Acción brutal y una protagonista espectacular, pero que se pierde al replicar el mito de Baba Yaga. Reseña de Ballerina, la nueva película del universo de John Wick

Seguir el rastro de un ícono como John Wick nunca iba a ser una misión fácil. Menos aún si el objetivo es expandir ese universo con una nueva protagonista, un nuevo drama y un nuevo ritmo. Ballerina, la más reciente entrega dentro del universo de asesinos con etiqueta dorada y balas bendecidas por el estilismo, apuesta por mantener encendida la mecha que Keanu Reeves encendió hace más de una década. Sin embargo, en su intento por equilibrar reverencia, innovación y brutalidad, termina atrapada en una contradicción: ser demasiado John Wick, sin serlo.

La cinta, protagonizada por Ana de Armas en su primer protagónico netamente de acción, se sitúa cronológicamente entre la tercera y cuarta entrega de John Wick, en ese periodo incierto donde el mundo de asesinos aún no ha implosionado del todo. De Armas interpreta a Eve, una bailarina entrenada desde pequeña para matar con precisión quirúrgica, cuya motivación no es otra que la más antigua de todas: venganza. No por un perro, como nos enseñó Wick, sino por su padre. Lo que sigue es una danza letal a través de pasillos oscuros, balas que vuelan y un rastro de cuerpos que deja claro que la franquicia no ha perdido el gusto por la sangre.

Ana de Armas brilla... cuando la dejan

Vamos al grano: Ana de Armas está impresionante en su faceta más física. Ballerina le exige una entrega corporal absoluta, y ella responde con una convicción brutal. Las escenas de acción, meticulosamente coreografiadas, no solo están a la altura del universo Wick, sino que en muchos momentos lo superan en estilización y creatividad. Las peleas en espacios cerrados, los enfrentamientos mano a mano y los tiroteos orquestados como números musicales convierten a Ballerina en un espectáculo visual.

El problema es cuando la película decide detenerse para contar su historia. Porque aquí es donde Ballerina tambalea: su narrativa es floja, predecible y desganada. El trasfondo emocional de Eve, la relación con su padre y su búsqueda de sentido en un mundo despiadado apenas logran sostenerse. El guion intenta explorar dilemas morales, raíces personales y hasta ciertos cuestionamientos sobre la lealtad y la identidad, pero todo queda en la superficie.

El corazón de Ballerina late solo cuando suena el estruendo de una Glock descargando el alma, o cuando un lanza llamas es capaz de apabullar las calles de un pueblo entero. Y claro, al tratarse de una película dentro del universo John Wick no esperábamos un drama Shakespiriano para sostener la acción, pero esta falta de sustancia hace que mantenerse interesado durante la primera media hora del film sea todo un reto.

Acción sin descanso, pero con un comienzo que tropieza

Ballerina tarda en encontrar su ritmo. Como menciono, la primera media hora se siente como una caminata por el lodo narrativo: demasiada exposición, diálogos sin filo, un universo que ya conocemos pero que insiste en explicarse de nuevo. Y es una pena, porque cuando finalmente arranca, cuando Eve comienza a moverse como un huracán armado, la película se convierte en una sinfonía de violencia que te mantiene atado a la pantalla.

Una vez que despega, no hay descanso. Los combates se suceden con un ritmo vertiginoso, la cámara nunca se pierde, la edición respeta los golpes y la música acompaña como si de una pista de ballet se tratara. Es, en esencia, lo que hizo de John Wick una referencia: acción que respira, que se ve y se siente, no una confusión de cortes y efectos baratos.

El fantasma de John Wick

La aparición de Keanu Reeves como John Wick es uno de esos momentos que debería sentirse como una ovación. Y sí, durante unos minutos lo es. Ver al icónico asesino regresar a la acción con su habitual mezcla de elegancia y furia despierta esa nostalgia dulce de las primeras películas. Pero no pasa mucho tiempo antes de que te des cuenta de que su presencia es un arma de doble filo. Por un lado, ancla a la película dentro del universo de forma clara y efectiva, pero también, por momentos, opaca a Eve y le roba protagonismo.

Más que una aparición especial, Wick se convierte en un recurso de seguridad. Un recordatorio constante de dónde estamos, pero también una sombra que no deja a Ballerina bailar con libertad. Eve no necesita que John Wick la respalde, y cada escena compartida entre ambos es una oportunidad perdida de construir algo más propio.

No me mal interpreten, disfrute mucho de ver al "Hombre de la Bolsa" de nuevo en acción, de percibir el enorme respeto y el legado que tiene en este universo, pero es inegable que le roba todo los reflectores a Eve en cuanto aparece, haciendo que la historia de nuestra nueva protagonista se estanque y pase a un segundo plano.

Y es que Ballerina intenta ampliar la mitología de la franquicia, pero termina reciclando muchas de las mismas ideas: las reglas de la Alta Mesa, el hotel con códigos de honor, las monedas, los tatuajes, los juramentos... todo lo que en su momento nos fascinó, ahora corre el riesgo de volverse redundante. Lo que alguna vez fue enigmático, hoy se siente más como un checklist obligatorio.

Es posible que el universo de John Wick ya haya dicho todo lo que tenía que decir. O, al menos, que necesite urgentemente una reinvención real si quiere seguir siendo relevante. Ballerina intenta dar ese paso, pero su falta de ambición narrativa impide que lo logre por completo.

¿Vale la pena Ballerina?

Si lo tuyo es la acción estilizada, las protagonistas que no piden permiso y los tiroteos con dirección artística, Ballerina te va a dar justo eso. Es una cinta entretenida, intensa y visualmente imponente, que demuestra que Ana de Armas tiene madera para liderar películas de acción a gran escala.

Pero si esperabas una historia con peso, un personaje que te conmueva o una evolución verdadera del universo de John Wick, te vas a quedar con las ganas. Ballerina es, en resumen, un hermoso espectáculo de destrucción que no logra escapar del legado que intenta continuar. Es un spin-off que baila con potencia, pero que nunca se atreve a soltar la mano del maestro. Y ese puede ser su mayor pecado: haber nacido con potencial para abrir una nueva era, pero conformarse con ser solo una extensión más del mito de Baba Yagá.

Por último, mencionar que tuvimos la oportunidad de ver la película de forma anticipada gracias a Activision, que nos invitó a una función especial como parte de su colaboración de Call of Duty: Black Ops 6 y Warzone con Ballerina, que lleva la skin de Eve Macarro al videojuego.