En 2009, Call of Duty: Modern Warfare 2, fue uno de esos juegos que hicieron historia. Pese a su carácter de secuela, la continuación aportó tanto a la fórmula original de Call of Duty 4 y vino rodeada de tanto hype, que se percibió igual de trascendental e impactante que su antecesora. Por eso fue sorprendente que el reinicio de 2019 fuese capaz de emular tan eficazmente, no solo la estructura de sus predecesores, sino también su impacto en la franquicia, gracias a un nuevo motor gráfico y algunos conceptos innovadores.
No es el caso con Call of Duty: Modern Warfare 2… corrección: no es el caso con la campaña de Call of Duty: Modern Warfare 2 (2022), misma que, curiosamente, fue liberada hace algunos días, de forma independiente y anticipada, con respecto al modo multijugador. Se trata de una decisión inusual, pero probablemente acertada, considerando que es un formato de juego que no todos disfrutan, pero que funciona bien como aperitivo e incluso tutorial para algunos jugadores. ¡Ojo aquí! No estamos diciendo que sea una campaña mala, sino que sencillamente no es tan trascendental e innovadora.
Como el juego de 2019, Call of Duty: Modern Warfare 2 es una reinvención del título que llevó ese nombre por primera vez, corriendo en una versión avanzada del mismo motor gráfico. Eso significa que el juego luce fenomenal y el audio no queda atrás, si bien la evolución no es tan dramática, y el asombro tampoco. Cabe acotar en este frente que Call of Duty: Modern Warfare 2 para consola ya soporta la opción de modificar el campo visual (FOV), una de las peticiones más enfáticas de los fans, cuya experiencia en modos competitivos varía, dependiendo de cuán amplia es su perspectiva del espacio de batalla. Eso es un acierto técnico importante, pero viene con la advertencia de que puede tener efectos no deseados en el rendimiento. Nosotros ampliamos el campo visual cinco puntos y no experimentamos ninguno, aunque el juego, en general, padece de algunos problemas de popeo (aparición repentina de elementos).
Narrativa
Dejando de lado la parte técnica, Call of Duty: Modern Warfare 2 es, otra vez, juego nuevo y homenaje en la misma proporción. Fans veteranos de la franquicia reconocerán lugares y situaciones que, sin ser exactamente iguales a las de los títulos de antaño, se perciben tan familiares, como aquellos espacios rediseñados en el remake de Resident Evil 2. Te das cuenta que todo es diferente y sin embargo, sientes que ya has estado ahí, lo cual te dibuja una sonrisa por la nostalgia, pero también por el ingenio de los diseñadores y los escritores para hacer embonar una estructura, tanto narrativa como jugable, ya hecha, en un nuevo relato y en nuevos lugares.
La influencia de Sicario y los conflictos con Irán es evidente
Mientras que el juego original contaba la historia de un terrorista ruso que trataba de hacer estallar una guerra mundial, la nueva trama gira en torno a un grupo terrorista islámico que se alía con narcotraficantes mexicanos para introducir misiles en Estados Unidos. Parecen argumentos distintos y sin embargo, te ponen en situaciones, de fondo, muy parecidas a las de los dos primeros títulos de la vieja trilogía. ¿Death from Above? Está ahí. ¿The Gulag? También. ¿The Only Easy Day Was Yesterday? La viste en las demostraciones. Hasta las icónicas favelas del juego de 2009 están representadas de alguna manera. Las misiones tienen el mismo sabor, aunque el pretexto y los recursos técnicos sean otros. Eso significa, por ejemplo, que en varias operaciones de homenaje disfrutes de mucha mayor destrucción de la que recuerdas, así como por supuesto, de mucho mejores gráficos, como ya dijimos arriba.
Pero si no eres lo suficientemente viejo como para haber jugado las campañas de Call of Duty: Modern Warfare originales, tampoco hay mucho problema. El hilo conductor de la historia es suficientemente bueno como para sostenerse solo, y llevarte por la típica aventura que distingue a Call of Duty y a Infinity Ward, con una saludable alternancia entre explosivas secuencias de acción y sigilo a la Tom Clancy.
La campaña de Modern Warfare 2 termina abruptamente
Ahora bien, si la trilogía original tomaba elementos de las películas The Rock, Behind Enemy Lines y The Peacemaker, así como de las Guerras en Medio Oriente y los Balcanes, acá la influencia de Sicario y los conflictos con Irán es evidente, tanto en el argumento, como en el diseño del juego mismo. Es intrigante preguntarse qué rumbo hubiera tomado el diseño de Modern Warfare 2 si la guerra en Ucrania hubiera estallado antes.
