Total War Warhammer III: ¿Vale la Pena?

Total War Warhammer III: ¿Vale la Pena?

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Total War Warhammer 3 Vale La Pena

La historia de Total War está plagada de altibajos. En años pasados, que entregas buenas y malas se sucedieran era la norma, pero con la serie Total War Warhammer, parece que la curva siempre ha sido ascendente y la tercera entrega es el remate para una subsaga consistente, adictiva y masiva.

Con Total War Warhammer III, Creative Assembly concreta la visión de ofrecer un juego de estrategia por turnos, perfectamente fusionado con un RPG de fantasía en mundo abierto y un simulador de emperador. Para quien ha seguido la franquicia desde el comienzo, esto no es novedad, pero si eres un recién llegado, ten presente que esto no se parece casi en nada a un Age of Empires y por lo mismo, necesitas una máquina de gaming decente. Como atenuante para los novatos, ahora está un prólogo de varias horas que, además de fungir como introducción a la trama, te enseña los rudimentos esenciales para poder jugar y, créenos, los necesitarás.

La historia detrás de Total War Warhammer III quizás figura entre aquello que menos nos gusta del juego. No es que necesariamente haga falta haber probado la entrega previa para entenderla, sino que resulta excéntrica, incluso para tratarse de un juego de fantasía, lo cual francamente ha sido la norma de la saga desde su debut.

La primera barrera de la franquicia ni siquiera es su exquisita complejidad, sino sus especificaciones

Ursun, el rey oso, yace herido y cautivo en el Reino del Caos. Persuadidos por un sacerdote (mejor conocido como "El Consejero"), los líderes de las diferentes facciones que protagonizan el juego acceden a llevar a sus ejércitos hasta este plano mágico y propinar la estocada final a la bestia, beneficiándose con su poder. A cambio, el Consejero exige una gota de su sangre -poco precio para tan impresionante recompensa. ¿Ves, dijimos que sería… extraño? Dicho eso, este cimiento sirve como un punto de partida tan sólido como cualquiera, después de todo, en Total War Warhammer II, un gigantesco remolino en el cielo era el eje de la narrativa. Casual.

Conforme vas usando a las diferentes razas, emerge nuevamente esa sensación de urgencia, pues debes ser el primero en hacerte con el alma de cuatro demonios para acceder al oso -una oración que sólo tiene sentido en esta reseña-.

Totalwarwarhammer3graficos Total War Warhammer III es un juego muy pesado para casi cualquier máquina

Total War, el tormento de tu PC

Decir que hemos jugado cada Total War en su totalidad sería insinuar que hemos vivido 20 años encerrados y no es el caso, son juegos masivos, pero hemos tenido la oportunidad de darle sus buenas horas a Empire Total War, Total War Rome II, Total War Attila, Total War Saga: Thrones of Brittania, Total War Warhammer II y a Total War Saga: Troy. En pocas palabras, hemos atestiguado la evolución de la serie.

Pese a todo, con Total War estas credenciales son apenas lo suficiente, y es que la primera barrera de la franquicia ni siquiera es su exquisita complejidad, sino sus especificaciones y, en ese sentido, Total War no ha mejorado mucho. En el pasado era una franquicia que no siempre teníamos la máquina para poder correr y todavía hoy puede ser un tormento para la mayoría de las PC.

Hasta hace apenas algunos meses, jugábamos Total War con la eterna GTX 1060 que nos permitió disfrutar todos los juegos antes enumerados corriendo a poco más de 30 cuadros por segundo en el campo de batalla, pero sin mucho detalle. Hoy hemos podido mejorar nuestro setup y aunque la diferencia en tasa de cuadros es notoria, Total War Warhammer III permanece como un título extraordinariamente pesado en Alta y Ultra, y ni siquiera en las batallas, sino en el puro mapa, a pesar de estar ocupando una 3060, un Ryzen 5 5600x y 16 gigas de RAM. Eso sí, Total War siempre ha ofrecido una gama amplia de opciones gráficas para amortiguar el golpe al rendimiento, pero no es ningún estandarte en materia de optimización.

