Japón da un golpe en favor de los juegos en formato físico: los Game-Key Card de Switch 2 no serán elegibles para su preservación histórica

La Biblioteca Nacional de la Dieta de Japón (NDL, por sus siglas en inglés) ha marcado un precedente que podría tener repercusiones de gran escala en la preservación de la historia del videojuego. Según funcionarios de la institución, las tarjetas de clave de juego que acompañarán a ciertos lanzamientos de Nintendo Switch 2 no serán elegibles para conservación dentro de su acervo.

Las key cards de Nintendo no pueden ser preservadas

El argumento es aparentemente simple: solo los soportes que contengan el contenido completo del juego son considerados aptos para archivo. Una tarjeta que únicamente funciona como llave de acceso para descargar el software desde internet carece de ese requisito. Así, para la NDL, estas ediciones se equiparan a las versiones digitales, las cuales tampoco forman parte de la colección oficial.

El problema, sin embargo, no es tan simple como lo plantea la definición técnica. Si bien es cierto que dichas tarjetas no contienen los datos del juego en sí, no dejan de ser un objeto físico que cumple una función indispensable: sin esa llave, el título no puede jugarse. Paradójicamente, estos productos se ubican en una tierra de nadie: no son totalmente digitales ni totalmente físicos, lo que plantea un dilema para quienes buscan conservar no solo el software, sino también las formas en que este fue distribuido.

La decisión de la NDL resulta especialmente significativa considerando que la biblioteca ha sido un bastión en la preservación de los videojuegos japoneses. Desde el año 2000 almacena cartuchos y discos en condiciones de archivo adecuadas, y hoy cuenta con más de 9,600 juegos que representan gran parte de la historia moderna del gaming en Japón. Sin su respaldo, es posible que una porción entera de la futura biblioteca de Nintendo quede a la deriva.

Más allá del tecnicismo legal, lo que está en juego es la memoria cultural. Los videojuegos son, cada vez más, piezas de patrimonio que reflejan la sociedad de su tiempo. Negarse a resguardar las tarjetas con clave de Switch 2 significa aceptar un vacío documental en un periodo crucial en la transición entre lo físico y lo digital.