Esto puede parecer lógico, pero para fabricar chips, primero hay que fabricar las máquinas. La innovación se encuentra tanto en el diseño de los instrumentos de fabricación como en el desarrollo del chip final. En este campo, hay un líder que controla el mercado mundial de las últimas innovaciones tecnológicas en la fabricación de chips: se trata del neerlandés ASML.
Desconocida para el público en general, la empresa suministra a las mayores compañías de semiconductores del mundo, como Intel, GF o TSMC. De hecho, ninguno de ellos diseña su propia máquina de fabricación. El proceso de fotolitografía de rayos ultravioleta extremos es una tecnología que podría haber sido utilizada anteriormente por Nikon y Canon, pero ambas empresas se retiraron del desarrollo debido a la inversión demasiado masiva para escalar, dejando solo a ASML.
China no puede avanzar con sus chips: reportes culpan a Estados Unidos
Los gigantes dependen, por lo tanto, de la voluntad de ASML de venderles las máquinas. En el pico de la crisis de los semiconductores, nos encontramos sin suficientes máquinas para construir los chips, lo que resultó en la escasez que vivimos.
Aquí es donde llegamos al meollo del problema para China: se formó una alianza occidental liderada por Estados Unidos. Los Países Bajos forman parte de esta alianza y se negaron a vender máquinas a los industriales chinos por temor a que su máquina fuera desmontada y copiada con su patente que ya no tendría valor.
De acuerdo con reportes recientes, el gobierno de Joe Biden se puso en contacto con ASML "semanas antes" de la fecha límite de la prohibición de exportación del 1 de enero de 2024, con el fin de solicitar detener los últimos cargamentos programados con destino a China.
Aunque ASML nunca ha vendido máquinas de última generación a China, su versión un poco menos avanzada también está limitada desde el último verano. El objetivo es frenar el avance tecnológico del gigante asiático. El pretexto oficial es el uso de chips ultradelgados para el sector de defensa. La realidad es que esto perjudica todo el desarrollo de la industria tecnológica china.
La realidad también debe relativizarse, ya que ASML vende sus máquinas a empresas como Samsung o SK Hynix que las fabrican en China. Por lo tanto, los clientes ciertamente no son chinos, pero las máquinas ya están en el territorio nacional.
Estados Unidos y la injerencia tecnológica en el mundo
Sí, Estados Unidos necesita controlar todo y el sector tecnológico es parte de ello. Aunque no sean ellos quienes fabriquen las máquinas, presionan a los Países Bajos a través de esta alianza para no suministrar a China y eso funciona.
Esta injerencia de Estados Unidos ya había molestado seriamente en marzo de 2023, cuando las medidas fueron anunciadas, y el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, se desesperó de la situación en las páginas de Reuters, sin dar nombres:
"Esperamos que la parte neerlandesa adopte una posición objetiva y justa (...) actúe para salvaguardar sus propios intereses y no siga el abuso de medidas de control de exportaciones por parte de algunos países"
China desarrolla así sus propias tecnologías, con su nueva tarjeta gráfica BR104 o Moore Threads MTT S80, que actualmente tiene una compatibilidad tan baja que no representa un peligro inminente. En otras palabras, el gigante astático busca su independencia (a toda costa y con inversiones masivas) y no sería sorprendente que en unos años toda esta historia de la máquina para fabricar chips ultradelgados sea cosa del pasado.
China es el único país en el mundo que puede desarrollar toda una industria soberana desde cero. Y aunque algunos analistas hablan de una "condena a muerte" por parte de Occidente, es difícil imaginar un futuro en el que el gigante asiático dependa del resto del mundo.
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