¡Uy, y antes de que se nos olvide! Hay que hablar de las pantallas de carga. Nosotros jugamos con un NVMe, pero si tienes un disco duro mecánico, vas a tener que esperar siglos de ida a las batallas y de regreso. Esto no es novedad, pero no está de más recordarlo.

Totalwarwarhammermapa El mapa de Total War Warhammer III es un lugar fantástico de ver y explorar

Un mundo hermoso para explorar

Existen dos frentes en los cuales se disfruta este juego -y otros de la serie-: uno es el mapa del mundo y otro es el campo de batalla. Para tratarse de una estructura categóricamente bidimensional, Creative Assembly ha hecho maravillas y ha recorrido un largo camino desde los viejos días en los que lo único que se podía hacer era transitar entre ciudades y batallas.

La manera en que cada raza se juega es algo único

En Total War, 50% del tiempo se va en gestionar tu imperio por turnos y 50% en librar batallas en tiempo real cuyas condiciones dependen de tu desempeño como estratega en el mapa a gran escala.

Como en la entrega previa, Total War Warhammer 3 permite que los ejércitos exploren el mundo a plenitud, descubriendo facciones aliadas y enemigas, claro, pero también ruinas, emboscadas y ahora portales que pueden servir para cosas tan "simples" como teleportarse o tan complejas como viajar al plano del caos a combatir -una nueva mecánica, por cierto-. Esto imprime una bienvenida cuota de agilidad a un trámite que por diseño es acompasado y lento.

Totalwarportales Los portales ofrecen diferentes acciones... a un costo

Existen cuatro reinos del caos y, una vez dentro, conocerás mundos con personalidad propia y tomarás parte en un nuevo concepto para la franquicia, que es la dinámica tower-defense, donde debes alojarte en fuertes, mientras administras un flujo constante de puntos que permite poner defensas de diverso tipo y costo, para repelear oleadas de enemigos. En la medida que pierdas áreas, perderás también las fortificaciones que hayas puesto. Este concepto ahora es muy predominante dentro del juego, lo cual refresca al comienzo, pero puede volverse un poco tedioso con el paso del tiempo, pues este estilo de batallas, aunque más sesudas, también son más restrictivas en relación con el enfrentamiento tradicional a campo abierto.

Esta probablemente sea la edición más variada de la serie que hayamos visto en todo sentido

Como en entregas pasadas de la franquicia, el líder de cada uno de tus ejércitos funciona como un personaje de rol con su propio árbol de habilidades, así como una nueva interfaz que le permite equipar artefactos y fichar asistentes, con un efecto tangible en el campo de batalla. Esto ya estaba presente en Warhammer II, pero la presentación de esta pantalla se ha renovado, haciéndola más atractiva y, en el caso de las facciones demoníacas, permite un grado de personalización inédito para la saga. Mientras recorres el mapa y ganas batallas, obtienes piezas de armadura, artefactos y acompañantes que puedes repartir entre todos tus héroes, añadiendo capas y capas de deliciosa estrategia a la experiencia.

Totalwarpersonalizacion La nueva pantalla de progresión de héroes

La manera en que cada raza se juega es algo único y otra de las grandes virtudes de diseño que tiene Warhammer III. Existen ocho facciones (con múltiples líderes jugables), similares solamente en los términos más generales de las mecánicas, pero muy distintas en cuanto a su forma de interactuar con el mundo.

Los Kislev dependen mucho de la devoción como recurso, pero sobre el campo de batalla tienen un matiz familiar, con caballería, infantería y arcabuceros tradicionales. Si saltas a Grand Cathay, la dinámica cambia dramáticamente, obligándote a enfocar tus esfuerzos en el comercio, a defender un gran muro y a organizar tus ejércitos con base en el concepto armónico del Ying y el Yang, lo cual modifica profundamente la estrategia, obligándote a mantener unidas a tus unidades. Empieza otra campaña con el reino de los ogros y te toparás con una raza nómada que debe estar en movimiento para acumular carne, y cuyo fuerte es el combate melé, mientras que los Nurgle propagan peste y plaga para operar. Sus edificaciones se upgradean solas, pero funcionan en ciclos, donde al llegar al nivel más alto, una edificación vuelve al punto de partida para empezar la evolución nuevamente.

