A veces no las valoramos lo suficiente, pero las consolas son sofisticados sistemas tecnológicos. Estos equipos están fabricados para resistir largos ciclos de vida, por lo que su hardware se diseña con el objetivo de tolerar condiciones operativas de alta intensidad. Y tanto PlayStation, Nintendo como Xbox tiene un diez de calificación en este aspecto.
Como las consolas son piezas de ingeniería que los jugadores mortales no comprendemos del todo, se pueden aprovechar de un millón de maneras para otros objetivos que no sean sólo jugar. En ese contexto, existió una consola que fue la favorita de los músicos y productores profesionales a la hora grabar en un estudio y fue gracias a su avanzado hardware.
La consola favorita de los músicos y productores profesionales
La historia inicia cuando algunos productores descubrieron que el lector de CDs de la PS1 ofrecía una salida de calidad de audio sorprendentemente estable y limpia. Esto pasaba porque la primera consola de Sony tenía un convertidor de digital a analógico (conocidos en inglés como DAC) demasiado adelantado para la época.
De esa forma, diferentes músicos, DJs e ingenieros de audio comenzaron a usar su PS1 como reproductor principal por su accesibilidad, dado que otros equipos especializados que hacían lo mismo o peor costaban más que la consola. Muchos creativos la utilizaron para escuchar borradores de canciones, probar arreglos, analizar detalles del sonido y comprobar cómo respondía la música a diferentes volúmenes.
En una entrevista para el sitio Wired, Kellin Manning, uno de los integrantes de la banda de música electrónica Boomkat, confesó que, como parte de su proceso creativo, conectaban la PS1 al mixer del estudio a través de RCA para obtener una mejor calidad de sonido. De hecho, Manning agradeció a PlayStation por la contribución de la consola a su música.
Honor a quien honor merece
El trabajo técnico que PlayStation realizó con la PS1 fue algo inigualable, al punto que desplazó a Nintendo como la empresa más importante del gaming en los noventa, que poco o nada pudo hacer con su Nintendo 64. Sony conquistó a desarrolladores, fans y a toda una industria que vieron el futuro del videojuegos en los discos y en la arquitectura de la PS1.
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