Horizon Forbidden West: ¿Vale la Pena?

Portadahorizon
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Luego de varios meses de sequía, el PlayStation 5 está ávido de esas exclusivas que tanto le caracterizan, y Horizon Forbidden West se perfila para ser justamente eso: un juego de altísimos valores de producción que debe justificar el gasto en la nueva consola de Sony y, de paso, reivindicar una estrategia comercial cuestionada en tiempos recientes. Entonces, ¿es la nueva aventura de Aloy un evento vende-consolas o simplemente más de lo mismo?

Horizon Forbidden West es la secuela directa para Horizon Zero Dawn, juego de 2017 con el que nació una nueva franquicia, obra de los creadores de Killzone, pero que se alejó completamente de aquella fórmula. Como su antecesor, Forbidden West es, en esencia, un juego de acción y aventura en mundo abierto cuyos rasgos distintivos son, ciertamente, un estándar de producción magistral, pero también bestias robot.

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En el lore de la franquicia, la humanidad sacó la peor parte de la guerra contra las máquinas y regresó a una especie de retorcida prehistoria, donde humanos primitivos coexisten con fauna orgánica y metálica. No vamos a entrar en detalles spoilerosos, baste con decir que la amenaza de un nuevo apocalipsis no fue completamente erradicada en el primer juego y es momento de que Aloy intervenga otra vez para salvar al mundo, tanto de la hecatombe mecánica, como de un nuevo enemigo que viene de otro lugar. Obviamente, si buscas una historia sobria a la Red Dead Redemption 2, aquí no la vas a encontrar. Esta es una aventura de videojuego prototípica, donde Aloy cumple con el rol de protagonista unidimensional, justa y todopoderosa, una superheroína, pues.

La narrativa se desarrolla a lo largo de 17 misiones principales, aderezadas con espectaculares cinemáticas que siempre se disfruta ver, aunque como en el primer juego, el arco argumental central tiende a volverse demasiado exótico para su propio beneficio, así que -sobre todo al comienzo- irás a las misiones con una noción muy endeble de por qué estás haciendo lo que estás haciendo. Y el desenlace ya se pasa más bien al lado del debraye que, suponemos, hubo que meter para justificar la trilogía. Por supuesto que aquí es un asunto muy subjetivo. Como contrapeso están las misiones secundarias, orientadas a imprimir credibilidad a un mundo cuyos habitantes fueron creados con mucho esmero. Se trata de asistir a varios personajes secundarios y terciarios con problemas cotidianos que aunque menos "relevantes", aportan variedad a lo que, de otra manera, serían tareas con el mismo final: la lucha directa con un antagonista. Ayudar a una inventora a redescubrir la radio, escalando varias cumbres del mapa; rescatar a trabajadores atrapados en una mina; ayudar a un personaje sin brazo a construirse uno biónico; son sólo algunas de las muchas tareas alternativas que aderezan la jugabilidad. Nuestro único reproche es el abuso de las misiones de rastreo con "pistas", mismas que The Witcher 3 puso de moda y que te llevan de la mano, siguiendo largas hileras de huellas, yendo de un punto de interés a otro. Ya no tiene nada de nuevo y es monótono.

La historia está bien para un juego de aventura. Nada más.

Vuelven las elecciones de líneas de diálogo, pero sin un efecto en la manera como los demás protagonistas ven a Aloy, ni tampoco en el transcurso de los eventos, con excepción de un momento clave en el que tú decides el destino de un personaje, pero el final es el mismo para todos. No pudimos terminar el juego al 100% así que garantizar que no existen elecciones trascendentes en misiones secundarias o algo por el estilo, sería aventurado, pero por lo visto en 45 horas, esta libertad es casi nula. En pocas palabras, la historia está bien para un juego de aventura. Nada más. Si no jugaste la primera parte, te aconsejamos ver el resumen incluido, porque no es una historia simple.

De regreso en 2017, nuestra queja con Zero Dawn fue que presentara un mundo abierto un poquito rígido. Bueno, Forbidden West tampoco es un festín de eventos azarosos y se apoya demasiado en el coleccionable como pretexto de exploración, pero le metieron mucha más carnita, aunque queda claro que Guerrilla se "inspiró" en terceros para lograrlo. Clave en esta mejoría es la libertad para escalar y bucear, habilidades inéditas que aportan nuevos planos de exploración en el mundo y que, en el caso del nado, sacan a relucir algunas de las postales más espectaculares del juego. Asimismo, el oeste prohibido abona a la variedad de biomas, climas, culturas y actividades. Aquí hay que hacer un paréntesis porque Guerrilla de verdad hizo un trabajo formidable en la parte artística de Forbidden West. Cada que descubres una nueva cultura, queda de relieve la chambota que el estudio hizo para que fuese creíble con su propio lenguaje visual, sus propias personalidades, creencias y costumbres. De hecho, a menudo son los lugares mismos los que cuentan parte de la historia. La dirección de arte en su máxima expresión.

