Super Mario Bros. 3 es más que nostalgia: el clásico de Nintendo fue pensado como una obra de teatro, y su diseño sigue siendo visionario

Super Mario Bros 3 Es Mas Que Nostalgia 1
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
ayax-bellido

Ayax Bellido

Editor
ayax-bellido

Ayax Bellido

Editor

Escribo sobre videojuegos y anime, y me siento muy afortunado por ello. Editor en 3DJuegos LATAM. ¡Llegó el momento de la espada y el hacha, llegó el momento de la locura y el desdén!

1138 publicaciones de Ayax Bellido

Super Mario Bros. 3 fue lanzado originalmente en 1988 para la Famicom en Japón y un año después para el NES en América. Por muchos considerado una obra maestra del diseño de niveles y un punto de inflexión en la evolución de los juegos de plataformas, este juego de mundos coloridos esconde un detalle que durante años pasó desapercibido para la mayoría de los jugadores: todo lo que sucede es, en realidad, una obra de teatro.

Super Mario Bros. 3 tras bambalinas

Esta idea, que hoy parece evidente, fue confirmada hace casi una década por el mismísimo Shigeru Miyamoto, creador de Mario y figura central en la historia de Nintendo. En 2015, durante una sesión de preguntas y respuestas para celebrar el 30 aniversario de Super Mario Bros., Miyamoto respondió de manera directa y sencilla, asintiendo con la cabeza, cuando le preguntaron si Super Mario Bros. 3 era una representación teatral. Con ese gesto, el icónico diseñador puso fin a años de especulación y teorías de los fans.

Pero la magia de este hallazgo está en que las pistas siempre estuvieron ahí. Desde el inicio del juego, la inspiración teatral es evidente: la pantalla de título se abre como si se tratara de un telón, revelando un escenario. Este simple detalle establece el tono para toda la experiencia, aunque muchos jugadores en su momento estaban demasiado concentrados en empezar a brincar sobre Goombas para detenerse a analizarlo.

Una vez que entras en los niveles, el concepto teatral se refuerza con detalles de diseño que hoy parecen obvios. Las colinas verdes del fondo no parecen paisajes reales, sino recortes de cartón pintado; los bloques flotantes están atornillados a la parte trasera del escenario; algunas plataformas cuelgan del techo como piezas de utilería, mientras que otras están sostenidas por postes, como si se tratara de decorados móviles. Incluso el uso de sombras en algunos objetos refuerza la idea de que estamos viendo una escenografía, no un mundo real dentro del universo de Mario.

El cierre de cada nivel también juega un papel importante en esta metáfora. Cuando Mario alcanza el final, la pantalla se oscurece en un fondo negro que recuerda al telón bajando al final de una escena. Mario sale por el borde derecho del escenario, no como un héroe abandonando el mundo que acaba de salvar, sino como un actor que se retira entre bastidores tras cumplir su papel.

A nivel histórico, esta decisión artística es aún más fascinante: en una época en la que los videojuegos estaban limitados por el hardware de 8 bits, Nintendo logró transmitir una narrativa y un estilo visual únicos sin necesidad de diálogos extensos o cinemáticas. El lenguaje visual de Super Mario Bros. 3 fue tan efectivo que, décadas después, el juego sigue siendo considerado uno de los mejores jamás creados, no solo por su jugabilidad impecable, sino también por su audacia creativa.

Inicio