Al igual que muchos, la primera vez que escuché hablar de Fortnite fue en los Game Awards de 2011, cuando Cliffy B. (Cliff Bleszinski para que no se enoje) reveló el juego a todo el mundo, en uno de los mejores momentos que estaba pasando Epic Games. Como buen fan del Gears, me entusiasmó la idea de un nuevo juego de Epic, pero el rastro se fue perdiendo con el paso de los años. A pesar de que Fortnite salió en 2017, la primera vez que conecté mis recuerdos de aquel anunció en 2011 con el fenómeno de Epic fue por ahí de 2018… y no estaba nada contento con lo que había pasado.
Como muchos jugadores "tradicionales", la idea de un shooter free to play no me entusiasmaba en lo absoluto, aunque, siendo sinceros, la idea de entrarle al juego popular entre “niños rata” fue lo que me frenó en primera instancia. Ni siquiera cuando los hermanos Russo, directores de Avengers Infinity War y Avengers Endgame, dijeron que jugaban Fortnite en los descansos de la filmación o que la primera colaboración con Marvel llegó al juego sentí ganas de asomarme en la experiencia. Al final, lo bajé y jugué unas cuantas partidas, pero con mucha flojera. No entendía cómo era lo del Guantelete del Infinito, así como tampoco entendí (ni me interesó) la “muerte” del juego en 2019 y solo veía con morbo el pelito entre Epic con Apple. Fortnite no me interesaba en lo absoluto.
Eso sí. Después de su colaboración con Avengers y de jugarlo un poquito, me di a la tarea de respetar el juego y su comunidad, por una idea bastante… ¿democrática? Que el juego más popular del mundo sea gratis es una gran noticia. Más allá de la guerra de consolas y el amor que le tengamos a una marca, juego o compañía, siempre es emocionante que existan fenómenos mediáticos en la industria, mismos a los que se suman millones de personas sin gastar un solo peso. Tampoco jugué a las copias de Fortnite como Apex Legends, Free Fire o Warzone, pero aprendí a respetar a los demás, y a valorar la transformación de la industria. Además, yo podía seguir con mis The Last of Us, Final Fantasy o cualquier otro Nintendo que se pusiera a la venta y por el que tuviera que desembolsar 60 o 70 dólares de un solo golpe.
Compre la skin de Goku para completar el Pase de Batalla y desbloquear a Darth Vader
Todo iba marchando relativamente bien, hasta que comenzó a marchar relativamente mal. A pesar de que por Fortnite habían pasado cosas que me gustan mucho como los ya mencionados Avengers, Spider-Man, Street Fighter, X-Men, Batman, Superman, Naruto y hasta el Star Wars contemporáneo, nada me hizo descargar el juego e intentarlo una vez más. Pero cuando Darth Vader apareció… ahí sí sentí una perturbación en la fuerza.
Darth Vader es un personaje emblemático de la cultura pop y uno de mis personajes favoritos de todos los tiempos. Saber que llegaría a Fortnite rápidamente me hizo pensar en darle, ahora sí, una buena oportunidad al juego, pues para controlar al señor oscuro de los Sith. Y casi lo hago, hasta que me encontré con el Pase de Batalla. Como ya mencioné, yo no le había entrado a este tipo de juegos, por lo que la idea del Pase de Batalla no me era nada familiar. Tras investigar un poco, entendí que para conseguir a Darth Vader tenía que llegar al nivel 90 o pagar MUCHO dinero para desbloquearlo. A nivel financiero no era una opción, y para llegar a nivel 90 tenía que invertir demasiado tiempo que, sinceramente, no tengo. "Una lástima", pensé.
Yo lo rechacé, pero la vida tenía otros planes. Tan solo unas semanas después de la llegada de Darth Vader, comenzaron los rumores sobre una posible colaboración con Dragon Ball Z. Al igual que Star Wars, Dragon Ball es una de esas cosas maravillosas que le pasaron a mi infancia, por lo que intento mantenerme conectado con todos sus productos lo más que puedo. Las skins de Goku y Vegeta llegaron a la tienda de Fortnite casi a la par del estreno de Dragon Ball Super: Super Hero y ya no había vuelta atrás… le tenía que entrar al Fortnite.