Horizonforbiddenwestvlp2 Nadar es una de las grandes novedades

Pero volviendo al asunto de las actividades, hay que destacar a las carreras sobre monturas y, por supuesto, a la arena de combate, como 2 novedades trascendentes para la secuela, sobre todo la segunda. La arena de combate se abre ya tarde en la historia, pero como modo de juego resulta adictivo. Es un lugar donde te mides contra diferentes bestias y recibes medallas que sirven para obtener equipamiento muy fregón, mientras descubres qué lugar ocupas en las tablas mundiales de jugadores. Lo único negativo que podemos decir de esto es que uno tiene que pagar con esquirlas para entrar, y aunque es barato, si te picas tratando de superar algún reto, puedes quedar en bancarrota.

Ahora bien, existen dos maneras de experimentar Horizon Forbidden West: una es guiada y otra es de exploración. No importa cuál elijas, invariablemente, la brújula y el mapa mostrarán los signos de interrogación a la Witcher, donde encontrarás baúles con despojos, algunos personajes y una infinidad de coleccionables de todos sabores y colores que irán desde miradores, pasando por drones para capturar, misterios a resolver, siguiendo los típicos rastros holográficos y hasta llegar a ruinas -que ocultarán más coleccionables o baúles de botín-. Conceptos súper familiares que no reinvetan la rueda ni mucho menos.

Un mundo abierto sobresaliente, que consolida adecuadamente conceptos de Breath of The Wild, Assassin’s Creed y The Witcher

Que no se malentienda, si a los calderos, cuellilargos y zonas de caza que ya había, sumamos todo eso, así como la parte técnica, tenemos un mundo abierto sobresaliente, que consolida adecuadamente conceptos de Breath of The Wild, Assassin’s Creed y The Witcher. Pero lo que a Forbidden West le falta para sentarse a la mesa con GTA y Red Dead Redemption es esa espontaneidad que te hace sentir que tú encontraste algo que nadie más o que presenciaste un evento raro, reservado para los verdaderos exploradores. Acá, de vez en cuando te topas con situaciones espontáneas, como patrullas de guerreros merodeando o enfrentamientos entre extraños, en los que puedes intervenir, pero por lo demás, sigue siendo un mundo que te lleva de la mano a todas partes y eso mata un poquito la sensación de verdadera aventura.

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En términos de mecánicas, Forbidden West es un juego que divierte, asombra y refresca en la misma proporción. El alma sigue siendo la lucha contra criaturas mecánicas, cuyas debilidades varían y te obligan a adaptar tus tácticas y armamento, pero en la secuela, el combate con humanos es casi tan importante y ambos evolucionaron para ser mucho más entretenidos. Ir desprendiendo pedazos de armadura robot y reventando puntos débiles, todavía es tan sabroso como tronar plástico de burbujas, pero hay más herramientas a tu disposición. En paralelo con el sistema de puntos débiles tradicional, vas llenando unas barras que permiten activar poderes especiales que desbloqueas en el árbol de habilidades, el cual por cierto tiene 2 categorías nuevas. Estas habilidades buffean momentáneamente aspectos de tus estadísticas o te dotan de súperpoderes, como el de volverse invisible o recibir un escudo de fuerza completo, tipo DUNE, no sin antes meter una cinemática que te avisa que ahora estás bajo la influencia de ese poder.

Horizoncombate El combate sigue siendo muy satisfactorio

El combate melé no queda atrás. Guerrilla Games se dio cuenta de que había dado en el clavo con aquello de los puntos débiles y trató de replicarlo con los enemigos humanos. Así que ahora, mediante un sistema de combos simples, tu lanza impregna a los adversarios con una carga eléctrica que puedes reventar con tu arco. Obviamente, también hay mejoras del árbol de habilidades que se enfocan en ello. En mancuerna con todo esto, tenemos un esquema de controles intuitivo y responsivo, que se apoya en un menú radial y cámara lenta, para dejarte alternar armas, craftear, atacar y evadir sin mucho esfuerzo.

