Los días de los videojuegos difíciles, los controles con cable y las pesadas televisiones CRT, ya quedaron atrás. Fue esa era que abarcó desde la primera NES hasta la generación de la PS2, lo que ahora se conoce como el retro gaming. Sin embargo, muchas de las costumbres que surgieron en esa época todavía influyen en la forma que jugamos en el presente, como descubrir secretos escondidos.
Si aún mantenemos ese corazón de niño, al dar un easter egg o un nivel oculto, lo más seguro es que todavía saltemos de la emoción. Por eso, en aquellos tiempos era común apretar botones a loco y sorprenderse con había que una combinación invisible que alteraba el juego. Ese contexto, una persona en Internet halló un objeto legendario del retro gaming, que le hubiera dado envidia a tu versión gamer de la infancia.
El manuscrito de lo prohibido
En una publicación en Reddit hecha por Trainer_AssKetchup, el usuario relata que estaba limpiando su ático cuando se encontró con un ítem de su infancia, uno que olvidó que había comprado. Ese artículo se trata de un libro de códigos secretos para consolas como: la primera Xbox, Nintendo DS, PSP, PS2, Xbox 360 y PS3, entre otros.
"Todavía recuerdo algunos códigos de memoria" mencionó Trainer_AssKetchup en su hilo. Unos usuarios señalaron que también tuvieron un libro similar, pero a principios de los dos mil. Mientras que otros se asombraron que la fecha de publicación de la obra haya sido en 2010, cuando ya se podía usar la web para encontrar las claves con facilidad.
Por otro lado, un redditor llamado mucho-gusto agregó que, al menos en los noventa, ese tipo de textos no era algo normal. De acuerdo a su anécdota ellos tenían que imprimir los códigos secretos de manera "clandestina" en las oficinas de su escuela para luego llevarlos a casa. Esto demuestra la creatividad de los gamers de antes para acceder a información exclusiva en una época sin conectividad.
Los gloriosos tiempos del pasado
Aunque no está del todo oxidada, antes había una cultura gamer guiada por la curiosidad. Los jugadores compartían sus hallazgos, los documentaban y los mostraban a sus amigos. Esto se transmitía de boca en boca o bien, enseñando algo interesante leído en revistas de videojuegos, las cuales había que esperar cada mes a su salida. La suma de esto tenía un valor especial, porque requería dedicación y no encontraba con un simple clic.
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