Durante los últimos años, Sony ha dejado claro que sus estudios son un músculo importante en la industria de los videojuegos. Lo cierto es que han sido lo suficientemente relevantes como para que sean tema de charla a cada rato. Uno de esos estudios es Sucker Punch, que con el paso de estos últimos años se ha convertido en uno de los favoritos de la industria gracias a Ghost of Tsushima, título que se mantiene como uno de los juegos más preciosos, precisos e importantes al momento de retratar el Japón feudal.
Hoy, después de 4 años, estamos a punto de hablar de Ghost of Yotei, una entrega que tiene una historia completamente diferente que contar, pero que sigue los pasos de lo que hizo bien el estudio y, a su vez, lo mejora para entregarnos el juego definitivo de samuráis hasta la fecha. Pero, ¿qué tan valioso es que siga siendo “más de lo mismo”? ¿Afecta a su jugabilidad? Quédate a descubrirlo.
Los Seis de Yotei: el sexteto que arruinó la vida de Atsu
Sin perder más tiempo, vamos a revisar uno de los puntos más fuertes con los que llega Ghost of Yotei: su historia. En esta entrega seremos testigos de la vida de Atsu, una habitante más de la isla que desgraciadamente es orillada a la desgracia y el lamento. Su vida está teñida de sangre y venganza, pues carga con la misión de derrotar a los Seis de Yotei, responsables de la masacre de su familia.
Este grupo, liderado por el implacable Lord Saito —uno de los líderes más temidos de la isla—, está acompañado de figuras que parecen salidas de una pesadilla: el Oni, la Serpiente, la Araña y el Dragón —que, por si fuera poco, son los retoños de Saito—, además del escurridizo Kitsune. Así es, estos son los famosos Seis de Yotei, y no te preocupes si llegas a olvidar algún nombre: la desgarradora historia de Atsu orilla al jugador a memorizarlos segundo tras segundo. Conforme Atsu va recordando su trágico pasado, el presente hace inevitable mencionar estos títulos, así como tener presente que Saito puede convertirse en uno de los villanos más icónicos a partir de ahora.
A diferencia de Ghost of Tsushima, en donde el orgullo de clan conflictuaba muchísimo las decisiones de Jin Sakai, aquí ocurre todo lo contrario. A Atsu le da igual que por los alrededores la denominen como una Onryo y que manche su espada de sangre matando por la espalda a sus enemigos. Si tiene algo que ver con Lord Saito y los Seis de Yotei, es motivo suficiente para desenvainar y pelear hasta la muerte.
Esto sin duda es uno de los puntos por los que Ghost of Yotei se siente como una secuela digna. Fácilmente, Sucker Punch pudo optar de nuevo por Jin y seguir con la historia de su linaje, retomando aquella invasión mongola que definió su vida. Pero no. Aquí la decisión fue más allá de una simple continuación. Incluso, dentro de la historia, los habitantes de Yotei hacen una sutil referencia a la leyenda de Tsushima, pero hasta ahí.
La historia de Atsu nos ofreció unas 32 horas de juego: 32 horas excelentes para atraparnos con sus giros argumentales, las sorpresas y el repudio hacia los lacayos de Saito. Lo más valioso es que el juego te involucra de tal manera que entiendes los propósitos de Atsu: una mujer a la que le arrebataron todo y que poco a poco descubrirá si la venganza es el camino correcto. Quisiéramos detallar más al respecto y también mostrar más, pero por respeto a los espectadores lo dejamos de lado.
Ghost of Yotei es lo mismo que vimos en Tsushima... pero de manera más brillante
Ahora bien, ¿la jugabilidad es muy parecida a Tsushima? La respuesta es sí: prácticamente los mismos mecanismos de control que teníamos con Sakai regresan ahora con Atsu. Desde el primer minuto uno se da cuenta de que se recuperan elementos conocidos, pero también se añaden otros con bastante frescura. Por ejemplo: el viento sigue sirviendo como guía para conocer el camino; el sigilo mantiene su importancia; y la escalada junto con el gancho regresan como herramientas vitales para explorar cada rincón de la isla.
A esto se suman nuevas mecánicas como cabalgar entre campos de flores blancas para aumentar la velocidad; tocar canciones con un shamisen —que pertenecía a su madre— para revelar ubicaciones secretas; desenvainar la espada para combates, llamar a tu caballo, entre otros.
La exploración en Yotei vuelve a brillar con un enooooorme mapa que incentiva descubrir recompensas: hierbas, telas, metales preciosos, madera, sake, monedas, comida… un inventario cargado de recursos útiles. Los campamentos, por su parte, se sienten más vivos: ahora el jugador debe encenderlos manualmente y en ellos puede cocinar para obtener beneficios en combate, como sanación potenciada o defensa extra.
También se puede dormir para avanzar el tiempo, lo cual desencadena pesadillas interactivas que añaden un toque creativo. Otra novedad son los altares y los puzzles de los relicarios, que se convierten en puntos clave otorgando recursos para mejorar tu árbol de habilidades.
