Más allá de los temas religiosos, la elección de nuevo Papa fue lo más comentado de las últimas semanas. Y entre toda la información al rededor, hay una entrevista que es sumamente reveladora, mencionando que León XVI, en realidad, esconde una interesante fascinación por los videojuegos, contrastando con la opinión pública expresada por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
El nuevo Papa es gamer
Estámos ante la presencia del primer Papa que es fanático de los videojuegos, y lo mejor de todo, es que este dato se reveló casi por accidente. Todo surgió de una reciente entrevista del medio NBC hacia John Prevost, hermano de León XIV. En él, contó cómo fue la experiencia de ambos previo al cónclave que eligió al nuevo Papa. John mencionó que compartió una partida con su hermano como era de costumbre:
"Primero, jugamos Wordle, porque es algo habitual, ¿de acuerdo? Luego jugamos Words With Friends. Es algo para mantener su mente alejada de la vida en el mundo real"
@nbcnews John Prevost, Pope Leo XIV’s older brother, talks to @NBC Chicago about his conversations with his brother before the conclave.
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Para muchos, la mención de Wordle puede sonar lejana, pero se trata de uno de los fenómenos virales más curiosos de los últimos años. Es un juego de palabras en línea que reta al jugador a adivinar una palabra de cinco letras en seis intentos o menos. Cada vez que introduces una palabra, el sistema te indica qué letras están en la palabra correcta y si están en la posición adecuada, usando colores como pistas.
A Sheinbaum no le gustaría esto
Durante una reciente conferencia de prensa, Claudia Sheinbaum expresó su preocupación por ciertos videojuegos que, según sus palabras, “tienen que ver con estar jugando a matar a una persona”, cuestionando qué tipo de entretenimiento se está normalizando. En contraste, la afición del Papa León XIV por juegos como Wordle o Words With Friends muestra una faceta más positiva del gaming, enfocada en el lenguaje y el pensamiento ágil.

El contraste entre ambas figuras deja claro que los videojuegos siguen siendo un tema que genera opiniones divididas, incluso en los niveles más altos del poder. La opinión pública sobre el tema deja aún más separados los polos; los juegos no son malos ni generan violencia. Y buscar culpables en ellos como detonantes en la sociedad es ver la industria desde una perspectiva cerrada.
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