Durante la sexta generación de consolas, Rocksteady demostró que los juegos basados en cómics podían competir por el juego del año o trascender más allá de un subgénero oculto entre la acción y la aventura. Arkham Asylum, y sus respectivas secuelas y precuelas, son un capítulo dorado en los más de 80 años de historia de El Caballero de la Noche, tan emblemáticos como la serie animada de los noventa o las películas de Christopher Nolan. Mientras que el trabajo de Rocksteady fue clave para que hoy disfrutemos de juegos como Marvel’s Spider-Man.
Con toda esa historia, es muy complicado entender qué fue lo que salió mal, porque el nuevo juego de Rocksteady, basado en una propiedad de DC Comics, es uno de los juegos más genéricos de los últimos años, con todos los errores de Marvel’s Avengers y una innecesaria continuación de la Saga Arkham. ¿Qué le pasó a Rocksteady en los últimos 9 años? No lo sabemos con certeza, pero lo que sí vamos a responder es a la gran pregunta: ¿Suicide Squad Kill: the Justice League vale la pena? Seguro ya sabes la respuesta, pero déjanos profundizar.
¡Feliz día de la justicia!
Suicide Squad es un juego que vive dentro del Arkham Universe, por lo que todo lo que jugamos entre Arkham Origins y Arkham Knight es canon en esta historia. Pero tranquilo, no es necesario haber jugado toda la saga para entender este juego, y si crees que no hay una buena explicación para un evento determinado, no te preocupes, pues Rocksteady se avienta unas buenas maromas para acomodar todo en su nueva narrativa… sin importar que hubiera sido mejor iniciar un nuevo universo.
Al igual que en el olvidado y desconectado juego de Avengers, en Suicide Squad nos encontramos ante una ciudad de Metrópolis que vio interrumpida una celebración para la Liga de la Justicia, por culpa de la invasión de Brainiac, uno de los villanos más emblemáticos de Superman. Han pasado 9 meses desde que comenzó la invasión, y luego de varios intentos fallidos por entrar a la ciudad, un grupo de villanos condenados por las peores atrocidades, son asignados a una misión suicida: entrar a Metrópolis y matar a la Liga de la Justicia.
Suicide Squad llega de golpe, sin darnos tiempo de asimilar de qué lado estamos
Amanda Waller, directora de ARGUS, es la responsable de estos criminales, con poco o nada de habilidades metahumanas, pero manejables a través de engaños. Deadshoot, Harley Quinn, Capitán Boomerang y King Shark son miembros de la Fuerza Especial X, y, por conveniencias de la historia, son capaces de infiltrarse hasta el mismísimo Salón de la Justicia para conseguir la hazaña más grande de todas sus vidas.
Podríamos decir que el gran spoiler del juego viene en el título del mismo, pero no vamos a entrar en detalles, pues hay un poco de valor en esta enorme guerra contra los metahumanos que no queremos arruinar. Por otro lado, las conveniencias del guion, aunque pudieron ser mejores, funcionan según lo que hemos leído en cómics o visto en las películas. Al final del día, el escritor siempre elige quién gana y hace TODO lo que está en su manos, para que su historia funcioné.
Queda claro que Rocksteady vio The Suicide Squad de James Gunn e intentó que sus personajes fueran entrañables y enloquecieron a los fans. Lamentablemente están muy lejos de, siquiera, ser una copia de esa versión del Escuadrón Suicida. En primer lugar, los personajes no se callan nunca, hablan y hablan y hablan hasta el hartazgo, sin que, necesariamente, tengan algo interesante que decir. Algunos chistes funcionan, otros solo están ahí para llenar un silencio incómodo… que, en retrospectiva, no era tan mala idea.
A nivel narrativo, entonces, la historia es simple y poco ambiciosa, con una imaginación muy limitada para que el conflicto funcione y con poco tiempo para sentir un poco de empatía con los héroes y villanos. Igual que el DCEU, Suicide Squad llega de golpe, sin darnos tiempo de asimilar de qué lado estamos y con conocimientos previos, únicamente, de un personaje: Batman. Sin embargo, conocer a Batman, sus hazañas e incluso a sus villanos, gracias a la Saga Arkham, nos deja con un sentimiento agridulce.
