Satoru Iwata y una calculadora comenzaron la carrera que marcó la industria del gaming: el exjefe de Nintendo mostró su talento desde joven

Satoru Iwata y una calculadora comenzaron la carrera que marcó la industria del gaming: el exjefe de Nintendo mostró su talento desde joven

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Diego Gutiérrez

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Diego Gutiérrez

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Estudiante universitario de Comunicación y Periodismo, amante de los deportes, fanático del buen cine y del manga/anime, entusiasta de los videojuegos y, ahora, editor en 3DJuegos LATAM. Mi juego favorito es TLOZ Ocarina of Time, porque es el que me introdujo a este apasionante, y a la vez viciante, mundo del gaming.

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Satoru Iwata no solo es un genio de los negocios, demostrado durante su mandato en Nintendo, sino también un talento sin igual de la programación. Por ello, sus primeros pasos como creador de videojuegos tienen lugar incluso antes de tener una formación universitaria apropiada. Esta es la historia de cómo su habilidad innata y una calculadora dieron inicio a una carrera sin precedentes.

Los inicios de Satoru Iwata: un talento sin límites

Pocos recordarán que Iwata inició como un programador, como casi cualquier figura importante de Nintendo. Su trabajo en el estudio HAL Laboratory lo llevó a posicionarse, eventualmente, en el jefe de la compañía. Pero mucho antes que eso, demostró su habilidad como desarrollador de videojuegos desde la adolescencia; así lo cuenta la revista inglesa, The Guardian.

Iwata nació en 1959 en la prefectura de Hokkaido, y desde la época de estudiante en la secundaria, programaba pequeños juegos de respuestas numéricas con su calculadora programable. Estas creaciones las compartía con sus amigos, lo que lo llevó a darse cuenta que los videojuegos era lo suyo:

“Creo que fue como cuando los miembros de una pareja cómica se encuentran. Cuando yo hacía algo, él respondía. Así encontré a mi primer cliente y desperté al gozo de crear algo. A menudo pienso que nunca habría hecho videojuegos de no haber sido por esa experiencia
Iwata Calculadora Legado Nintendo Carrera Satoru Iwata en sus primeros años en Nintendo

Con sus sueños puestos en los ordenadores, Iwata estaba convencido a lo que se quería dedicar. Después de esa etapa, inició una carrera en Ciencias de la Computación en el Instituto Tecnológico de Tokio; pero no quería quedarse con solo esa información. A la par, consiguió un trabajo de medio tiempo como desarrollador en HAL Laboratory, que recién se había fundado. Ahí, sin demasiada experiencia pero con corazón y envidiable talento, formó parte del equipo detrás de su primer juego, Super Billiards, lanzado en 1983.

Una inquietud con suerte: la coincidencia que ayudó a Iwata

La remembranza sobre el legendario CEO de Nintendo también recuerda otra de sus increíbles anécdotas: a finales de la década de 1970, a Satoru Iwata le regalaron su primera computadora; una Commodore PET. Pero la curiosidad del joven prospecto de programador no era superficial pues, en su razonamiento, para conocer realmente el funcionamiento del aparato, lo tenía que desarmar por completo, hasta la última pieza.

Coincidentemente, Commodore PET tenía un CPU no tan particular; para su fortuna, sus características eran bastantes similares a las que tendría la NES años más tardes. Así, luego de su paso por HAL Laboratory, logró quedarse con un puesto dentro de Nintendo, logrando incluso desarrollar sus propios videojuegos en solitario para dicha consola (siendo los primeros Balloon Fight y NES Tournament Golf).

El caso de Satoru Iwata demuestra que el talento genuino, cuando se combina con pasión y curiosidad, puede cambiar por completo una industria. Desde una simple calculadora hasta las entrañas de una consola, cada paso que dio fue impulsado por su deseo de entender, crear y compartir. Su historia no solo inspira a quienes aspiran a programar o dirigir una empresa, sino a cualquiera que crea que una idea, por pequeña que parezca, puede marcar una diferencia en el mundo.

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