Pocos lo recuerdan, pero este juego de Yu-Gi-Oh fue pionero en PS1: tenía una característica adelantada a su tiempo

Aunque en nada se parecía al TCG en el que se inspiraba, Yu-Gi-Oh! Forbidden Memories no solo se convirtió en uno de los juegos más icónicos de la PlayStation original, sino que a muchos jugadores nos permitió experimentar en carne propia el duelo de monstruos mientras en la televisión se emitía el anime del mismo nombre. Sin embargo, y pese a su popularidad, lo que muchos fanáticos nunca descubrieron es que era posible trasladar nuestro deck de cartas real al juego de PS1 de una manera un tanto peculiar.

El juego de Yu-Gi-Oh! de PS1 que te permitía tener tu deck de la vida real

Yu-Gi-Oh! Forbidden Memories salió originalmente en Japón en 1999, y fue una de las primeras adaptaciones de la franquicia para PlayStation. Por supuesto, no llegó a América hasta principios de 2002, y para muchos fue la primera toma de contacto con el universo Yu-Gi-Oh. Eso sí: a pesar de que las reglas del videojuego eran completamente distintas a las del anime y el juego de cartas en la vida real, Forbidden Memories logró captar la atención de los jugadores por cuidadísimo diseño artístico y sus frenéticas batallas.

El juego de PS1, a diferencia del TCG real, donde las reglas eran más complejas y basadas en la estrategia, se centraba en un sistema de duelo basado en la creación de combinaciones de cartas. Pero pese a estas diferencias, Forbidden Memories al final mostraba a los mismos monstruos que el TCG real y, por lo tanto, te permitía trasladar tu deck físico al juego virtual.

Es curioso, pues incluso al día de hoy, muchos jugadores desconocían esta función, pero todas las expansiones de cartas que habían salido hasta ese momento, 1999, tenían un código en la esquina inferior izquierda que las identificaba. Este número podía ser ingresado dentro de un menú especial del juego para poder "comprar" con la moneda del juego, las estrellas, las cartas que uno ya poseía en la vida real, llevando la experiencia de duelo más allá del mundo virtual.

El único problema era que el precio que el juego pedía por las cartas podía ser verdaderamente astronómico. Considerando que cada partida te otorgaba muy pocas estrellas (menos de diez) y que en ocasiones algunas cartas como el Dragón Negro de Ojos Rojos, o cualquier extremidad de Exodia, te pedían miles de estrellas, conseguir solo una de esas cartas podía llevarte a grindear durante meses. 

Si algo no podemos negar, es que Yu-Gi-Oh! Forbidden Memories fue un experimento único que conectaba el juego de cartas físico con el mundo digital de una manera bastante innovadora para su época. Y aunque su sistema de “comprar” cartas era una propuesta poco menos que rudimentaria, queda claro que fue el primer paso para conectar el TCG físico con el virtual en una sinergia bastante común de ver hoy en día.