Microsoft ha revolucionado el mundo de los videojuegos con Game Pass, su servicio al estilo Netflix o Disney+ gracias al cual pagando una cantidad mensual podemos acceder a un gran catálogo de videojuegos que se pueden descargar en nuestra consola Xbox o en nuestro PC sin necesidad de comprarlo.
Una de las preguntas que los más curiosos nos hacemos con este servicio es la cantidad que paga la compañía a los diferentes creadores de videojuegos para incluir sus títulos en el servicio ya que, evidentemente, muchos jugadores que utilizan Game Pass no compran los juegos a los que juegan con el perjuicio que eso puede significar para los estudios que no son propiedad de la marca Xbox.
Evidentemente, por cada juego que llega al servicio Microsoft paga un monto diferente. Por ejemplo, para llevar Cooking Simulator a Xbox Game Pass habrían pagado 600,000 dólares a Big Cheese Studio, tal y como se puede ver en un documento en el registro online de la bolsa de Varsovia en el que el estudio informa que el pasado 5 de agosto la compañía cerró su acuerdo con Microsoft para implementar el juego en el servicio.
A cambio de ese dinero, que supone el 17% de los ingresos de la empresa por venta de productos en el último ejercicio, o el 22% de la utilidad neta del videojuego. Con este antecedente podemos entender varias cosas, una es que por primera vez se conoce los porcentajes internos que maneja un título al querer ingresar a Xbox Game Pass y por otro lado, que estos valores cambian dependiendo del videojuego.
Algo lógico teniendo en cuenta que un juego triple A al estar en libre acceso en Game Pass perdería una cantidad de dinero considerable estando a la venta en las demás plataformas, sin embargo, esto solo demuestra el poder adquisitivo y el dinero bruto que puede llegar a manejar el gigante detrás de Xbox.