Sobra decir que Microsoft se encuentra inmerso en una de las batallas legales más escandalosas de los últimos tiempos, derivada de su intención de compra de Activision, uno de los publishers más importantes en la industria de los videojuegos. Pero resulta que la batalla no solamente es en contra de Sony, su rival, y las autoridades regulatorias, sino también en contra de algunos jugadores quienes, de acuerdo con Bloomberg, han interpuesto una demanda en agravio de los de Redmond, prácticamente bajo los mismos argumentos.
Presentada ante la Corte Distrital del Distrito Norte de California, la demanda, interpuesta por 10 jugadores, argumenta que la potencial fusión daría a Microsoft "un poder descomunal de mercado, así como la habilidad de cerrar rutas clave de acceso a sus rivales y dañar todavía más la competencia (...) una posición incontestable en la industria del videojuego, dejándola con el número más grande de juegos importantes y franquicias icónicas", con los riesgos que todo eso conlleva en materia de precios.
La demanda también alude a una problemática poco socorrida durante el pleito: el tema laboral. Los quejosos argumentan que la fusión reducirá las opciones de trabajo para el talento especializado, cuando Activision está "envuelto en demandas" por su cultura tóxica de trabajo.
No es la primera vez que el asunto laboral sale a flote. De hecho, congresistas demócratas fueron de los primeros en quejarse bajo esos términos. Y tampoco es la primera demanda ajena a la Comisión Federal de Comercio, pues ya existe una, interpuesta por accionistas, pero que se va más por el lado de las hipotéticas malas prácticas bursátiles involucradas en la fusión.
La demanda de estos jugadores llega un par de semanas después de la que presentó la Comisión Federal de Comercio de los EEUU y que, si bien no frena la fusión entre Microsoft y Activision, llevará la situación ante una corte federal.
Entretanto, las autoridades chinas, europeas y británicas, siguen analizando la transacción, con la CMA del Reino Unido, citada como la comisión reguladora más peligrosa para la compra, por su oposición histórica a remedios parciales (como la oferta temporal de Call of Duty a sus competidores), y la dificultad para apelar a sus impugnaciones.
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