Considerado el mejor director de cine de superhéroes de la actualidad, James Gunn está en boca de todos gracias a Superman, su próxima película. Con un historial lleno de excelentes filmes del género, pocos saben que su primera incursión en el mundo de los superhéroes fue Super, una comedia para adultos protagonizada por Rainn Wilson, mejor conocido como Dwight en The Office.
La primera película de superhéroes de James Gunn: una comedia para adultos llena de violencia
Tras dirigir en 2006 Slither, una comedia de horror y ciencia ficción que fracasó en taquilla, James Gunn regresó en 2010 con su segunda película: Super, una comedia de superhéroes de bajo presupuesto protagonizada por Rainn Wilson, conocido en ese entonces por su papel como Dwight en The Office.
La película contaría con las actuaciones adicionales de Elliot Page, quien interpretó a una joven obsesionada con el protagonista, y Kevin Bacon, en el papel de un carismático pero peligroso villano. De esta manera, Gunn daría forma a una irreverente comedia de superhéroes mezcla de humor negro, violencia cruda y una profunda crítica social, consolidando el estilo único que lo haría destacar en el género años después.
Super sigue la historia de Frank Darbo, un hombre común que, tras una crisis de la mediana edad, decide convertirse en el vigilante Crimson Bolt.

Armado con una llave inglesa y un sentido de justicia poco convencional, la película recuerda sospechosamente a Kick-Ass (el cómic, que probablemente leyó Gunn, no tanto su adaptación fílmica), al presentar a un antihéroe que recorre un camino lleno de violencia extrema y momentos de hilarante torpeza.
Lamentablemente, la cinta, considerada un clásico de culto en la actualidad, a pesar de su aceptable taquilla, tuvo una pésima recepción por parte del público y la crítica, definiendo de esta manera su destino a lo largo de los próximos años.
Una película ignorada que merece más
Además de ser una película independiente que no contó con el respaldo de una gran campaña publicitaria como las producciones de Warner o Sony Pictures, y las odiosas comparaciones con Kick-Ass, que había salido solo un año antes, Super pasó desapercibida debido a su tono oscuro, su violencia y su crítica social mordaz.
Como puedes ver, estos son aspectos que, contradictoriamente, fueron celebrados en cintas posteriores de James Gunn, como Suicide Squad. De esta manera, críticas como la siguiente, que aparece en Metacritic, se convirtieron en la norma:
"Super, por otro lado, tiene secuencias de animación muy buenas, pero eso no puede salvar la película de ser un desastre inmediato. Es una versión simplificada y madura de Kick-Ass, y esa película, obviamente, es mejor".

Aunque con el tiempo Super ha logrado ganarse un espacio de culto gracias a su originalidad, lo cierto es que la película no ha sido bien tratada en cuanto a su distribución. Un Blu-ray del filme se publicó en 2011, y desde entonces no se ha vuelto a reeditar, mientras que la película ha sido la gran ausente en la filmografía de Gunn en las plataformas de streaming en los últimos años.
Por este motivo, al día de hoy, es muy difícil encontrar una copia de Super, por lo menos en México, donde solo se puede adquirir mediante pedidos internacionales.

Super es la prueba de que una película puede perderse fácilmente cuando sus propios creadores no muestran interés en promoverla, incluso cuando posee un valor único. Esto no solo es una pérdida para el filme, sino también para los espectadores que nunca llegan a descubrir su riqueza y relevancia.
En el caso de Super, las decisiones comerciales de sus dueños terminaron por eclipsar su potencial cultural, y en este sentido, la película de James Gunn se presenta como una joya que necesita ser rescatada.
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