Cualquiera que sea el caso, para nosotros, lo realmente destacado, a nivel narrativo, es que Infinity Ward haya consolidado a la Fuerza Operativa 141 como una especie de liga de la Justicia propia, donde personajes como Price, Soap y Ghost ya no son las únicas leyendas, pues a ellas ya se suman Farah y, ahora Alejandro Vargas, el coronel mexicano de Fuerzas Especiales Mexicanas. Cuando varios de ellos se reúnen, la sensación es, un poco, la de estar viendo a los Avengers -guardando las proporciones, claro está-. Infinity Ward ha construido, exitosamente, un pequeño universo de personajes que se nutre del lore, tanto de la vieja trilogía, como de la nueva y de Warzone, satisfaciendo a veteranos y novatos por igual.
Pero todo lo que describimos hasta ahora es un arma de doble filo. En los viejos días, Infinity Ward se limitaba a contar la historia en el modo para un solo jugador. Ahora, el estudio sabe que puede y debe hacerlo en otros espacios y, por lo mismo, la campaña termina abruptamente con un cliffhanger que, si bien aderezado por una escena postcréditos con muchísimo fan service, abusa de la noción de que los jugadores seguirán su aventura en Spec Ops, Warzone o, incluso, en una eventual expansión, el año entrante. El modo historia dura, apenas, 6 horas, lo cual resulta breve, incluso para los estándares de Call of Duty, y te deja con ganas de más, mucho más.
Jugabilidad y diseño de misiones
Otro frente en donde la campaña de Call of Duty: Modern Warfare 2 queda a deber es en su aporte jugable. Contra todo pronóstico, Call of Duty: Modern Warfare (2019) fue capaz de poner sobre la mesa un concepto genuinamente innovador para la franquicia, alojado en la misión Clean House, en la que además de una atmósfera extraordinaria, encontrabas situaciones morales controvertidas, pero realistas. Acá, las situaciones morales regresan, pero fuera de eso, la secuela es incapaz de introducir, orgánicamente, elementos trascendentes. Con énfasis en "orgánicamente".
En Modern Warfare 2 encontrarás momentos de sigilo en los que tendrás que recurrir al crafting para salir adelante. Fiel al estándar de calidad que maneja Infinity Ward, la mecánica está bien producida, el problema es que este es un recurso que tiene poco de innovador y, para colmo, va contra la esencia misma de Call of Duty.
La magia de Clean House fue que, de la experiencia FPS se desprendiera una sensación nueva, pero sin meter freno de mano, después de todo, la cosa era disparar o no disparar, y ya. La reacción de los NPC te sorprendía y si tomabas una decisión equivocada, podías fallar la misión, pero te quedabas pensando en lo difícil que seguramente sería adoptar el rol de un policía o soldado real en una circunstancia similar. Todo esto, sólo con modificar la conducta de los NPC.
Crafteo y selección de diálogos, dos mecánicas que no trascenderán
El crafting, por su parte, es algo diametralmente diferente que, de hecho, abona a la idea de no disparar en absoluto, lo cual es anti-Call of Duty. Esto no es Far Cry ni The Last of Us. ¿Es una mecánica que arruina el juego? Para nada, sencillamente no encaja ni trasciende, como en su momento pasaron desapercibidos los conceptos de tener misiones ramificadas en la campaña, seleccionar tu loadout antes de cada misión, usar un perro como arma o asaltar habitaciones en cámara lenta, mecánica que, irónicamente, apareció en el Modern Warfare 2 original, pero jamás regresó.
Tampoco creemos que regrese la selección de diálogos -una más de las novedades en Modern Warfare 2-. Este es un recurso narrativo que abona a exponer a los personajes y sus relaciones, te permite conocerlos mejor, pues. Sin embargo, a nivel jugable, no lleva a nada.
Un poco más congruente con el espíritu directo y explosivo de Call of Duty: Modern Warfare es el combate bajo el agua, una mecánica que, más que novedosa, constituye el reciclaje modernizado de algo ya visto -no olvidemos que Call of Duty Ghosts y Black Ops 4 tuvieron combate bajo el agua también-. Por supuesto, acá está el asunto de que la balística es diferente si disparas desde abajo del agua, pero no hace falta mucho esfuerzo para ignorar ese recurso completamente.
En términos de diseño de misiones, Call of Duty lleva tiempo avanzando en la dirección correcta, para diluir lo más posible esa sensación de corredor infinito en el que, si no avanzas, los enemigos siguen saliendo sin parar. En este juego, rara vez tuvimos esa sensación. Los escenarios parecen tener un número específico de enemigos que, tras ser rebasado, impide que el hormiguero siga produciendo soldados, y debemos hacer mención especial para un segmento de la misión Dark Water (el de las demostraciones), en el que la marea hace que una serie de contenedores se mueva, obligándote a cambiar de cobertura constantemente, tanto para ver a los enemigos, como para no ser aplastado.
