por el drama y el desarrollo de los personajes antes que por el horror de un infectado.
¿The Last of Us la serie vale la pena?
The Last of Us es la adaptación más fiel de un videojuego. Demasiado respetuosa como para intentar algo al estilo de Arcane o Edgerunners, pero con suficientes elementos para salir bien librada en su llegada a la televisión. Vale la pena conseguir HBO Max para ver The Last of Us, pero estamos un tanto lejos de lo sorprendente que resultó el primer juego en el ya lejano 2013. The Last of Us es perfecta para los que no han tomado un control de PlayStation en la última década, pues serán ellos quienes mejor se la pasen al finalizar esta primera temporada. Para los que ya jugamos al juego, pocas cosas se pueden comparar con las emociones que vivimos en nuestra PS3.