Ayer se dio a conocer que Bungie había llevado a cabo un recorte masivo de personal. Hoy, Bloomberg, por conducto de su reportero estelar, Jason Schreier, ha dado a conocer los pormenores de la crisis, misma que parece tener un solo origen: Destiny 2.
Bungie habría dejado ir a 100 de sus 1,200 empleados (8.33%), debido a que Destiny 2 ya no es capaz de retener a los jugadores y, por consiguiente, las ventas del estudio estaban 45% por debajo de lo proyectado para este año.
"Pete Parsons atribuyó el gran fallo a la baja retención de jugadores en Destiny 2, que ha enfrentado una mala recepción desde el lanzamiento de su última expansión, Lightfall."
El problema es que más que alertarles sobre su inminente liquidación, de acuerdo con el reporte de Schreier, Pete Parsons, cabeza del estudio, motivó a los empleados a redoblar esfuerzos, sólo para ser emboscarlos con citas sorpresa en las que a muchos de ellos se les avisó sobre su despido.
"Decenas de empleados se despertaron con misteriosas reuniones de 15 minutos que habían sido programadas en sus calendarios, las cuales pronto descubrieron que formaban parte de un despido masivo. Según documentación revisada por Bloomberg, Bungie despidió a alrededor del 8% de sus empleados. Bungie no respondió a las solicitudes de comentarios."
Con ello en mente, ayer se anunció el retraso de Final Shape, la última expansión de Destiny 2, de febrero de 2024 a junio del mismo año, así como de Marathon, el cual aún no tenía una fecha pública de lanzamiento.
Los empleados de Bungie, despedidos, recibieron tres meses de indemnización y seguro médico, aunque el reembolso de gastos sólo fue efectivo hasta ayer y el recorte afectará la capacidad de muchos de los afectados para beneficiarse de las acciones que pudieron haber adquirido tras la compra por parte de Sony.
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