Aunque no es una historia feliz, pudo ser mucho peor. Forbes dio a conocer, hace algunas semanas, el caso de Jane, una niña de Virginia -en el este de Estados Unidos- quien fue secuestrada por un hombre que conoció en línea, y que la llevó hasta Arizona, a 3 mil kilómetros de su casa. Pero gracias a su Switch, la menor pudo ser localizada.
Afortunadamente, durante su cautiverio, la niña usó su Nintendo Switch para ver YouTube y jugar Little Nightmares y sus amistades lo notaron. El FBI solicitó a Nintendo datos sobre la cuenta de Jane, y la Gran N respondió, ofreciendo información sobre el servicio de Wi-Fi al cual estaba conectado el dispositivo (Cox Communications) lo que, a su vez, condujo a las autoridades a una dirección IP y a una localización física en Tolleson, Arizona.
En el interior de dicho domicilio, el FBI encontró a Jane y a un hombre de 28 años, bajo el nombre de Ethan Roberts, a quien la menor había conocido en un servicio de chat anónimo, llamado Omegle. Ambos mantuvieron contacto por esa vía, durante meses, hasta que, en agosto de 2022, Roberts acordó recoger a Jane en autobús y llevarla hasta Arizona, donde la tuvo por 2 semanas y quiso forzarla a vender material sexualmente explícito en Omegle.
Como señala Forbes, aunque el debate en torno a la protección de datos es legítimo y hay un lado oscuro en la manera como las empresas manejan esa información, en el caso concreto de Jane, fue gracias a que Nintendo tenía registro de las actividades de su Switch, que ella pudo ser rescatada.