Take-Two, PlayStation, Ubisoft, son sólo algunos de los publishers que decidieron subir el costo de sus juegos next-gen, a costa de sus respectivas reputaciones. Pues bien, todo parece indicar que el movimiento era inevitable y ahora será Xbox el que lleve el precio de sus juegos de 60 USD a 70 USD, a partir de 2023, así lo ha informado IGN, esta mañana. El ajuste afectará a los títulos para Xbox Series X|S.
Así las cosas, los nuevos Forza Motorsport, Redfall y Starfield serían los primeros en verse afectados por el impopular movimiento, con la acotación de que este incremento tendrá efectos diferentes, dependiendo de la región, y la otra gran, pero gran acotación, que es la disponibilidad de esos mismos títulos en el programa Xbox Game Pass, el cual los pone en su catálogo en el día de lanzamiento.
"Este precio refleja el contenido, la escala y la complejidad técnica de estos títulos. Como con todos los juegos desarrollados por nuestros equipos de Xbox, también estarán disponibles en Game Pass, el día de lanzamiento", explicó un vocero de la compañía al medio estadounidense.
Phil Spencer ya había advertido que este ajuste se avecinaba. Apenas en octubre declaró que "hemos mantenido precios en nuestras consolas, hemos mantenido precios en nuestros juegos... y en nuestra suscripción. No pienso que podamos hacer eso para siempre. Creo que en algún momento habrá que elevar el precio de ciertas cosas".
Game Pass, el bálsamo para la inflación generalizada
Como mencionamos, el tema del incremento de precios comenzó por otras compañías, siendo PlayStation una de las primeras en hacer ajustes, no solamente al costo de sus juegos, sino también al de sus consolas -movimiento que queda por verse en el caso de Xbox-.
Pero la inflación ha sido una constante, este año, y ya también ha impactado a otras compañías, que han subido el costo de productos que, en otras épocas, se hubieran abaratado. Caso concreto: Meta Quest 2.
Dicho eso, Xbox Game Pass es el que hace la gran diferencia acá, pues los suscriptores podrán jugar estos títulos sin pasar por la casa registradora, un rasgo decisivo y hasta controvertido, pues Microsoft usó este aspecto para anular algunos argumentos que PlayStation usa para oponerse a la compra de Activision.