El éxito de Dragon Ball se debe a una sola cosa: el infravalorado sentido del humor de Akira Toriyama

Akira Toriyama Es Recordado Por Su Diseno De Personajes Y Batallas Epicas Pero Hay Un Algo Que Infravaloramos Su Maravilloso Sentido Del Humor 1
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Cuando se habla de Akira Toriyama, el legado que dejó en el mundo del manga y el anime se suele resumir en tres aspectos: su diseño de personajes inconfundible, sus narrativas mágicas y las épicas batallas que marcaron a generaciones enteras. Sin embargo, hay un elemento que ha estado presente en todas sus obras y que rara vez recibe el reconocimiento que merece: su extraordinario sentido del humor.

Desde Dr. Slump hasta Dragon Ball y Sand Land, el humor de Toriyama es una pieza clave en su narrativa, un elemento que no solo aligera la tensión de sus historias, sino que también construye personajes memorables y situaciones inesperadas que rompen con los clichés del género shōnen. Es este sentido del humor, absurdo pero mundano a la vez, algo que distingue su obra y lo que, de alguna manera, ha convertido a Toriyama en uno de los mangakas más grandes de todos los tiempos.

El humor como sello de identidad

Si hay algo que caracterizaba a Toriyama, era su capacidad para mezclar lo absurdo con lo cotidiano de una manera que se siente natural y orgánica dentro de sus historias. Un ejemplo claro de esto es Bills, el Dios de la Destrucción de Dragon Ball Super. A pesar de ser un ser todopoderoso capaz de aniquilar planetas con un solo movimiento, también es un personaje perezoso, caprichoso y con una debilidad irremediable por la comida terrícola.

En un momento puede estar al borde de destruir la Tierra por un postre mal servido y, en el siguiente, jugando con la pequeña Bra como si fuera su niñero oficial. Esta combinación de lo divino con lo ridículamente humano es un rasgo distintivo del humor de Toriyama.

Otro ejemplo icónico es Monaka, un personaje introducido en la saga de Champa con la supuesta reputación de ser el luchador más fuerte del universo. Todo el arco construye la expectativa de que este guerrero será clave en la batalla contra el equipo de Champa, solo para revelar que en realidad es un simple repartidor de paquetes sin habilidades de combate. La ironía de que Monaka termine noqueando a Hit, el principal rival de Goku en ese torneo, con un puñetazo accidental es puro humor toriyamesco en su máxima expresión.

Este tipo de situaciones no son la excepción, sino la regla en la obra de Toriyama. Ya sea el episodio de la licencia de conducir en Dragon Ball Z, donde Goku y Piccolo abandonan sus peleas intergalácticas para enfrentar el desafío de aprobar un examen vial, o la introducción del minotauro en Dragon Ball Daima, que es tanto una amenaza como una excusa para un gag cómico, o el terror que Goku tiene por las inyecciones, el humor está siempre presente en los momentos más inesperados.

Un humor que rompe expectativas

Uno de los mayores talentos de Toriyama fue su capacidad para subvertir expectativas a través del humor. En una historia donde el poder de los personajes aumenta exponencialmente con cada saga, cualquiera pensaría que la lógica dentro del universo de Dragon Ball se mantiene estricta.

Sin embargo, Toriyama nunca tuvo miedo de burlarse de sus propias reglas y exageraciones. Los niveles de poder en Dragon Ball son un ejemplo perfecto: pasamos de contar unidades en cientos a millones en cuestión de sagas, y Toriyama lo sabe. Por eso, en lugar de tomarse demasiado en serio esta escalada de fuerza, introduce elementos ridículos, como el “granjero con escopeta”, que se convirtió en parte de la cultura del fandom.

Esta tendencia a llevar las situaciones al extremo no solo aplicaba a las batallas, sino también a la comedia. En Dr. Slump, su primera gran obra, los chistes visuales y la comedia slapstick eran la norma, con personajes como Arale rompiendo la lógica del mundo a cada momento. Pero incluso en Dragon Ball Z, donde la narrativa se volvió más seria, Toriyama encontró la manera de insertar humor en los momentos más inesperados. Vegeta, el príncipe orgulloso de los Saiyajin, pasa de ser el villano más temido de la serie a un padre que debe aguantar las excentricidades de Bulma y Trunks.

Y aún con todo el desarrollo que ha tenido el personaje, Toriyama nunca perdió la oportunidad de recordarnos su lado más humano con momentos cómicos, como cuando se niega a bailar la fusión con Goku, cuando se convierte en una figura sobreprotectora con su familia, y ni hablar del último momento que ha protagonizado en Daima, con Bulma amenazando el Príncipe Saiyajin con no volverse a dar un baño juntos,

El humor como parte del ADN de Akira Toriyama

Más allá de ser un simple recurso para relajar la tensión de la historia, el humor en la obra de Toriyama es un elemento que forma parte del ADN de sus personajes y del mundo que construyó. Es lo que hace que la franquicia de Dragon Ball se sienta única en comparación con otros shōnen. Mientras que otras series tienden a volverse más oscuras con el tiempo, Dragon Ball nunca perdió su chispa cómica, incluso en sus momentos más serios.

Esta característica de Toriyama quedo de manifiesto hasta el final. Dragon Ball Daima fue su último trabajo, y el capítulo final de la serie es una firme declaración del humor y ligereza con las que el mangaka era capaz de abordar sus historias. Que al final, uno de los personajes secundarios y en teoría débiles se alazará como el gran héroe en la última batalla, es una muestra más de este gen desenfadado y cómico del autor.

Toriyama entendió algo que muchos creadores olvidan: el humor no es solo una herramienta para entretener, sino también una forma de hacer que los personajes se sientan más reales y humanos. A lo largo de su carrera, creó un universo donde lo ridículo y lo épico podían coexistir sin problemas, y es precisamente esta mezcla la que ha permitido que su obra siga siendo relevante y querida por generaciones de fans.

Es fácil recordar a Akira Toriyama por sus épicas batallas y sus impactantes diseños de personajes, pero su legado va mucho más allá de eso. Su sentido del humor, tan absurdo como genuino, es un elemento que a menudo pasamos por alto, pero que sin duda ha sido clave para el éxito de sus obras.

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