Sobra decir, a estas alturas, que Horizon lleva una pizca de RPG que se manifiesta, no en la toma de decisiones, sino en la progresión, tanto de perks, como de equipamiento. Una parte medular de la experiencia de Forbidden West y su predecesor es el crafteo. Te la pasas looteando todo lo que está a tu alcance, lo que permite mejorar tus armas y tus trajes en mesas de trabajo. Todo funciona con niveles de rareza y efectos elementales que encajan mejor o peor con ciertas situaciones. Pero los trajes no solo tienen valor cosmético, te dan ventajas y soportan runas -que acá se llaman telas y bobinas- para buffearlos todavía más. Si no nos falla la memoria, es prácticamente lo mismo que en Zero Dawn. Eso sí, la variedad de armas es amplia y resulta muy entretenido descubrir nuevas, incluso después de 45 o 50 horas.

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Horizon Forbidden West adereza su jugabilidad con numerosos cambios de ritmo, en la forma de retos plataformeros y puzzles regados por sus calderos, ruinas y cuellilargos. Los cuellilargos son, para quienes no lo recuerdan, el equivalente de las torres en Assassin’s Creed o Far Cry. Son bestias ridículamente altas, a cuya cabeza sólo se puede acceder por una estructura plataformera. Lo mismo con los calderos, saturados de elementos industriales que Aloy tiene que sortear; mientras que las ruinas suelen ocultar su botín tras una serie de acertijos con cajas y rejas desprendibles, donde el nuevo garfio entra en acción (otra convención de los juegos de acción). El garfio también sirve para alcanzar tubos específicos o la cima de pilares entre los que puedes estar saltando para evadir a algún jefe. Estos elementos del juego requieren más paciencia y, aunque no están mal diseñados, rara vez nos hicieron sentir como verdaderos genios, atributo que los mejores títulos de acertijos suelen tener.

Ahora se puede controlar a bestias aéreas, lo cual es espectacular

Considerando que el tema de las monturas requiere la conquista de múltiples calderos y los calderos son devoradores de tiempo enormes, al comienzo nos concentramos en todo aquello que mejorará nuestras virtudes a pié. Dicho eso, el combate sobre monturas está presente y cambia el juego por completo. Hay máquinas a las que puedes programar para que, cuando luches, adopten una postura de asistencia agresiva o defensiva, lo cual nos pareció útil para que no destruyan a tus embestidores constantemente, por ejemplo. Y bueno, para satisfacer una de las omisiones más importantes del primer juego, ahora se puede controlar a bestias aéreas, lo cual es… espectacular. Queríamos que fuera una sorpresa, pero la verdad es una mejora crucial. Cabe advertir que esto está reservado -o al menos para nosotros lo estuvo- para una parte ya muy avanzada del juego, lo cual tiene sentido para que te enfoques en conocer el mundo y no quieras saltarte todos los recorridos volando, pero una vez que te puedes subir a los alasol, se abren otras posibilidades, pues puedes llegar a lugares que no podrías de otro modo, y descubres que hay algo así como helipuertos para aterrizar en los diferentes poblados. Una cosa genial, la verdad.

Horizonvolar Volar es una de las grandes y más frescas novedades

En términos generales, la jugabilidad es una fortaleza de Horizon Forbidden West, pero no es perfecta. Cuando peleas con bestias en espacios que no son perfectamente abiertos y uniformes, puedes llegar a atorarte con la geometría del terreno y sufrir un poco con la cámara. Si estás en una caldera o en la arena, y te pegas mucho a los muros, lo vas a notar, por ejemplo. No arruina el juego, pero sí pasa.

Un juego de gráficos esplendorosos

Un acierto indiscutible, por otro lado, y lo que quizá vale el precio de entrada casi por sí solo es el frente visual de Horizon Forbidden West, un juego de gráficos esplendorosos, que se ve beneficiado por mejoras de nueva generación muy valiosas, como el modo rendimiento para correr el juego con la fluidez que sólo brinda la tasa de 60 cuadros por segundo, y las pantallas de carga súper breves, que hacen del viaje rápido entre fogatas o la reanimación tras una muerte, algo prácticamente imperceptible.

