La censura y Dragon Ball parecen condenados a encontrarse una y otra vez. Lo vivimos en los noventa, lo vimos con Dragon Ball Super y, para sorpresa de nadie, ahora ocurre con Dragon Ball Daima. El estreno del capítulo 19 en Cartoon Network Latinoamérica reavivó el eterno debate: ¿hasta qué punto es válido suavizar el humor de una serie que, desde sus inicios, siempre jugó en la delgada línea entre la aventura infantil y los chistes para adultos?
Dragon Ball Daima es censurado
La polémica se encendió porque una escena concreta fue eliminada por completo en la versión emitida en Latinoamérica: el momento en que Bulma, en medio de un enfrentamiento, amenaza a Vegeta con dejar de bañarse con él si no abandona su orgullo. En la versión original este diálogo funciona como un quiebre cómico en plena tensión, reforzando la dinámica única entre los dos personajes y recordándonos que, por más épicas que sean las batallas, Dragon Ball siempre ha sabido usar el humor cotidiano para humanizar a sus héroes, pues de hecho, fue uno de los rasgos más distintivos de Akira Toriyama como autor.
Sin embargo, en la versión transmitida por Cartoon Network, esta línea de diálogo desaparece. El resultado es una escena mucho más neutra: solo vemos a Vegeta reaccionar tras las primeras palabras de Bulma sin saber exactamente por qué cambió de actitud. El chiste, que en la emisión japonesa o incluso en Adult Swim y plataformas de streaming sí se mantiene, se pierde por completo en esta versión.
¿La razón? Aunque no hay un comunicado oficial, la explicación parece evidente: Cartoon Network sigue apostando por un perfil más infantil en su programación, incluso cuando series como Daima apuntan a un público que mezcla nuevas generaciones con fanáticos veteranos. Y es aquí donde surge el conflicto: ¿hasta qué punto esta clase de cortes protege a la audiencia o, por el contrario, mutila la identidad de la obra?
Este no es un caso aislado. Dragon Ball ha enfrentado en múltiples instancias la censura en Latinoamérica: desde los chistes subidos de tono de Maestro Roshi, pasando por batalas en extremo violentas hasta referencias que hoy se consideran políticamente incorrectas. Pero lo curioso es que, en pleno 2025, la audiencia ya no es la misma que hace treinta años. Muchos de los que siguen Daima crecieron con la saga y entienden el humor en su contexto, mientras que los nuevos fans lo consumen en plataformas donde la versión sin cortes también está disponible.
El problema, entonces, no es solo el chiste que se cortó, sino lo que representa: la sensación de que las decisiones editoriales de las cadenas aún no terminan de reconocer el perfil híbrido del público de Dragon Ball.
Quizá para algunos el corte sea menor. Después de todo, no altera la trama ni las peleas. Pero para quienes conocen la química de Vegeta y Bulma, la ausencia de este tipo de gags afecta la manera en que percibimos su relación. Son momentos como este los que, paradójicamente, hacen que Dragon Ball sea más humano, y es eso muchas veces lo que lo distingue de cualquier otro shonen.
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