El concepto del metaverso en videojuegos es un tema más que controversial. Hay quienes hablan bien de él, mientras que otros piensan que es cáncer para la industria, ¿pero qué opina Nintendo al respecto? La casa de Mario siempre voltea cabezas cuando habla de un tema importante, y ciertamente llama la atención tratándose de algo como el metaverso.
El presidente de Nintendo, Shuntaro Furukawa, conversó al respecto en una reciente sesión de preguntas y respuestas. Muchas inquietudes rodearon a la sucesora del Nintendo Switch, y entre la búsqueda sobre el futuro de la compañía japonesa, uno de los temas más interesantes fue en torno a la posible implementación del metaverso en los planes de la Gran N, a lo que Furukawa respondió lo siguiente:
"Aunque el entusiasmo no sea tan alto como antes, el metaverso continúa ganando la atención de muchas compañías alrededor del mundo, y pienso que el concepto tiene mucho potencial. Pero a pesar de sentir este potencial, también creemos que no sería tan fácil definir qué clase de diversión y sorpresas pueda darle a los consumidores"
Nintendo sí quiere metaverso, y a la vez no
Furukawa agregó que Nintendo considerará la posibilidad de incorporar el metaverso, pero sólo de una forma que sea "fácilmente comprensible" para los consumidores, algo que admite sería "muy difícil" por el momento.
En otras palabras, a Nintendo sí le interesa el metaverso, pero teme que la idea no sea atractiva y termine siendo un proyecto "aburrido", algo que ya han opinado otros en el pasado. La idea de que el metaverso no sea en realidad un juego, o uno mal hecho, parece ser la creciente opinión compartida entre desarrolladores dentro de la industria, aunque no faltan aquellos que ven el potencial.
Las advertencias sobre el uso del metaverso entre desarrolladores y jugadores las hallamos prácticamente en cualquier lado; aunque algunas compañías insisten en la idea, la opinión general es bastante clara: los jugadores no están interesados en el metaverso dentro de sus videojuegos, posible razón por la que Nintendo teme subirse al barco.