Pasan los años y El Señor de los Anillos sigue siendo el referente en cuanto a las producciones de fantasía que año con año realiza Hollywood. Ya sea por el impresionante CGI, la complejidad del mundo de J.R.R. Tolkien, o por el carisma que cada uno de los personajes tiene, es un hecho que la franquicia tiene varias de las mejores películas de la historia.
Todo esto fue posible gracias a la mente de todo un prodigioso director: Peter Jackson que, en realidad, no tenía ninguna experiencia al mando de una super producción de Hollywood, pues solamente había realizado largometrajes de bajo presupuesto antes de llevar a la Tierra Media a la gran pantalla. Aún así, New Cinema confió en la visión de Jackson y puso a su disposición 93 millones de dólares para realizar la cinta.
Claro, las expectativas eran enormes, pues para ese entonces, un presupuesto de esa cantidad representaba en toda una producción a gran escala. Además, para añadirle aún más presión, recordemos que los libros de J.R.R. Tolkien se consideran una de las obras literarias más famosas de todas, por lo que una adaptación cinematográfica no debía ser menos que perfecta.
Los hijos de Peter Jackson aparecen en la película
No decepcionó: El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo se convirtió en todo un éxito, tanto en taquilla, como en recepción por parte de la crítica. Sin lugar a dudas, esto se debió al corazón, entrega y dedicación que Peter Jackson puso a la cinta... y no hay mejor muestra de esto que poner a sus propios hijos en escenas de la cinta.
Seguramente no lo habías notado, pues en realidad aparecen por un breve momento, pero Katie y Billie Jackson salen como pequeños hobbits en la primer entrega de la franquicia. Esto es exactamente en el minuto 16 con 37 segundos, cuando Bilbo Bolsón cuanta sus aventuras a los más jóvenes de la comarca.
Pero no fueron las únicas veces que aparecieron en la franquicia. De hecho, parece que el amuleto funcionó para las dos secuelas, pues ahí también hicieron breves cameos: en Las Dos Torres, aparecen como refugiados en las cuevas bajo el Abismo de Helm, mientras que en El Retorno del Rey, como niños en Minas Tirith.
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