Si por algo se ha caracterizado DOOM prácticamente desde sus inicios, es por el cariño que sus desarrolladores imprimen en cada píxel del juego. Por supuesto, este amor por el proyecto y por los jugadores se ha manifestado de innumerables maneras, pero las que más nos gustan son los easter eggs. Y hablando de easter eggs, en la segunda entrega de la franquicia se nos ofreció una referencia inigualable: un huevo de Pascua que muestra la cabeza de John Romero empalada en una pica.
El mejor easter egg de todo DOOM
Desde sus primeros pasos, id Software se ganó el respeto del mundo gracias a su obsesión por llenar sus juegos de detalles, secretos y pequeños homenajes. De esta manera, cada proyecto parecía esconder algo especial para los jugadores más curiosos, sin embargo, pocas referencias han alcanzado la fama de aquella oculta en Doom II, donde el equipo decidió dejar una huella inolvidable: la cabeza de John Romero, co-creador del juego, empalada por una pica.
Este icónico easter egg se introdujo durante el combate final. En esta etapa del juego, los jugadores debían disparar al "Icon of Sin", un enorme demonio que parecía ser el jefe definitivo. Pero la verdadera meta estaba oculta: dentro de su cráneo abierto, en un espacio inaccesible de forma normal, se encontraba la cabeza digitalizada de John Romero empalada.
La elección, por supuesto, no fue casualidad, sino una mezcla de humor interno y homenaje retorcido, como una manera simbólica de poner literalmente el alma de uno de los creadores en el corazón del juego. Lo cierto es que solo quienes utilizaban trucos o investigaban a fondo el juego podían descubrir este infernal guiño, y eso lo hace aún todavía más especial.

Que una simple broma entre desarrolladores se haya convertido en uno de los momentos más recordados de la franquicia habla del tipo de magia que hacía grande a DOOM. Y es que más allá de la sangre y la violencia, en cada nivel, independientemente del juego de id Software, late una historia de amistad, de creatividad o simple rebeldía. No era solo matar demonios: era crear algo que sobreviviera al tiempo, incluso a través de una cabeza empalada en el infierno. Y eso, pocos lo entienden tan bien como id Software.
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