Jugar en la nube (al menos en Latinoamérica) por el momento sigue siendo un lujo, sin embargo, esta tecnología demuestra ser la más eficiente de cara al futuro, en un mundo globalizado donde muchos pagamos servicios de streaming como Netflix o Spotify. Y sí, esta tendencia llegará para afectar los bolsillos de los gamers.
Según el informe de la consultora Newzoo, en 2021 se generaron 1.476 millones de dólares en juego en la nube. Este mismo reporte sugiere que para 2024 los ingresos por pagos a servicios de juego en la nube se cuadrupliquen, por lo tanto, en dos años las plataformas de streaming de videojuegos pueden alcanzar los 6.308 millones de dólares.
Para darnos una idea sencilla sobre este estudio, pensemos en cuánto gastaremos al año por suscribirnos al Xbox Game Pass, claro, la cantidad de juegos a disfrutar no se discute y los meses gratuitos a otros servicios también se agradecen, pero esto al final hace que las compañías puedan perpetuar el dinero, un negocio completamente redondo.
Conforme pasan los años la conectividad y calidad de los servicios de Internet van mejorando y esto hace que los servicios para jugar en la nube sean viables en el futuro para Latinoamérica. Pero ¿qué ventajas traería pagar mensualmente un servicio de estos? ¿Cualquier computador o dispositivo podrá correr estos servicios, no habrá un requisito mínimo? Probablemente estas preguntas sean las más frecuentes dadas las condiciones de infraestructura y tecnología en Latinoamérica.
Posiblemente todos los servicios de acceso a videojuegos que tenemos disponibles hoy en día son solo la beta de jugar en la nube (como PS Plus y su próxima evolución). Hoy en día nos encontramos con servicios que eliminan muchos problemas que la gran mayoría de jugadores -y potenciales jugadores- tienen: acceso a una máquina que pueda mover estos títulos tan deseados y exigentes. Así que teniendo en cuenta los servicios actuales y sus beneficios, todo comienza a indicar que jugar en la nube puede ser el futuro del gaming.