Esperamos años por ver como ese universo se expandía más allá de Batman y la Batifamilia, para que nuestro primer contacto con otros personajes sea una masacre sin sentido. Y a pesar de lo que se podría pensar, no sentimos que sea una falta de respeto a los personajes, específicamente a Batman, sino una decisión apresurada que… al menos en el canon, deja sin propósito el final de un juego que se cocinó a fuego lento y con mucho cariño como Arkham Knight. Sin esa paciencia y compromiso, Suicide Squad es un juego genérico, del que seguro podemos encontrar decenas de historias similares en el multiverso de DC Comics; mucho más baratas y hasta mejor contadas.
Ese es el Rocksteady que reconozco
A nivel narrativo Suicide Squad es un juego del montón, pero en su gameplay, por lo menos se defiende un poco más. Sí, Kill the Justice League es un juego de servicio, pero antes de eso tenemos una muy buena base jugable, con cuatro personajes que funcionan correctamente. Cada uno de los villanos tiene movimientos únicos, armas especiales y formas de interactuar con el mapa específicas, pero bajo un esquema de control idéntico.
El juego limita a los personajes para que, exacto, vayas a jugar en línea y cubras todas las carencias
Deadshoot cuenta con armas de fuego y no tiene ataques melé, sino disparos de corta distancia que funcionan de forma automática. Harley es la más similar a los viejos Arkham, solo que con pistolas y un poco más lenta. King Shark es poderoso en ataques cuerpo a cuerpo, pero muy lento para su desplazamiento. Y Capitán Boomerang es bueno a distancia, malo en cuerpo a cuerpo, pero con una rapidez única. Este diseño tan disparejo busca incentivar el juego cooperativo… o el cambio de personaje constante si estás jugando en solitario.
Suicide Squad tiene un control extraño, pues no solo no sigue los botones clásicos para acciones como disparar o golpear, sino que intenta dar fluidez a ideas específicas para mantener el ritmo del juego. Por ejemplo, el escudo solo se puede recargar a través de ataques cuerpo a cuerpo, acercándote al enemigo; si solo disparas recibirás munición. Otra cosa curiosa son, justamente los ataques melé, que se ejecutan con el mismo gatillo con el que disparas, pero sin oprimir el gatillo de apuntar. Detalles, detalles, nada negativo, pero puede ser un poco confuso al inicio.
Aprovechar las habilidades de cada personaje es importante para disfrutar el juego y superar de mejor forma las misiones. Si tienes enemigos a gran distancia, Deadshoot te puede salvar el pellejo de forma instantánea, mientras que para grupos considerables de enemigos es conveniente atacar de forma salvaje con Tiburcio. Incluso para desplazarte por el mapa, es más sencillo hacerlo con los bumerán, en lugar de los enormes saltos de King Shark. Aún así, el juego limita a los personajes para que, exacto, vayas a jugar en línea y cubras todas las carencias.
Si estás jugando en solitario tienes la opción de cambiar de personaje en todo momento y las veces que quieras, así que el desplazamiento es más llevadero. Eso sí, cuando entras a una misión te quedas con el personaje seleccionado hasta el final; suponemos que no hay cambios aquí para incentivar el juego en línea, pero nos hubiera gustado. Afortunadamente, la IA de los compañeros funciona muy bien, y siempre está haciendo cosas positivas para la misión, claro, todas las misiones son de ir a matar un montón de aliens morados con algunos poderes especiales, pero al menos no te estorban en el tiroteo y si mueres, siempre te van a revivir.
