Final Fantasy XI está lejos de ser el título mejor recordado de la saga por la inmensa comunidad del estelar de Square Enix, pero cumplir 20 años es un logro que no debería pasar desapercibido, especialmente tratándose de una entrega que cambió casi por completo lo que hasta ese día conocíamos de la franquicia. Entrando al mundo online cuando todavía no era lo acostumbrado fue tan sólo la cereza sobre el pastel de este MMORPG lanzado para PS2, PC y Xbox 360.
Haciendo a un lado el apartado en línea del juego, Final Fantasy XI aún llamaba demasiado la atención por otros casos importantes; su forma de relatar la historia y ponernos a jugar como jamás había explorado su comundad en pasadas entregas son algunos de los 5 cambios que analizaremos a continuación, mismos que ya sea para bien o para mal, le dieron un nuevo aire a Final Fantasy y ayudaron a los desarrolladores a explorar nuevos panoramas que sirvieron como inspiración en futuras entregas.
Unión de la comunidad en un mundo online
Ver a todos los fans de la saga en un solo lugar fue un gran cambio
La idea de un MMO de Final Fantasy quizás haya pasado por las mentes de una fracción de la comunidad, pero en 2002 apenas teníamos nociones sobre la jugabilidad en línea, pues muy pocos desarrolladores se encontraban trabajando en la idea e incluso no era algo muy apetecible para varios de ellos, algo muy similar a lo opinado hoy en día sobre los NFTs y el metaverso.
Sin embargo, Final Fantasy XI nos abrió los ojos con un gran resultado: la unión de una comunidad que por 15 años finalmente compartió simultáneamente el gusto por un nuevo lanzamiento de su saga favorita. Incluso si hoy en día la franquicia permanece como una experiencia para un solo jugador, la onceava entrega demostró que se pueden implementar algunas funciones efectivamente para aumentar la interacción entre los fans.
Personajes y razas finalmente explorables
Shantotto, de la raza Tarutaru, se volvió muy popular
Una de las limitaciones más grandes en las primeras 10 entregas de Final Fantasy fue el protagonista de cada lanzamiento, mismo que era elegido previamente por la compañía y la comunidad debía controlar de principio a fin en aventuras que sobrepasaban las 50 horas de juego. Poder crear a tu personaje en Final Fantasy XI fue toda una revelación, especialmente porque habían razas muy variadas entre la selección.
El universo de Final Fantasy ha presentado, con el paso de los años, numerosas razas curiosas e interesantes que los jugadores, si bien les iba, únicamente podían disfrutar a través de un miembro de su equipo, pero todo eso cambió en Final Fantasy XI, y esta apertura llegó como toda una celebración hace 20 años. La saga retornó a su protagonista forzado, pero este gran cambio jamás será olvidado por aquellos que lo disfrutaron en su momento.
La revolución del Job System
Combatir fue todo un deleite gracias al job system
Los famosos 'jobs' de Final fantasy habían sido explorados previamente en otras entregas, pero las limitaciones eran obvias y era evidente que los desarrolladores estaban en busca de romper estas barreras presentes en los títulos más viejos de la saga, algo que lograron finalmente con Final Fantasy XI e implementaron de manera exquisita en combinación con la creación de tu personaje.
Las clases en varios MMO se rigen bajo la trifecta de daño, defensa y soporte. FFXI también contaba con esta base, pero el job system permitió a la comunidad salirse de esta regla básica y combinar elementos que le daban una verdadera originalidad a los personajes, ya sea dentro o fuera de las batallas. Este cambio fue uno de los más importantes hablando generalmente de la franquicia, pues se trató de una lucha que no se había ganado hasta ese entonces.
Magia que iba más allá del combate
Ser mago finalmente dejó de ser meramente dañar o curar
La magia es uno de los elementos más importantes de cualquier Final Fantasy, eso no te lo negará ningún fan, pero su utilidad rara vez salía de la pantalla de los combates. Final Fantasy XI rompió una barrera más con el uso de su magia, permitiendo a un hechicero lucirse en algo más que lanzando 'Meteor' sobre un enemigo.
La teletransportación e invisibilidad podían usarse fuera de las batallas, y sólo estos dos ejemplos bastaron para enriquecer la interacción entre los personajes de este inmenso mundo. Además, conseguir hechizos iba más allá de subir de nivel, pues algunos estaban estratégicamente escondidos en el mapa, invitando a la comunidad a explorar para aumentar su progresión en el juego, lo que nos lleva a nuestro último cambio importante dentro de FFXI.
Más libertad y exploración
Podías perder días y semanas únicamente explorando
Este cambio importantísimo abrió las puertas a lo que vimos en entregas como Final fantasy XIV y XV: mundos más abiertos con pocas limitaciones para el aventurero que busca explorarlo todo. Tal y como mencionamos con las razas, los mundos de Final Fantasy estaban a la vista del jugador en las primeras entregas, pero pocos de ellos te permitían realmente analizar cada esquina para enriquecerte en su historia.
En los primeros lanzamientos, los mundos abiertos de Final Fantasy únicamente servían para conectar secciones de su mundo con alguna parte de la historia por contar, lo cual funcionaba correctamente, pero limitaba enormemente la sensación de libertad que buscábamos. Pasillos angostos en castillos, praderas y cuevas con batallas al azar era la base de la saga que gritaba por más, y Final Fantasy XI definitivamente cambió esto.
Ahora que se aproxima la entrega número 16 de la saga, esperemos que mucho más de lo que aportó Final Fantasy XI hace 20 años se haga presente y favorezca la evolución de una de las franquicias más populares de todos los tiempos.