Valve nunca ha sido una compañía preocupada por la estética. A lo largo de su historia, ha demostrado que su verdadera obsesión está en la funcionalidad, en hacer que las cosas cumplan su cometido, aunque no luzcan bien en el estante. Y su nuevo Steam Controller no parece ser la excepción.
Sí, su nuevo mando, presentando junto a la Steam Machine es feo, tosco y, según muchos, parece un prototipo que escapó de un laboratorio experimental. Pero si algo nos ha enseñado la historia de la compañía, es que la fealdad nunca fue un obstáculo para la excelencia técnica.
El legado de lo feo que funciona
Basta recordar el primer Steam Controller, aquel extraño intento de llevar los controles de PC a una consola, con su forma ovalada, su textura plástica y sus peculiares paneles táctiles que sustituyeron a los sticks tradicionales. Fue un fracaso comercial, pero no por falta de innovación: el mando estaba adelantado a su tiempo. Lo mismo puede decirse de la Steam Deck, un dispositivo robusto, algo burdo, que parece más una herramienta industrial que una consola portátil. Y, sin embargo, funciona. Su rendimiento y versatilidad compensan con creces su falta de atractivo visual.
Ese es, precisamente, el espíritu detrás del nuevo Steam Controller: una declaración de principios. Valve no pretende competir con la elegancia del DualSense de PlayStation ni con la ergonomía y texturas del mando de Xbox. Lo suyo es ofrecer una herramienta pura, funcional, sin adornos innecesarios.
A primera vista, el nuevo Steam Controller parece una mezcla entre un prototipo de ingeniería y un control militar. Su diseño brusco y robusto no invita al tacto ni al elogio estético, pero cada línea tiene un propósito. Las proporciones parecen pensadas para manos de todos los tamaños, priorizando el control y la precisión por encima de la belleza.
Según Valve, ha sido diseñado para sesiones de juego prolongadas, donde lo que importa no es cómo luce el control sobre la mesa, sino cómo se siente después de tres horas de juego intenso. Es una herramienta para el rendimiento, no una pieza de exhibición.
Características del nuevo Steam Controller
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Steam controller |
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Controles del mando |
botones ABXY cruceta Disparadores analógicos L y R Parachoques izquierdo y derecho Botones de Ver y Menú Botones de Steam y QAM 4 botones de agarre asignables |
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joysticks |
2 joysticks magnéticos de tamaño completo (TMR) con tecnología táctil capacitiva |
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háptica |
4 motores hápticos Dos motores hápticos LRA en los trackpads para una respuesta táctil de alta definición. Dos motores hápticos LRA de alto rendimiento en las empuñaduras para una experiencia háptica inmersiva en juegos HD, incluyendo vibración. |
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conectividad |
Conexión inalámbrica de 2,4 GHz 8 ms de tiempo de respuesta de extremo a extremo, frecuencia de sondeo de 4 ms (medida a 5 m). Hasta 4 mandos de Steam por cada disco de mando de Steam. El mando Steam Controller Puck se conecta al PC mediante USB-C. Bluetooth 4.2 como mínimo, se recomienda 5.0 o superior. |
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bateria |
Batería de iones de litio de 8,39 Wh Más de 35 horas de juego |
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tamaño |
111 mm x 159 mm x 57 mm |
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precio |
292 g |
En el corazón de esta filosofía funcional están los joysticks magnéticos de última generación, equipados con tecnología TMR (Tunneling Magnetoresistance). Suena a jerga técnica, y lo es, pero lo esencial es que ofrecen una respuesta más precisa, una sensación más estable y una durabilidad superior a la de los joysticks convencionales. Valve promete que esta tecnología reducirá el desgaste mecánico y eliminará problemas comunes como el temido drift.
Además, los sticks son táctiles capacitivos, permitirán activar controles de movimiento con solo tocarlos, fusionando precisión analógica con sensibilidad táctil. Una propuesta ambiciosa, especialmente para los jugadores de títulos competitivos o de disparos en primera persona.
El nuevo mando no se queda corto en sensaciones. Sus motores de vibración son, en teoria, capaces de reproducir formas de onda complejas, proporcionando una retroalimentación háptica más precisa y envolvente. La función Grip Sense, por su parte, añadirá un nuevo nivel de interacción: activa el giroscopio mediante detección de agarre. Basta con presionar o soltar ligeramente el control para activar o desactivar la puntería por movimiento. Es una función que promete naturalidad.
Paneles táctiles y botones: el guiño al PC
El legado del Steam Controller original sigue presente a través de sus paneles táctiles. Estos permiten jugar a títulos de PC que originalmente fueron diseñados para ratón y teclado, ofreciendo una precisión difícil de replicar con un stick convencional. En juegos de estrategia, simuladores o shooters tácticos, los trackpads podrían marcar la diferencia, y su nivel de personalización sigue siendo uno de los más amplios del mercado.
Valve ha dejado claro que quiere que los jugadores definan su experiencia. Desde la sensibilidad del giroscopio hasta la respuesta háptica, cada parámetro puede ajustarse a gusto del usuario. El mando incluye cuatro botones traseros de agarre, un diseño que, aunque visualmente tosco, demuestra una comprensión profunda de la ergonomía funcional.
En resumen, el nuevo Steam Controller es la encarnación del pragmatismo de Valve. Es posible que nunca gane un premio de diseño industrial, pero su propuesta está clara: menos forma, más función. Quizá no sea bonito, tal vez no parezca cómodo; pero si algo ha demostrado la historia de Valve, es que su idea de belleza está en otro lado.
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