Hablando de los enemigos, pues eso que mencionamos: todos son aliens morados, a veces con poderes de Flash y otras veces con helicópteros y tanques o con un tamaño inmenso, pero no hay mucha variedad al respecto. Vencerlos no es un problema, pero de vez en cuando hay algo extra para hacer la misión más interesante: rescatar soldados atrincherados, destruir las baterías de un escudo o evitar que destruyan un vehículo de ARGUS. Nada fuera del guion para un juego de servicio, lo cual puede ser cansado y aburrido.
¿Y la Liga de la Justicia? Los héroes de DC Comics fungen como jefes de nivel, con peleas entretenidas, pero poco imaginativas, y salvo Superman, sin un reto considerable. Había mucho potencial para cada combate, pero Rocksteady no lo logró. De hecho, hay una infame pelea donde tenemos balas infinitas y el enemigo es sólo un blanco gigantesco que, de vez en cuando, nos obliga a brincar de un lado a otro: la peor batalla que hemos jugado en mucho tiempo. En un inicio parece que llegar a enfrentar a los superhéroes requiere de mucha planeación, pero una vez que llegas con el primero los otros se activan casi de inmediato.
El Pueblo Mágico de Metrópolis
Metrópolis es una urbe gigantesca, pero engañosa en su diseño y con una geografía que parece imposible de habitar. Teniendo en cuenta el desplazamiento que busca combinar un poco de Batman y Sunset Overdrive, el juego es muy vertical, por lo que puedes escalar edificios e impulsarte con las habilidades para llegar lo más alto posible… lo que no necesariamente es muy divertido.
Aún con una campaña mediocre, Suicide Squad no estira artificialmente su historia
Independientemente de que la ciudad no tiene nada que la haga sentir viva, la distribución de los edificios es confusa y la ambientación es aburrida, sin importar que estás peleando a las afueras del Daily Planet o en una plaza pública que parece una mala imitación de Six Flags. Además, la decoración es idéntica en todos lados: globos de la Liga de la Justicia (que tienen 9 meses inflados), pósters de los héroes esparcidos por la ciudad y los mismos anuncios con guiños a Teen Titans o Lex Corp. De vez en cuando El Acertijo, porque el villano está en el juego, te da pistas sobre algún lugar importante, pero no parece que tenga muchas cosas distintas en comparación de la última bodega que visitaste.
Explorar Metrópolis es aburrido, pero necesario para avanzar por las misiones repetitivas con villanos genéricos para acabar la campaña principal. Dicho eso, Suicide Squad dura unas 10 u 11 horas en su modo historia, con la promesa de nuevo contenido, gratuito, que llegará periódicamente. Aún con una campaña mediocre, Suicide Squad no estira artificialmente su historia, como si lo hace Avengers y hasta Guardians of the Galaxy.
No olvidemos que Suicide Squad es un juego de servicio, o sea, que muchas de sus mecánicas van orientadas a las mejoras de nuestro personaje para tener un mejor avatar en línea. Kill the Justice League ofrece todo lo que un looter-shooter tiene a su disposición: armas de diferentes rangos, mejoras de habilidades, potenciadores y recompensas al final de cada misión. Sin embargo, Rocksteady no ofrece mucha profundidad en este aspecto y en menos de cuatro horas todo lo que recibes es legendario. Además, las mecánicas del juego no exigen cambios sustanciales, sólo seguir las secuencias de botones en pantalla.
Quizá los más relevantes sean los ataques especiales que van apareciendo según las mejoras realizadas en el árbol de habilidades; éstos sí hacen que el juego sea más interesante. También hay mejoras y personalización de armas, así como la posibilidad de agregar efectos a los ataques melé, como un bat para congelar. Aquí el futuro, por lo menos, luce prometedor, pues con la campaña apenas y cubres una parte de las mejoras, en armas y personaje, por lo que tendrás que jugar mucho si quieres explotar todas las posibilidades. Incluso la progresión de los personajes es individual, así que tienes que dedicarle tiempo a cada villano para alcanzar su máximo potencial… siempre y cuando quieras seguir jugando a Suicide Squad.
