La noticia nace en Canadá en donde un grupo de padres decidió demandar a Epic Games por la adicción que sus hijos sufren al popular battle royale Fortnite; según el reporte "los niños no comen, no duermen y no se duchan". La demanda la recibe el juez Sylvain Lussier quién argumentó “hay un problema grave que argumentar, respaldado por alegaciones suficientes y específicas sobre la existencia de riesgos o incluso peligros derivados del uso de Fortnite”.
Dentro de las declaraciones alrededor del caso, uno de los abogados ha comparado a Epic Games con una compañía de tabaco, alegando que los creadores "sabían que su juego es adictivo". Por suerte dicho señalamiento fue rechazado por el tribunal correspondiente, pero sin desestimar la demanda:
"El tribunal no ha hallado pruebas para esas afirmaciones sobre la creación deliberada de un videojuego adictivo. Eso no excluye la posibilidad de que el juego en sí mismo sea adictivo y que su diseñador y su distribuidor lo sepan"
Según señala el sitio de la BBC, uno de los niños ha acumulado más de 7,700 horas de juego en Fortnite en menos de dos años. Además, el juez invitó a los jugadores (o sus padres) en Quebec a unirse a la demanda si experimentaron síntomas de adicción después de jugar a Fortnite.
Epic Games hace ver que las medidas que tienen le permiten tener control a los padres de lo que juegan sus hijos, y que el resto ya va en la manera en la que lo manejen ellos. Los creadores de Fortnite aseguran que se sienten seguros de que pueden ganar esta demanda en los tribunales y que las acusaciones son infundamentadas.
Veremos qué resolución tiene esto en los tribunales canadienses. Si bien Epic Games tiene razón brindando herramientas para que los padres tengan control sobre el tiempo y el juego de sus hijos, también es cierto que se requiere de cierta mano dura para evitar situaciones extremas de adicción y por ende está en la responsabilidad de los padres hacer todo lo que sea necesario para evitar esto.