Lo que más me gusta de Fortnite es la experiencia de una comunidad a la Ready Player One
¿Qué pasó? Pues una combinación ganadora: compre la skin de Goku para completar el Pase de Batalla y desbloquear a Darth Vader. Así terminé jugando con una skin que sí quería, y si no llegaba al nivel 90, al menos había jugado con Goku. Mi sorpresa fue que avance rápidamente al nivel que necesitaba (con una ayudita de 25 niveles que me ofreció el juego en mi primera compra). Resulta que no es nada difícil jugar Fortnite… y es más divertido de lo que imaginaba. Eso sí, solo he jugado en el modo sin construcción para darle un toque más clásico, pero la realidad es que estaba FASCINADO con matar a Master Chief, Joker o el Capitán América con un Goku disparando un AK 47.
Comencé a jugar el 16 de agosto y desde entonces busco la forma de jugar al menos un par de horas antes de ir a dormir; al principio para completar el Pase de Batalla, pero después lo hice para pasarla bien, como hace años no lo hacía con un videojuego en línea. Tuve la suerte que durante este viaje he sido acompañado por mi hermano, quien también guarda una relación muy estrecha con Star Wars y Dragon Ball, y quien, hasta hace unas semanas, no estaba interesado en jugar Fortnite. Qué equivocados estábamos, y todo por un prejuicio absurdo que nació en comentarios de redes sociales. Al menos yo sí me arrepiento de haberme perdido eventos como todo lo de Avengers, la llegada de Galactus, el Pase de Batalla de Spider-Man o las skins de Naruto. Pero me arrepiento más de no darle la oportunidad a una experiencia que ha marcado a toda una generación de jugadores.
Tras un par de semanas, me di cuenta que más allá de divertirme jugando con Darth Vader y Goku o de identificar personajes de anime, cómics, cine y videojuegos en la isla, lo que más me gusta de Fortnite es la experiencia de una comunidad a la Ready Player One. O sea, casi todos los juegos tienen esa experiencia del metaverso que Mark Zuckerberg nos quiere vender como una novedad, pues llevamos años jugando a través de avatares virtuales representados por nuestra gamertag en Xbox, Steam o PlayStation. Pero en el caso de Fortnite hay algo un poco diferente: yo nunca juego como Goku o Darth Vader. No soy esos personajes, solo me disfrazó como ellos; ese pequeño elemento que nos mantiene conectados con el protagonista del juego es lo que me ha hecho sentir muy emocionado.
Sé que en un par de meses podría dejar Fortnite y no volverme a conectar nunca...
Desde hace años esa idea me ha atrapado en juegos como Pokémon o The Legend of Zelda, donde el avatar que controlo no habla porque quiere que sea yo el que se sienta parte de la historia. Y durante todo este mes yo me he sentido parte de cada batalla, ya sea que le ponga una canción de Dua Lipa a Goku o que mi Darth Vader pueda caer con Shen Long y lanzar un Kamehameha. Vaya, llegar a la isla para encontrarme con personajes como Master Chief, Mando o Ariana Grande me hace sentir como un niño otra vez, pues sé que detrás de ellos hay un jugador que disfraza a su avatar virtual para ponerle un toque único a cada partida... sin importar lo ridículo que pueda ser para el lore del personaje o serie. Y no, no es una novedad, pero ha sido un descubrimiento muy valioso y emocionante. No sé si sea el futuro de los videojuegos o del metaverso, pero ojalá podamos seguir por este camino.
La noche en que escribo esto cumplo un mes en Fortnite, y vengo de ganar una partida y perder dos en segundo lugar. Estoy emocionado por el comienzo de la nueva temporada y la posibilidad de conseguir algunas skins de Marvel como Spider-Man, Wolverine o la Fénix. Necesito que Naruto regrese a la tienda, y también Dragon Ball, pues solo alcancé a comprar a Goku y Bills. Ya le entré a los cómics de DC y Marvel para canjear los códigos promocionales (supongo que así se sintió ir a un Blockbuster a imprimir fotos de Pokémon Snap o eso quiero creer). Y claro, ya compré más basura digital que me hace muy feliz como el baile de Dua Lipa, y la patada de la grulla de Karate Kid. Sé que en un par de meses podría dejar Fortnite y no volverme a conectar nunca… pero he disfrutado tanto las últimas cuatro semanas, que difícilmente las voy a olvidar.