Han pasado casi 4 meses desde que estalló la guerra en Ucrania, y los efectos del conflicto se siguen sintiendo en todas las esferas de la actividad, incluyendo a los videojuegos. En el pasado, Electronic Arts retiró a los clubes rusos y a la selección rusa de FIFA 22, pero Battlefield 2042 no podrá seguir el mismo ejemplo, reconoció esta semana la nueva directora de DICE, Rebecka Coutaz.
Coutaz acaba de asumir el puesto de mandamás del estudio sueco, por lo que ofreció varias entrevistas en días recientes. Como una de las muchas preguntas que respondió, estuvo el asunto de Rusia en Battlefield 2042. "Lo que hemos hecho es revisar el juego y tratar de ser tan sensibles como es posible, con tanto respeto como es posible en todo lo que hacemos”, explicó la ejecutiva. “Eso es muy difícil de cambiar [la nacionalidad de la facción rusa] en este juego de entretenimiento", agregó.
Rebecka Coutaz también aclaró que, en DICE, todos se sintieron asombrados con la noticia de la invasión y la primera prioridad fue lograr que los miembros del estudio, procedentes de Europa del Este, se sintieran cómodos y apoyados. Y lo segundo fue el tema de Rusia en el juego.
A diferencia de títulos deportivos, donde Rusia y sus equipos, constituyen sólo una de varias naciones representadas, en Battlefield 2042, Rusia es una de 2 facciones disponibles, así que no sorprende la renuencia de DICE a modificar este aspecto de un juego que, para colmo, ha tenido un ciclo de vida tremendamente accidentado. Más allá del tema de la nacionalidad, DICE sigue muy comprometido con rescatar el título y mejorar su reputación.
Poco después, EA publicó un comunicado, donde hizo eco a las palabras de su ejecutiva e insistió en mantener las facciones del juego como están. "Las facciones rusa y estadounidense, como aparecen hoy en Battlefield 2042, continuarán en nuestras temporadas de servicio. Seguimos monitoreándolo y haremos ajustes cuando sea necesario."
Por supuesto, ni Battlefield 2042, ni DICE, ni Electronic Arts han tomado medidas a manera de protesta. Algunos estudios incluso han cerrado sus operaciones en Rusia, otros han hecho donaciones y más, mientras que los estudios independientes locales siguen tratando de operar para condiciones muy adversas.