Regresan las aguas termales, no solo como momento de reflexión, sino como mecánica para aumentar vida y espacio para amuletos. Y destaca el tablero de cacería, donde Atsu acepta contratos para eliminar a forajidos y criminales. Estas misiones secundarias, con pequeñas historias, varían en calidad: algunas son excelentes, otras algo simples. No obstante, todas aportan al porcentaje de completitud del mapa.
El combate gira en torno a tres árboles principales de habilidades: el de la Onryo (asesinatos), el de supervivencia (exploración) y el de ataques a distancia (arco y armas).
¿Repetición o abundancia de contenido?
¿Y las icónicas posturas de combate? Desaparecen. En su lugar hay distintos tipos de armas. La lógica es la misma: encontrar la ideal contra el arma enemiga. Ahora entender esto es crucial, ya que si eliges mal, Atsu puede ser desarmada y quedar expuesta. El cambio tiene sentido: a diferencia de Jin, Atsu no es una samurái tradicional, sino una guerrera marcada por la venganza.
Por ejemplo: las katanas dobles funcionan contra lanceros; las armas pesadas, contra enemigos grandes; la kusarigama, contra los de escudo. Y sí, también hay fusiles de mecha tanegashima. Los duelos uno a uno también regresan, desenvainando más rápido que el enemigo para vencer.
Otra sorpresa es que aquí no todo se resuelve peleando. Puedes negociar con rivales o mercenarios, ofreciendo un final más piadoso o dejarlos vivir a cambio de información valiosa de los Seis de Yotei. Esto aporta espontaneidad y variedad frente a su antecesor.
En general, es más de lo mismo, sí, pero con añadidos que refrescan la fórmula. Y esto abre un debate: ¿es válido repetir tantas cosas o cae en el famoso argumento de la repetición? Algunos jugadores exigen innovación, otros agradecen que no se “mueva tanto” la fórmula. Ejemplos hay de sobra. De nuestra parte, podemos decir que es un gusto culposo regresar a Yotei y limpiar cada rincón para sacar el 100%. ¿Tú qué tipo de jugador eres?
Al César lo que es del César: Sucker Punch reafirma su maestría para retratar el Japón feudal
Sucker Punch vuelve a ser referente en calidad y pulcritud al retratar Yotei. Qué precioso entorno tuvimos frente a nuestros ojos: paisajes que combinan brutalidad y belleza. Gráficamente, estamos frente a una auténtica bestialidad. Aunque las animaciones humanas se sienten más acartonadas que en Ghost of Tsushima, todo lo demás roba la atención. El trazado de rayos permite que la luz cálida del amanecer penetre cuevas, cabañas, montes y árboles de forma natural. Cabalgar entre pétalos de colores es una oda a la pupila. El bosque otoñal marca el cambio de biomas y la sangre impregnada en Atsu… wow. Sucker Punch lo vuelve a hacer.
Como ya es costumbre, están disponibles modos de fidelidad, rendimiento y ray tracing. Este último fue nuestro favorito, pero cualquiera que elijas te volará la cabeza en una pantalla 4K. Probamos en una PlayStation 5 convencional y funcionó perfecto. Incluso los tiempos de carga brillan por su inmediatez: no hay pantallas, arrancas justo donde dejaste la aventura.
El DualSense vuelve a brillar con vibración háptica: sentirás los golpes, los latidos del corazón o el viento en los dedos. Los gatillos se tensan con el arco o el tanegashima.
También regresan los modos de cine y se añaden nuevos: modo Kurosawa (blanco y negro con grano de película), modo Miike (colaboración con Takashi Miike, cámara cercana, sangre y barro más intensos) y modo Watanabe (inspirado en Shinichirō Watanabe, con música lo-fi y estética estilizada). El doblaje y traducción al español latino se agradecen, junto con las voces originales en japonés. Nuestro combo perfecto fue voces en japonés con subtítulos en español.
Ghost of Tsushima es una aventura salvaje y emotiva, que puede ser satisfactoria, pero repetitiva.
La aventura de Atsu marca un precedente para Sucker Punch, donde la necesidad de seguir con lo mismo impera de forma brillante. Ghost of Yotei nos presenta una historia cruda, sentimental y conmovedora, donde nos sentiremos uno con la protagonista y sus motivaciones. El combate sigue siendo fundamental, aunque no varía mucho respecto a Tsushima.
No es un juego que solo se viva por la acción; también está en los pequeños detalles: el shamisen de tu madre, la loba que te salva de la muerte, las decisiones que moldean tu viaje y el eco de una venganza que nunca deja de arder. Vale la pena, si consideramos que la historia aborda un problema con pocas esperanzas, lo cual es oro puro para el espectador. Esperemos que tu viaje junto con Atsu sea tan vengativo como divertido.
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