La PlayStation 1 fue el inicio un punto sin retorno para la industria de los videojuegos. Mientras que Nintendo pensaba que se quedaría con todo el mercado del gaming, el éxito de PlayStation hizo recapacitar a la compañía de Kioto sobre sus decisiones estratégicas. A la larga, la PS1 venció a la Nintendo 64 en ventas, pero, por razones más allá de su oferta comercial.
Lo que hizo grande a la PS1 está basado en diferentes motivos. Por ejemplo, su diseño era mejor que el de la competencia, los grandes estudios de la época le dieron todo el apoyo y su tecnología lectora de CDs atrapó el interés de los usuarios que buscaban una consola moderna. Sin embargo, su éxito también se debió a que era más simple hackearla que otros dispositivos, incluyendo un truco tan sencillo que vulnera a la PS1 por completo.
El método más fácil para hacker la PS1
A pesar de lo avanzado que era el hardware de la PS1 en su respectivo tiempo, hackearla fue pan comido. Sólo bastaba con tener algunos juegos no oficiales a la mano e ir a cualquier tienda a comprar un chicle o goma de mascar. Después había que hacer una serie de pasos para "engañar" a la consola.
De esa manera, la PS1 creerá que está corriendo un juego original. Pero, en realidad, antes de que su sistema original pueda saber cuál título es, este hack aprovecha esa oportunidad para sustituirlo por cualquier otro. Para los que no se convencen de usar chicle o goma de mascar por temas de higiene, un producto que funciona igual son las masas adhesivas que se venden en cualquier papelería.
¿Por qué la PS1 fue fácil de piratear?
La clave por la que la PS1 fue una máquina que no opuso resistencia al momento de hackearla, fue por su vulnerable sistema de protección llamado Check Integrated Circuit (CIC). El CIC no era sofisticado y con relativa facilidad se podía engañar a la consola para ejecutar copias pirata. Además, contrario a otros dispositivos de la época, como la N64, no contaba con un bloqueo digital para garantizar que el software viniera de un editor autorizado.
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