Aunque los Super Saiyajin suelen acaparar la atención en el universo de Dragon Ball, hay otra clase de personajes que despiertan un especial interés en el propio creador de la serie, Akira Toriyama: los demonios. Estas figuras ciertamente poseen un encanto que les ha dado un lugar destacado en las aventuras de Goku, desde Piccolo hasta Gomah en Dragon Ball Daima, siendo fundamentales para darle ese toque oscuro y sobrenatural a la historia.
La obsesión de Akira Toriyama: los demonios
Para Akira Toriyama, según una entrevista publicada en la edición kanzenban de Sand Land, los demonios representan el ideal de la libertad creativa en mundos fantásticos.
Como él mismo explicó: “no tiene sentido hacer un cómic realista si la historia no está basada en la realidad; además, no es divertido si el protagonista es un humano ordinario”. Un demonio, dice Toriyama, es el tipo de ser en el que “todo es posible”, por lo que es el vehículo perfecto para explorar conceptos y tramas más allá de lo humano.
Los majin o seres demoníacos han aparecido en varios momentos cruciales de Dragon Ball, contribuyendo a enriquecer la serie con su toque de misterio y poder. Dabura, por ejemplo, como líder demoníaco, aportó una presencia maligna que contrastaba con los héroes, mientras que personajes como Majin Boo llevaron a la serie a explorar el caos y la destrucción en su estado puro.
Incluso al día de hoy, con todo el lore del Reino Demoníaco, de repente pareciera que Dragon Ball es más una obra sobrenatural que un manga de ciencia ficción.
Lo cierto es que la fascinación de Toriyama por estos personajes ha añadido una mayor profundidad a la trama, presentándolos no solo en una dualidad entre el bien y el mal en cada batalla épica, sino también como seres tan humanos como cualquiera de nosotros.
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