Apartado técnico
Ya hablamos de lo técnico, al comienzo, pero no abarcamos todo. Call of Duty es una saga que siempre se ha distinguido por la estabilidad en la tasa de cuadros y Modern Warfare 2 no es la excepción, pero heredó un pequeño desperfecto que data de los días de Call of Duty: Black Ops Cold War y consiste en cinemáticas de reproducción algo trabada. No nos malentiendas, son como películas y fungen como recompensa por tus esfuerzos en cada misión, pero tienen la peculiaridad de correr con poca fluidez.
Inteligencia Artificial y doblaje, dos detalles incómodos
Otro asunto es la inteligencia artificial, la cual tiene sus anomalías. Call of Duty es una franquicia sumamente scripteada, que por momentos tiene más en común con una obra de teatro que con un juego, pero para ser creíble, es preciso que los "actores" respeten su papel, y eso no siempre pasa en Modern Warfare 2. Los compañeros de la I.A. siempre son un dolor de cabeza para los juegos que los incorporan, pero en este juego existe una variable que hace las cosas más complicadas: los enemigos acorazados.
Como en Modern Warfare 2 de 2009, acá hay soldados con chalecos antibalas y escudos anti-motines que requieren un poco más de esfuerzo para ser neutralizados, pero eso genera conflictos con tus compañeros de I.A., quienes tampoco pueden abatirlos y deberían morir, pero no lo hacen por el poder del guion; a veces deberían asistirte, pero tampoco lo hacen; y luego está el típico bug, en el que quizás un compañero y un enemigo se estén disparando sin hacerse daño, por alguna razón. Nada de esto fue constante, pero lo notamos.
Como también notamos el asunto del voice-over, mismo que enfrentó un desafío único en Modern Warfare 2, ante la presencia de personajes mexicanos. Para ser justos, lo que vamos a decir es propio del entretenimiento en general, no solo de videojuegos, pero el hecho es que, cuando se trata de hablar español “mexicano”, las líneas de diálogo o las actuaciones, se perciben tremendamente acartonadas o con acentos que sencillamente no son mexicanos. Call of Duty: Modern Warfare 2 no es la excepción, y cuando los personajes mexicanos hablan, sueles quedarte con esa sensación de que una persona real mexicana, no hubiera dicho eso así. La única excepción es una antagonista que no vamos a mencionar, para no echarte a perder la experiencia. Por lo demás, es la misma localización latina de siempre con registro de radio muy agradable, pero en la que sacrificas un poco de la esencia de ciertos personajes, en aras de la neutralidad o porque, para ser justos, no había solución. Hay una escena, por ejemplo, en la que Soap y Ghost intercambian diálogos, y Soap menciona un dicho escocés, lo que genera una reacción particular en Ghost. Si juegas con doblaje, te vas a perder este tipo de detalles, y bueno, eso es inevitable.
Para el final dejamos un capricho que, de hecho, data de Warzone, pero cuyo efecto llega hasta acá y gira en torno al aspecto moderno de Ghost, quien originalmente era un soldado de pocas palabras y con un pasamontañas con el dibujo de un esqueleto. Por alguna razón, el departamento de arte decidió que eso no era suficiente y ahora, el que fuera Simon Riley, se convirtió en lo que, a falta de una mejor descripción, luce como la versión de combate de Skeletor. Como dijimos, es un capricho nuestro, pero cuando comparamos ambas versiones, preferimos la original, más sobria y creíble.
¿Vale la pena?
¿Qué rescatamos, entonces? Bueno, Call of Duty: Modern Warfare 2 cuenta una historia emocionante, se ve un poco mejor y despliega mayor destrucción. Pertenecemos a una generación para la que Call of Duty: Modern Warfare 2 (2009) fue un juego histórico y, con ello en mente, no vamos a negar que, además, hubo momentos de fan service que nos dibujaron una sonrisa de oreja a oreja. Es un juego digno del sello, emocionante y espectacular. Si juegas con un televisor grande y unos buenos audífonos, el show está garantizado. Pero también es verdad que la cuota de innovación fue menor y, a diferencia del original, la campaña de Modern Warfare 2 no dejará una huella tan profunda en la historia de los videojuegos. Cualquiera que sea el caso, podemos decir que con o sin nostalgia, es un modo al que vale la pena darle una pasada, aunque sea para familiarizarse con las armas.
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