Hoy los videojuegos no tienen ni disco: hace 30 años hasta traían accesorios para hacer más potentes a las consolas

La reciente polémica acerca de las Game-Key Cards de la Nintendo Switch 2 abrió el debate sobre cómo las empresas de videojuegos insisten cada vez más ahorrarse costos de producción. Sin embargo, esta decisión parece estar por encima de la experiencia de los usuarios, quienes obtienen menos contenido extra, al mismo tiempo que gastan más dinero. Algo que en otra época fue todo lo contrario.

Sin embargo, Nintendo es es el único promotor de estas prácticas. La mayoría de las compañías de videojuegos pretenden estirar al máximo su inversión con la venta de ediciones deluxe de sus títulos, DLCs y pases de batalla, entre otras cosas. Aunque, no hay que caer en el cliché de que "lo de antes era mejor", pero sí que existe una diferencia entre lo que se incluye en la compra de un juego del presente y uno del pasado.

Retro gaming: todo incluido 

En la era que abarcó desde la NES hasta la PlayStation 3, comprar un videojuego era como recibir un regalo sorpresa en una caja, porque no sabías qué vendría adentro. Obligatoriamente, ya traía consigo un cartucho o disco más su manual, pero en ocasiones también se acompañaba de mapas, stickers promocionales, pósters y accesorios que hacían la experiencia más inmersiva.

Un caso que ilustra esto son las ediciones estándar de la saga Grand Theft Auto para consolas como la PSP, PS2 y PS3. Desde el GTA III hasta el GTA V, se añadían un póster con carátula doble: de un lado venía el mapa completo del juego y del otro una ilustración en formato de póster.

El Donkey Kong 64 regalaba la Expansion Pak, un accesorio necesario para poder correr el juego en la Nintendo 64. Lo curioso es que este complemento servía para que diferentes títulos también funcionaran como The Legend of Zelda: Majora’s Mask, mientras que otros juegos recibían una mejor gráfica como el Perfect Dark.

En la misma N64, algunas ediciones especiales del primer Pokémon Stadium incorporaban el Transfer Pak, un accesorio con el que era posible transferir datos entre los juegos de la consola casera y la Game Boy. Esta pieza adicional también podía utilizarse en el Pokémon Stadium 2 o Mario Tennis.

Otro episodio similar fue la EyeToy para la PS2, una cámara que permitía interactuar usando movimientos del cuerpo. En la adquisición de ciertos títulos de la saga EyeToy: Play, se obsequiaba dicho aditamento. Del mismo modo está el ejemplo de Boktai: The Sun is in Your Hand para la Game Boy Advance, un juego desarrollado por Hideo Kojima que, en el propio cartucho, tenía un sensor solar agregado como parte de una mecánica especial.

Estos añadidos eran como extensiones del juego mismo, pero no implicaban que te cobrarían más de lo normal, con lo que cada elemento extra nos hacia sentir que la compra de verdad valía la pena. En el pasado, se trataba de una experiencia más completa y emocional que los títulos modernos rara vez ofrecen, a menos que estés dispuesto a pagar más.

No es nostalgia, es un hecho comprobable

Puede que las desarrolladoras presuman de juegos espectaculares en lo gráfico con mundos gigantescos, pero sí la versión física carece de alma, hay algo que se siente vacío. Pero, no todo es malo, todavía hay estudios actuales que siguen añadiendo contenido extra a sus videojuegos. Los de CD Projekt RED sacaron una edición de Cyberpunk 2077  con una cubierta especial y otros artículos coleccionables. 

Por otro lado, la industria independente aún conserva ese espíritu de retro gaming. Muchos de los lanzamientos de este tipo de juegos contienen esos elementos tangibles, los que que alguna vez hicieron grande al mercado de los videojuegos, y lo mejor, es que lo hacen a un precio razonable.