Al menos se ve bonito
A nivel técnico, eso sí, Suicide Squad es uno de los juegos más bonitos que hemos jugado en la actual generaciones. Animaciones de batalla, gesticulaciones, cinemáticas y hasta el diseño de cada personaje, Rocksteady hizo un gran trabajo. Ahora, si bien los gráficos lucen increíbles, es el diseño de producción el que le resta puntos a lo que vemos en pantalla. Arkham Asylum, por ejemplo, presentaba una estética basada en historias de corte clásico, con una ambientación extravagante y un diseño de personajes realista. En este caso, Suicide Squad es muy realista, pero sus diseños son extraños, por un lado una Metrópolis retrofuturista con arquitectura art deco, y en el gameplay una tendencia a los colores morados brillantes de los enemigos y efectos especiales extraídos de Fortnite.
Ya se ha mostrado en múltiples ocasiones, pero el HUD es una locura, precisamente por la enorme cantidad de efectos que aparecen en pantalla al jugar, la mayoría de ellos innecesarios. Y si de estímulos estamos hablando, hay que mencionar a Lois Lane transmitiendo cada media hora desde un “escondite secreto”, narrando todo lo que acabamos de vivir, más la voz de Batman diciendo todos sus planes contra nosotros o los múltiples mensajes en pantalla sobre algunas misiones o indicaciones, otra vez, innecesarias. Y si escuchar y ver un montón de cosas sin sentido no es suficiente, la versión de PS5 tiene un montón de estímulos extra para el Dulsense, para hacer, según ellos, más inmersivo el juego, pero cuando hasta bajar un elevador es motivo para que el mando vibre sin control, sabemos que hay algo mal en esta decisión.
No teníamos tres amigos que hubieran pagado por Suicide Squad
Terminamos desactivando muchas de las funciones anteriores para tener menos distractores, y de pasó te sugerimos precaución si eres fotosensible, pero lo que nos dolió más fue que el doblaje se ve afectado por la naturaleza del juego. Como ya mencionamos, la personalidad de los villanos es exagerada, con miras a lograr algo similar a las películas de James Gunn. Lamentablemente la mezcla de sonido en español latino tiene un volumen muy alto, por lo que jugar escuchando muchas voces con diálogos sin sentido, puede ser agotador. No es una mala selección de voces o un doblaje mediocre, solo está demasiado alto y las intenciones, desde el origen, son muy exageradas. Terminamos jugando en inglés, donde el volumen está más balanceado, y le bajamos a la tele para no sentirnos abrumados con tanta palabrería.
Para esta reseña no teníamos a tres amigos que hubieran pagado por Suicide Squad, pero dejamos abierto el matchmaking y de vez en cuando se unía algún desconocido. La experiencia no cambia mucho en relación al juego en solitario, y tampoco sentimos que la dificultad aumentara o disminuyera. Lo que encontramos fueron bajones en las animaciones con el matchmaking activado, incluso sin tener un jugador extra en la partida, y para haber jugado durante la semana de estreno, tampoco sentimos que fuera tan fácil encontrar una partida o jugadores que se quisieran unir. Aunque consideramos que esto cambiará drásticamente en el futuro… tanto para bien como para mal.
¿Suicide Squad: Kill the Justice League vale la pena?
Suicide Squad: Kill the Justice League es un juego mediocre. Lejos estamos de los mejores momentos de Rocksteady, pero al menos, volvimos a comprobar, que no todos los juegos necesitan un multijugador o pasarse a los juegos como servicio. No nos sorprendería que antes de finalizar 2024, Suicide Squad se una a las filas de Game Pass o PlayStation Plus, o que en un par de años se anuncie el cierre de sus servidores. Al menos lo puedes jugar sin necesidad de alguien más… pero eso no lo hace un mejor juego.
Hasta donde sabemos, sus contenidos descargables de historia serán gratis y solo habrá cosméticos de paga. Pero no nos quedan muchas ganas de regresar a Metropolis. Suicide Squad: Kills the Justice League no vale la pena… y es una lástima decir esto, pues Rocksteady hizo una de las mejores sagas de videojuegos de la década pasada.
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