Esta probablemente sea la edición de la serie más variada que hayamos visto en todo sentido pero, principalmente en términos de mecánicas. Hay algo para todos los tipos de juego, pero por si no bastara, Total War Warhammer III permite establecer campamentos en territorio aliado para reclutar unidades ajenas a tu raza y así compensar por sus carencias, puesto que hay algunas más inclinadas hacia el combate de rango y, como mencionamos hace un instante, otras desproporcionadamente orientadas hacia el combate cuerpo a cuerpo, lo que en ocasiones las hace sentir intencionalmente incompletas. De nuevo, esto abona muchísimo a la estrategia y el dinamismo al jugar, pero también inyecta frescura y motivación a las maniobras diplomáticas, mismas que, por cierto, han heredado mejoras magníficas de entregas pasadas.

No tuvimos reproche a la hora de maniobrar unidades y sí mucho espectáculo para disfrutar.

En los viejos tiempos de Total War Rome II, la negociación diplomática era confusa y torpe, pues realmente no sabías bien con quién negociar, ni qué ofrecer, y era cosa de prueba y error. Desde hace ya algunos años, Total War automatizó estos procesos, permitiéndote equilibrar ofertas con oprimir un botón y eso está de regreso.

De cuando en cuando, la campaña también te presenta situaciones azarosas que requieren que tomes una decisión y te otorgan diversos beneficios y, como dijimos antes, portales se abren periódicamente, invitando a explorar el reino del caos, un lugar no nada más visualmente distinto, sino también mecánicamente. Es decir, mover a tus ejércitos por el mapa, muy a menudo se siente como mover a un personaje por un mundo de rol.

A propósito de batallas, Creative Assembly ha pulido aquellos bordes ásperos que por mucho tiempo aquejaron a la inteligencia artificial de sus ejércitos. Lejos ya parecen los días de Attila, donde enormes masas de unidades se agolpaban sin sentido, aunque en Total War Warhammer III todavía llegamos a encontrarnos con caprichos que obligaban a nuestros ejércitos a adoptar formaciones excéntricas y algunos bugs de texturas que alargaban los indicadores de ruta hasta el infinito. ¡Ah, y otro detalle! En aquellas batallas donde sólo sobrevive el héroe enemigo, eliminarlo es ridículamente lento a pesar de ser ampliamente superado en número. Menos mal que se puede acelerar el tiempo, pero aún así, hay algo ahí que se antoja un poco absurdo. Fuera de eso, no tuvimos reproche a la hora de maniobrar unidades y sí mucho espectáculo para disfrutar.

Totalwarwarhammer3mundo La variedad de regiones y paisajes en el juego es impresionante

Un manjar para los ojos

El mapa de Total War Warhammer III es masivo y muy rico en términos de geografía y biomas, lo que se traduce en una diversidad enorme de escenarios para combatir. La dirección de arte es fenomenal, atributo que abarca al juego completo y hace de cada cambio de facción un verdadero placer, al ubicarte en un lugar diametralmente distinto del mapa, con un feeling único y, por supuesto, unidades, arquitectura y personajes diferentes. Encontrarás desde regiones volcánicas con un matiz infernal, pasando por cordilleras nevadas, bosques de excéntricos hongos y un larguísimo etcétera.

Totalwarnarrativa Las cinemáticas tienen un matiz estático, pero aún así, se disfruta verlas

Empezar una campaña con una nueva facción parecía tedioso al comienzo, pero siempre demostraba ser refrescante, gracias a los dramáticos cambios de mecánicas, así como a la mencionada mudanza geográfica, pero también gracias a una narrativa que, si bien conceptualmente excéntrica y modesta en términos de recursos visuales, cautiva con piezas de arte bellamente diseñadas, acompañadas con actuaciones de voz de primera, al menos en inglés. El juego viene también en Español europeo con el impacto tradicional que ello tiene en la inmersión. Dicho eso, este es un juego tan complejo que vale la pena jugarlo con esa localización, si no se tiene  dominio del inglés.

