Uno de los conceptos más temidos por los fanáticos del cómic es el de status quo: esa condición que domina a un personaje antes de un cambio radical en su historia. En el caso del Capitán América, el status quo siempre ha sido el de Steve Rogers como el héroe ejemplar y líder de los Vengadores, luchando por la justicia y los ideales estadounidenses.
Por eso, tanto el regreso como la posterior partida de Bucky como el nuevo Capitán América fue tan impactante, y lo cierto es que la influencia del MCU hizo que este personaje tan prometedor de la editorial fuera arruinado por completo.
Destruyendo el status quo del Capitán América
En 2004, Ed Brubaker asumió el cargo de escritor en la cabecera de Capitán América. El guionista venía de un notable trabajo en Catwoman, y fue llamado por Marvel en un momento crucial para el personaje de las barras y las estrellas: justo cuando el Cap necesitaba una nueva dirección tras el run de Joe Casey.
Uno de sus primeros movimientos de Brubaker una vez a cargo fue rescatar a Bucky Barnes, quien hasta entonces había sido considerado un personaje olvidado, para devolverlo a la continuidad iniciando uno de los mejores arcos en la historia de la editorial: de esta manera Bucky pasó de ser el alegre sidekick de Rogers a letal espía bajo el control de la Unión Soviética: el villano conocido como Soldado de Invierno.
Tras resolver este conflicto y hacer que Bucky recobrara la consciencia, Brubaker fue un paso más allá y ahora sí destruyó por completo el status quo del Capitán América con la muerte de Steve Rogers: un vacío enorme que Brubaker supo llenar de manera orgánica.
Así, introdujo a Bucky como el nuevo Capitán América, dándole una identidad propia dentro del histórico legado del superhéroe. Por ende, el personaje sufrió un rediseño significativo, tanto en su traje como en sus métodos, y durante varios años el escritor de cómics noir y de thriller nos ofreció una versión más sombría y táctica del personaje.
Un nuevo Centinela de la Libertad para los lectores
La idea funcionó, y los fans acogieron de inmediato a Bucky en el manto del Capitán. ¿La razón? El cambio no fue abrupto ni forzado: se desarrolló de forma natural, mostrando a un Bucky complejo, con un conflicto interno que lo distinguía completamente de Rogers al mismo tiempo que mostraba una conexión profunda con ese personaje tan presente en su ausencia.
Durante más de 30 números vimos a Bucky evolucionar como el nuevo Capitán América, creando vínculos con héroes como Falcon, Sharon Carter y otros personajes del Universo Marvel. Poco a poco, Brubaker cimentó la presencia de Bucky, no solo como un sustituto de Rogers, sino como una versión renovada del Capitán.
Y el éxito de este run no solo se reflejó en la venta constante de las reediciones de esos cómics, también sirvió como base para la representación de Bucky en el MCU, donde el personaje regresó años después, cobrando una nueva vida en la pantalla. Pero los días del Capitán América de Bucky estaban contados. Aunque Brubaker nunca pensó en alargar la historia de Bucky como Capitán más de 10 números, el éxito inesperado de la propuesta lo obligó a explorar al personaje más a fondo, extendiendo su run.
Reestableciendo el status quo del Capitán América
Pero Marvel, como es habitual, optó por devolverle el manto a Steve Rogers en los cómics para que coincidiera con la imagen del Capitán América en el MCU. De esta manera, a los cinco meses del estreno de la película de Capitán América en 2011, Bucky murió en los cómics durante los eventos de Fear Itself, a manos de Red Skull. Al poco tiempo, Marvel regresó al status quo del personaje, ignorando el trabajo de Brubaker y obligando al mismo a alinearlo con la representación cinematográfica con un último arco.
Después de la muerte de Bucky, Brubaker continuó trabajando en el personaje, escribiendo su última historia con Capitán América en el número 619, donde vimos a Steve Rogers oponerse a vestir de nuevo el traje. Finalmente, el guionista siguió explorando la relación entre ambos personajes en una serie titulada Captain America and Bucky, que funcionó como una retrospectiva y requiem de los primeros años del Capitán y su compañero.
La impronta de Hollywood en Marvel
La realidad es que este tipo de decisiones no son exclusivas del Capitán América. Marvel Comics, al igual que otras editoriales, suele imponer cambios en sus personajes para alinearlos con los intereses de Hollywood.
Esto ocurrió cuando, por ejemplo, Spider-Man 3 de Sam Raimi se estrenó y se forzó a Peter Parker a usar el traje negro en los cómics. Ocurrió en 2017, con el estreno de las películas de Venom se forzó el regreso de Eddie Brock. Y recientemente ocurrió con Fantastic Four: la serie fue relanzada con un nuevo #1, a pesar de que Ryan North seguía siendo el guionista, todo con tal de alinearse con el estreno de la nueva película, Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos.
En su intento de homogeneizar los personajes, Marvel borró los avances narrativos de Brubaker para hacer coincidir la versión de los cómics con la de Chris Evans en la pantalla. Por eso Peter Parker tiene 30 años desde 1990. Por eso cuesta tanto entrar al canon de las historias de superhéroes: porque todo avance es borrado en pos de una continuidad amigable con las nuevas generaciones de lectores.
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