Teniendo en cuenta la conversación general sobre Barbie en redes sociales, en conjunto con su extensa y colorida campaña publicitaria, cualquiera podría pensar que esta película apunta a lo que Hasbro ha hecho con Transformers o Disney con Marvel: adaptar una fantasía extraída de los mejores recuerdos de toda una generación… con una dosis extra de color rosa y el acertadísimo cast de Margot Robbie. Sin embargo, la apuesta de Warner Bros. Pictures y Mattel deja a un lado la parte cursi y nostálgica de la muñeca para usar su valor dentro de la cultura pop como punta de lanza para una conversación que, seguramente, tomará por sorpresa a muchos espectadores.
Come on, Barbie, let's go party!
Dentro de Barbieland cada día es tan perfecto como el anterior y en las noches lo único que se escucha es la música de las eternas fiestas con coreografías súper complejas. Nada sale mal para las decenas de mujeres que viven en ese pequeño mundo, pues no solo han logrado una utopía de color rosa pastel, sino que también depositaron el futuro de la sociedad en doctoras, abogadas, astronautas y políticas de primer nivel. Barbie es la gran estrella de ese mundo, la mujer perfectamente diseñada para adaptarse a cualquier trabajo y estilo de vida, pero de la noche a la mañana extraños pensamientos invaden su mente… acabando con la magia y humanizando el cerebro de la emblemática muñeca.
Barbie lleva toda su vida creyendo que ha hecho de las mujeres una fuerza imparable
Barbie es más una extraña combinación entre El Mago de Oz y El Show de Truman que una adaptación simplista de una propiedad como Super Mario Bros. O sea, nos encontramos con una meta historia en la que Barbie debe encontrar su papel en el mundo real a través de la forma en fue moldeada para vivir en Barbieland. ¿Complejo? Sí, pero la construcción de la trama está tan inspirada en nuestra realidad que rápidamente reconocerás el “viaje de la heroína”, así como los problemas que la rubia enfrenta al llegar a Los Angeles, y todo lo que inspira y llena de confianza a su acompañante.
Sin preocuparse por explicaciones elaboradas alrededor de este peculiar universo, Barbie puede pasar del mundo real a Barbieland en unos instantes, y para los humanos involucrados tampoco hay mucho que debatir: Barbie existe y la van a seguir hasta el fin del mundo. Donde la situación se pone compleja es en el desarrollo de la historia, sobre todo cuando las promesas de mercadotecnia no se ven reflejadas en el mundo real. Barbie lleva toda su vida creyendo que ha hecho de las mujeres una fuerza imparable, pero la realidad es extremadamente distinta y para muchas chicas la popularidad de Barbie no es más que un problema dentro del complaciente sistema patriarcal.
Girls Just Want To Have Fun
Greta Gerwig es la directora de Barbie. Greta Gerwig es la responsable de que la película no sea un viaje cursi que repase la historia del juguete o que busque romantizar la vida de Barbie y Ken. Y sí, es Greta Gerwig la que aprovecha la película para hablar de feminismo, al mismo tiempo que pone a Barbie en situaciones incómodas y le cuestiona a los hombres en la sala su pésimo rol en la sociedad. Barbie de Greta Gerwig es directa con su crítica, y aunque es un poco complaciente para el final, logra que la conversación sobre el rol de la mujer en la sociedad aparezca en uno de los blockbusters más esperados del año.
Margot Robbie no solo es una Barbie perfecta, sino también una llena de complejos
Greta Gerwig, quien además es co escritora, logra que sus protagonistas conecten con la audiencia a través de un guion que nunca pierde el ritmo y que puede usar el humor como vehículo tanto para la crítica como para resaltar momentos dramáticos. Incluso cuando tenemos cambios drásticos sobre el tono de la cinta, como al pasar de un elaborado plan para tomar el control político de Barbieland a un brillante musical, el ritmo es prácticamente perfecto. Por lo tanto, la lectura de la película puede ser un viaje superficial por Barbieland, una crítica para entender el gran problema del patriarcado o un comercial gigante de Mattel. También habrá un sector altamente ofendido... pero suponemos que estaba calculado por el estudio.
Ya casi para finalizar toca hacer un repaso al cast, donde Margot Robbie no solo es una Barbie perfecta, sino también una llena de complejos que no sabe qué hacer cuando descubre su humanidad. El Ken de Ryan Gosling, por otro lado, tiene una transformación tan bien ejecutada que termina robándose la atención durante muchos momentos. A este par de actores hay que sumarles un reparto bastante sólido entre los que destacan Kate McKinnon, Michael Cera en Barbieland y America Ferrera en el mundo real, con detalles que no vale la pena revelar para mantener la sorpresa.
Quizá la única queja en relación a la historia tiene que ver con la participación de Will Ferrell, pues salvo algunas excepciones que van más ligadas al guion que su actuación, no termina por encajar dentro de la meta historia y solo repite su papel de The LEGO Movie, pero sin el encanto de aquella vez. Eso y que la participación de John Cena y Dua Lipa se limita a simples cameos, cuando había oportunidad de integrarlos en el conflicto final o hasta como parte de un posible “universo Mattel”.
¿Vale la pena Barbie la película?
Retomando lo anterior, Barbie es una película que no busca abrir una saga cinematográfica con decenas de secuelas y un crossover con Max Steel y Hot Wheels… o al menos no se percibe de esa forma. A pesar de su extensa publicidad en todo el mundo y que en sus primeros minutos parece el comercial más caro de la historia, Barbie se siente como una película de autor.
Barbie toca temas universales sí, pero lo hace con una voz particular, una que no tiene miedo a jugar con la propiedad como si de verdad tuviera a las muñecas en un playset gigante. Barbie es una película madura pero empaquetada para vender millones de unidades en las tiendas. Barbie es una de las mejores películas del año. Y vale la pena que corras al cine para verla.