Irvin Escalona
EditorAmante de la cultura pop, los videojuegos y el anime. De muy pequeño descubrí que se podía vivir de escribir y aquí sigo. Aún pienso en el final E de Nier: Automata.
La Inteligencia Artificial (IA) es la tecnología que está definiendo nuestros tiempos. En muy pocos años, la IA avanzó como ninguna otra rama de la informática, al punto que ya se integró en la vida cotidiana de todas las personas. En ese contexto, la plataforma más popular es ChatGPT, la cual inclusó modificó cómo nos comunicamos con las máquinas.
De acuerdo a una encuesta publicada en el sitio TechRadar, el 70% de las personas en Estados Unidos y el Reino le dicen "por favor" y "gracias" a ChatGPT, cada vez que lo consultan o le piden información. Sin embargo, aunque esto se podría de tratar de simple educación, la razón detrás tiene más profundidad de lo que parece.
Más allá de la amabilidad con ChatGPT
Con base en la misma información de TechRadar, los encuestados afirman ser amable con ChatGPT como un hábito. Sin embargo, un 18% de las personas confesaron que son cordiales con la IA por un temor latente a la dominación mundial de las máquinas. Aunque suena como un argumento de películas como Terminator, un porcentaje mínimo de la humanidad piensa que esto sí es posible.
Por otro lado, un 30% de las personas admiten que no hay necesidad de tratar bien a la IA, ya que son "seres" que no sienten. Aun así, esta visión podría limitar la comprensión del papel que la IA tiene en la sociedad, pues detrás de cada respuesta hay un diseño y una intención de crear experiencias más humanas.
El efecto Skynet
Los videojuegos nos demuestran que hay diferentes escenarios para la IA. Por ejemplo, está la servicial Cortana de la saga de Halo, la maquiavélica GLaDOS de Portal o el sarcástico de Claptrap en Borderlands. Aunque los modelos de IA modernos aprenden patrones rápidamente, sus decisiones son definidas por los programadores. Por lo que, en teoría, no desarrollan intenciones autónomas. Lo que es posible es que los humanos utilicen la IA con fines pocos éticos, como ciberataques automatizados a escala internacional.
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