Thunderbolts finalmente ha llegado a cines, y de manera inesperada, se ha revelado que el asterisco en el título más bien hacía referencia a una nota al pie, la cual escondía el verdadero nombre de la película. De este modo, descubrimos que los Thunderbolts que nos presentó el MCU son ahora oficialmente los New Avengers, una jugada curiosa para un equipo que en realidad encajaba mucho mejor bajo el mote de Dark Avengers.
Los New Avengers que gritan Dark Avengers por dentro
Poco después del estreno de Thunderbolts, el material promocional de la cinta, desde redes sociales hasta banners oficiales, dejó de presentarlos de tal manera para indicar que este grupo de superhéroes debían ser conocidos ahora como los “nuevos Vengadores”. Esto debido a la escena final del filme, la cual lo dejó todo bastante claro: tras vencer a The Void, Valentina, con su habitual cinismo, introdujo al grupo frente la prensa como la nueva cara de los héroes más poderosos de la Tierra, los New Avengers.
Pero, ¿qué implica ser los “New Avengers” en este contexto? En los cómics, ese nombre representó una ruptura con lo tradicional: héroes callejeros, decisiones al filo de la moral, un liderazgo más desordenado pero con una causa clara. Lo que vemos en Thunderbolts, sin embargo, no responde con precisión a ese mismo espíritu. Este grupo no solo está lejos de esa vibra rebelde, sino que su origen está anclado en la manipulación gubernamental y la desconfianza. En otras palabras: si había un nombre perfecto para ellos, era Dark Avengers, pero el MCU no quiso tomar ese camino.

En este sentido, la elección de los New Avengers como nombre oficial borra una oportunidad narrativa sumamente interesante. Porque los Dark Avengers no eran solo un equipo con moral cuestionable, eran una declaración sobre lo fácil que es reemplazar el símbolo del héroe con una fachada conveniente. Thunderbolts lo tenía todo: personajes rotos, un pasado turbio, y una línea directa hacia esa lectura incómoda pero necesaria. Y con Avengers: Doomsday en el horizonte, el conflicto entre este equipo y el que posiblemente lidere Sam Wilson, podría haber sido una bomba ideológica mucho más potente.
¿Por qué entonces se eligió el camino seguro? Considerando lo desastrosa que ha sido la Fase 5, tal vez Marvel Studios necesitaba reconstruir la marca Avengers, aunque fuera con un barniz distinto. Quizá pensaron que el nombre Dark Avengers era demasiado oscuro, “edgy”, para el público general. O tal vez, simplemente, era más fácil vender camisetas con un logo mas familiar. Sea como sea, el MCU tomó una decisión que priorizó la percepción del público sobre la coherencia de su intrincada narrativa, y eso también dice mucho del momento en el que se encuentra Marvel Studios.
Lo cierto es que Thunderbolts es una película valiente en muchos sentidos, pero su giro final delata un miedo muy específico: el de aceptar que el heroísmo puede tener aristas más incómodas. El MCU eligió adaptar el lado menos polémico de los Avengers cuando tenía en las manos un relato perfecto sobre lo que pasa cuando el gobierno decide jugar a ser dios. Esa tensión, esa oscuridad latente, quedó desplazada por una etiqueta que no les pertenece del todo. Y eso, nos guste o no, deja un vacío que pesa, y bastante.
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