Si descubriste a Christopher Nolan por la trilogía de El Caballero de la Noche (aka el Batman de Christian Bale) es probable que encuentres fascinante la forma del director para llevar acción "realista" a la pantalla grande. Por otro lado, si entraste al cine de Nolan por culpa de Inception o Interstellar, no solo aprecias sus enormes secuencias de acción, sino también la complejidad de sus historias, el desarrollo de los personajes y la paciencia con la que trata cada elemento de la trama… aunque el resultado no siempre sea brillante. Dos caras de una misma moneda: un director con una voz particular y respetada, pero que puede hacer millones de dólares durante el verano, con una película compleja.
Oppenheimer, la nueva película de Christopher Nolan, es una cinta particular, pues el hype alrededor del proyecto es tan abrumador como el de una cinta de superhéroes, complementado por esa sensación de las películas “oscareables” que generalmente vemos hasta finales de año. Y no es una idea aleatoria, casi todos los estudios se pelearon por la distribución de la cinta, y la antigua casa del director hizo todo lo necesario para estrenar Barbie al mismo tiempo, para no dejarle el camino libre en la taquilla. Oppenheimer no es una película más sobre la Segunda Guerra Mundial. Oppenheimer es una película de Christopher Nolan que apunta a lo más grande del verano y la temporada de premios.
El padre de la bomba atómica
Oppenheimer es una película biográfica sobre el “padre de la bomba atómica”: J. Robert Oppenheimer. La cinta se centra, principalmente, en el desarrollo del Proyecto Manhattan, liderado por los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, y del que se derivó la creación de la bomba atómica. Es así como seguimos al Doctor Oppenheimer en las etapas clave del proyecto: desde su integración al proyecto, el reclutamiento de otros colegas científicos y la primera prueba nuclear en suelo estadounidense.
Oppenheimer toma las ideas “temporales” de Interstellar y Dunkirk para armar esta historia de forma compleja y enredada
Sin embargo, la narrativa de Christopher Nolan no se centra únicamente en la creación de la bomba atómica y el trabajo de Oppenheimer dentro del proyecto. Como es costumbre con el director, Oppenheimer ocurre en, por lo menos, dos historias en paralelo, contadas desde la perspectiva del Doctor Oppenheimer (Cillian Murphy) y el Almirante Lewis Strauss (Robert Downey Jr.). En ambos casos la historia se cuenta de forma no lineal y con una serie de recuerdos derivados de un par de juicios y entrevistas en la vida de ambos personajes, por lo que podemos pasar de los tiempos de estudiante de Oppenheimer hasta varios años después de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
Podríamos decir que Oppenheimer toma las ideas “temporales” de Interstellar y Dunkirk para armar esta historia de forma compleja y enredada, pero con suficiente claridad para identificar secuencias de eventos y las constantes entradas y salidas de personajes secundarios. Aunque es casi imposible escapar de la confusión en algún momento, sobre todo cuando la carrera nuclear termina y pasamos a las consecuencias políticas tras la creación de la bomba atómica… y para ese punto ya van casi dos horas de película. ¿Puudimos tener una cinta menos compleja y más digerible? Sí, pero entonces no sería una película de Christopher Nolan.
Independientemente de los saltos en el tiempo, la historia detrás de la bomba atómica es interesante por sí sola, pero la construcción del evento, los personajes y sus dificultades merece una mención aparte. Oppenheimer es un genio fuera del arquetipo contemporáneo, por lo que sus problemas son humanos, complejos y con consecuencias que van más allá de situaciones personales. Oppenheimer es la figura central en la carrera nuclear contra los nazis, pero también es un mujeriego de izquierda que ama cabalgar por las planicies de Nuevo México. Su historia personal consigue ser tan interesante como sus avances científicos, y eso ayuda a que el último acto de la cinta funcione mejor con la audiencia, ya que después de los bombardeos el mundo se olvida del científico para enfocarse en el hombre detrás de la bomba atómica.
El guion y las actuaciones de los protagonistas tienen suficiente poder para absorber a la audiencia
Cillian Murphy tiene prácticamente un boleto directo a la temporada de premios como protagonista de Oppenheimer, pero no es el único que brilla por culpa de la trama. Robert Downey Jr. interpreta al otro personaje central de la cinta, un autodidacta que no tiene el respeto de la comunidad científica y que supuso uno de los grandes obstáculos en la vida de Oppenheimer. Si bien entrar en detalles históricos no debería ser considerado como un spoiler, tampoco tiene mucho caso hablar más de la cuenta. Al final del día, Nolan hace un gran trabajo con la creación de héroes y villanos… en una historia donde, de algún modo, todos tienen las manos manchadas de sangre.
Oppenheimer es entonces una película de drama, con menos acción que cualquier otra cinta de Christopher Nolan. Y sí, la bomba está ahí y sucede lo que todo el mundo está esperando y es espectacular, pero no es (ni cerca) lo mejor de la cinta. Incluso parece que la espectacularidad de una sala IMAX no es tan necesaria cuando la música, el guion y las actuaciones de los protagonistas tienen suficiente poder para absorber a la audiencia. La magnitud de la producción de Oppenheimer parece solo un capricho del director en una cinta donde las actuaciones son suficientes para poner tensión en el ambiente.
Y hablando de ese capricho, el resultado es espectacular. A nivel visual nos encontramos con una cinta sencilla, sin grandes efectos especiales y prácticamente nulas secuencias de acción. Pero cuando la pantalla completa alcanza a cubrir el rostro lleno de preocupación de Cillian Murphy o toda una corte que no deja de atacar al científico, cobra sentido ese "capricho" de Christopher Nolan. Oppenheimer no es la típica cinta de acción que puedes ver en IMAX, estamos ante un trabajo visual que se centra en los personajes y los magnifica a través de esta tecnología, dejando en claro que estamos ante un verdadero "destructor de mundos".
A pesar de todo lo mencionado, el último acto de la cinta no tiene el mismo nivel que el resto de la película. Sin entrar en detalles, pero una vez que las bombas salen de Los Álamos la película se transforma por completo y, salvo las actuaciones de Murphy y Downey, nunca volvemos a tener la intensidad del Proyecto Manhattan. Con todo y este detalle, nunca se pierde el interés por la historia y el cast hace un trabajo remarcable a la hora de meterse de lleno a lo político, incluso con aquellos actores que tienen participaciones pequeñas en la trama.
¿Vale la pena Oppenheimer de Christopher Nolan?
Por supuesto que vale la pena ver Oppenheimer en el cine, de preferencia en la pantalla más grande que tengas disponible. Pero ojo, no es una cinta sencilla y mucho menos un blockbuster tradicional. Por momentos la historia, los nombres y los juegos con las líneas de tiempo pueden ser confusos, y aunque existen personajes y eventos que ponen contextos más claros, al final podrías necesitar una leída al Wiki de Oppenheimer para entender por completo lo que acabas de ver. La buena noticia es que este Christopher Nolan centrado en el drama sigue teniendo el toque para contar historias emocionantes.