Horizongraficos Un juego de gráficos esplendorosos

Pasarle los ojos por encima a Horizon Forbidden West es enamorarse de sus rojos desiertos, azotados por el viento; de la sinfonía de neón que produce la ciudad de Las Vegas bajo la noche; de la nieve que mancha la armadura de Aloy; de la limpieza de sus playas; y de los rayos del sol atravesando el follaje o incluso la piel de los personajes, pues el juego cuenta con subsurface scattering; sólo por mencionar algunos de los muchos ejemplos de proeza visual que este juego despliega. Siempre que crees haberlo visto todo, llega algo nuevo para dejarte con la boca abierta nuevamente, pero nuestro momento favorito quizás fue cuando pudimos bucear por primera vez, qué espectáculo, y no sólo visual, sino de audio también, especialmente con unos buenos audífonos.

Dicho eso, entrar a las aldeas, también es deleitarse con el minucioso detalle que Guerrilla imprimió en estos lugares cargados de cultura y que te envuelven en la fantasía de que el mundo de Horizon es un lugar real con historia. Como seguro te imaginas, ahí mismo vas a encontrar comerciantes e incluso tatuadores o cocineros, cuyas recetas también impactarán en la jugabilidad. De hecho, estos espacios son tan intrincados, que en ocasiones te puedes perder tratando de encontrar algo específico.

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Ahora bien, desde el punto de vista técnico, encontramos 2 tipos de problemas, los que Guerilla promete resolver con el parche de día 1 y aquellos que quizás no han descubierto. En esta segunda categoría aparece un desperfecto súper irritante, el cual ocasiona que la cámara se rompa por completo tras activar alguna de las habilidades especiales, descritas hace rato. No es constante, pero sí nos pasó más de una vez. Un defecto recurrente, pero que el estudio dice tener en la mira, son breves pantallas negras que aparecen al transitar entre ciertas zonas del mapa y que seguramente constituyen zurcidos de carga entre regiones. Documentamos instancias muy aisladas de caída de frames en cinemas o al examinar el mapa; encontramos una que otra anomalía de texturas; las bestias voladoras no siempre volaron elegantemente; hubo un par de veces en las que no se activó alguna acción, obligándonos a recargar; y tuvimos un crasheo. Todo esto en el lapso de 45 horas. Forbidden West no es un juego inmaculado, pero tampoco diríamos que está a la altura de Assassin’s Creed Unity o Skyrim. Es importante precisar que todo esto aplica para la versión de PlayStation 5, que es en la que jugamos.

Guerrilla Games aprovecha las bondades del DualSense

Por lo concerniente a vibración -algo nuevo con el PlayStation 5- Guerrilla Games aprovecha las bondades del DualSense, dicho eso y pese a lo fresca que todavía se percibe esta tecnología, en el caso de Forbidden West, la implementación es, digamos, tradicional, con resistencia para el gatillo cuando lanzas el garfio o jalas de la cuerda de un arco, y vibración con algunas sutilezas durante los combates, pero no es algo sobresaliente, como sí lo fue en Rift Appart -ya ni qué decir de Astro’s Playroom-.

Para el final dejamos el tema de los idiomas y la musicalización, donde Forbidden West presenta doblaje y localización al español latino, aunque por la abundancia de culturas, este juego se prestaba para jugar un poco más con los acentos. No es el caso, pero más allá de la oportunidad desperdiciada, no tenemos reproche. Mismo caso con la música, que si bien no sobresale como en Ghost of Tsushima, tampoco distrae o brilla por su ausencia. El tema principal de Horizon es reconocible y el resto cumple con su función. Tan-tan.

Horizon Forbidden West es un juego espectacular que vale tu dinero

A estas alturas, quizás ya sacaste tu propia conclusión, pero por si hiciera falta remarcarlo: Horizon Forbidden West es un juego espectacular que vale tu dinero. Sí, es verdad que su mundo abierto es algo derivativo, pero si algo aprendimos de Ghost of Tsushima es que no hay que ser GTA o Red Dead Redemption para ofrecer una experiencia de mundo abierto extraordinaria y no cabe duda de que la fórmula evolucionó en todo sentido, dejándonos ante un universo vibrante y una secuela digna de la serie. No nos atreveríamos a decir que esto representa el pináculo de lo que la nueva generación es capaz de ofrecer, especialmente cuando todavía es preciso debutar en la generación pasada, pero los 60 cuadros por segundo, las pantallas de carga nulas, las cuantiosas mecánicas nuevas y el extraordinario trabajo visual, definitivamente convierten a Horizon Forbidden West en una secuela cumplidora y en un imperdible para los dueños de una consola PlayStation.

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