Nadie se dio cuenta, pero el actor más inesperado de El Juego del Calamar fue Goku en uno de los primeros live actions de la serie de Akira Toriyama

Pocos lo saben, pero uno de los actores que formó parte del cast de la primera temporada de El juego del calamar interpretó al que es probablemente el personaje más importante en toda la historia del manganime: Goku, el protagonista de Dragon Ball. Esta es la historia de Heo Sung-tae, el actor que le dio vida al saiyajin en uno de los primeros live actions de la obra de Akira Toriyama.

El actor que fue Goku antes de salir en El Juego del Calamar

Heo Sung-tae es un actor surcoreano nacido el 20 de octubre de 1977. Ha participado en más de una veintena de producciones, y seguramente lo reconocerás por su papel como Jang Deok-su, el Jugador 101 de El juego del calamar. Su personaje fue uno de los más violentos del juego, y protagonizó algunos de los momentos más tensos de la serie. Pero lo que seguro sí no sabías es que este mismo actor también fue Goku en uno de los primeros intentos por adaptar Dragon Ball a live action.

Mucho antes de que fuera reconocido en todo el mundo, Heo Sung-tae interpretó a Goku en Dragon Ball: Son Goku Fights, Son Goku Wins, una producción de 1990 poco conocida incluso entre los más fanáticos. Su versión de Goku era torpe, inocente y más parecida al niño curioso del inicio del manga que al guerrero épico del anime. Y aunque el presupuesto era bastante limitado, el entusiasmo estaba ahí. En retrospectiva, hay algo entrañable en ver a un actor tan diferente encarnar al saiyajin más famoso del planeta.

Lo curioso es que la película fue parte de una serie de adaptaciones no oficiales que buscaban capitalizar la fama de Dragon Ball a principios de los 90. Se estrenó exclusivamente en Asia, y su trama cubría de manera libre los primeros encuentros de Goku con personajes como Bulma y Yamcha. La fanaticada nunca la tomó en serio, y hoy es vista más como una rareza. No es buena, no es fiel y no es memorable, pero aun así sigue apareciendo en los márgenes de la historia por una sola razón: tiene el nombre Dragon Ball en la portada.

Esta anécdota nos recuerda que todos empezamos en algún lado, incluso Goku. Incluso Heo Sung-tae. Y que detrás de cada actor, cada versión fallida o exitosa, hay rastros de un esfuerzo que no siempre entendimos en su momento, pero que hoy, con los ojos abiertos por la nostalgia, podemos ver por lo menos con una sonrisa.