Totalwardetalle El cuidado a detalle en Total War Warhammer III es asombroso

El manjar visual es evidente en todo momento y literalmente a cualquier escala. Ver una batalla entre Tzeentch y Slaanesh es un espectáculo impresionante, con bólidos luminosos que surcan el cielo -ya ni hablar de los poderes de los héroes con rayos que caen del cielo, latigazos de plasma, nubes de insectos, en fin-. Pero si pausas y haces un acercamiento, puedes apreciar detalles minuciosos en el diseño de cada unidad, así como esqueletos regados por la hierba, teniendo esplendorosos volcanes como telón de fondo.

Total War siempre ha sido y aún es la clase de juego que apela a ese apetito infantil por el control de pequeños soldaditos de plástico, sólo que ahora son de polígonos y su conducta, millones de veces más real. Los embates de caballería, de bestias; los choques entre héroes, los poderes… esto es un festival para los ojos y también para los oídos. Los sonidos que el campo de batalla produce a lo lejos son distintos de los que produce al acercarse al frente de batalla. Es magistral.

Totalwarespectaculo El espectáculo está garantizado

Más vale solo que mal acompañado

En cuanto al online, es curioso porque mucho de lo que notamos con Crusader Kings 3, aplica también para Total Warhammer 3 (mucho, pero no todo). Jugar una campaña es un acto de paciencia, así que resulta en extremo complicado replicar esa experiencia, mientras se comparte con extraños. El primer acercamiento que tendrás con el multiplayer será la típica lista de servidores con partidas en curso, algunas cerradas, otras públicas; algunas con pocos jugadores, otras más llenas; pero si no conoces a quienes están dentro, será… extraño. Encima, las campañas son eternas, así que hace falta mucha disciplina para jugar. La recomendación, como siempre, es hacerlo con quien ya conozcas.

Total War Warhammer III es un juegazo

Afortunadamente, Total War es un juego que se presta más para sesiones "rápidas". Puedes jugar batallas individuales contra la máquina o contra extraños, ya sea en modo casual -si es que existe tal cosa en Total War- o en modo rankeado, y también hay una selección de modos de juego que van más allá del típico enfrentamiento frontal y te ponen a pelar en formatos similares a domination, por ejemplo, donde la meta es controlar banderas, a fin de sumar puntos para poder invocar refuerzos que permitan repeler al enemigo o conquistar más banderas. En pocas palabras, Total War Warhammer III es un juego con una oferta online digna de quienes solo busquen medirse con otros jugadores humanos, pero para juego de campaña, hace falta algo más de esfuerzo por parte del propio usuario.

A estas alturas, poner en tela de duda la rejugabilidad en Total War Warhammer III es ridículo, pero si cabe hacer una observación en ese sentido es que, a diferencia de Total War Warhammer II, en esta tercera entrega no hay (aún) una mega campaña que abarque todas las facciones de la franquicia, lo cual puede considerarse una omisión importante.

Dicho todo eso, Total War Warhammer III es un juegazo, absolutamente recomendable para todo aquel con el equipo adecuado y el tiempo disponible como para disfrutarlo. Aunque hay algunos juego similares en camino, como Roman Empire Wars, Total War sigue siendo el original y sigue estando prácticamente dentro de una categoría propia, pero dentro de ella, Total War Warhammer III ocupa un lugar privilegiado. Es una tercera entrega que no se duerme en los laureles de la serie y entrega muchísima variedad; que demuestra esmero, tanto en su propuesta jugable, como en su apariencia. Aunque todavía persisten algunos bordes ásperos, como ciertas anomalías de IA o uno que otro problema de texturas -y Total War sigue siendo brutalmente excluyente para las PC de gama baja-, nada de ello es suficientemente desastroso como para echar a perder un juego que te podemos recomendar si eres veterano, pero especialmente si nunca has probado algo de la serie.

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