A lo largo de las décadas, la relación entre Goku y Piccolo ha sido una de las más complejas y satisfactorias dentro del universo de Dragon Ball. Desde sus inicios como enemigos acérrimos hasta convertirse en aliados inquebrantables, los dos personajes han recorrido un largo camino. En Dragon Ball Daima, la serie más reciente de la franquicia, se hace un homenaje perfecto a esa evolución al reunir a Goku y Piccolo una vez más en una batalla final que recuerda a su épica colaboración durante los primeros días de DBZ.
La lucha contra Gomah: una similitud con el pasado
En el capítulo 19 de Dragon Ball Daima, Goku Super Saiyan 4 adulto se prepara para enfrentar al temible Rey Gomah, un enemigo de gran poder que representa una amenaza sin igual. La batalla, sin embargo, no será un enfrentamiento convencional. Al igual que en su primera pelea contra Raditz en Dragon Ball Z, la estrategia de Goku y Piccolo será clave para derrotar al villano.
En el episodio anterior, Goku había perdido contra Gomah, y el plan del equipo ahora recae en una tarea que debe cumplir el propio Goku: ganar tiempo para que Piccolo ataque. Esta táctica se inspira directamente en la famosa pelea contra Raditz. En aquella batalla, Goku y Piccolo tuvieron que dejar de lado su odio mutuo para hacer frente a una amenaza que superaba todo lo que conocían.
La táctica, que en su momento fue arriesgada y con una carga emocional enorme, se basaba en que Goku sujetara a Raditz para que Piccolo pudiera lanzar su ataque más poderoso, el Makankosappo. Esta estrategia se repite, de alguna manera, en Dragon Ball Daima.

En la nueva pelea contra Gomah, Goku también actuará como cebo, buscando distraer al enemigo para que Piccolo pueda atacar en el momento preciso y pueda golpear tres veces en la nuca a Gomah. Aunque la situación es distinta y los poderes de los personajes han evolucionado de manera significativa, la esencia de la táctica sigue siendo la misma: uno de los dos debe sacrificarse para permitir que el otro consiga la victoria.
Goku y Piccolo, un duo infravalorado
La inclusión de Piccolo en la batalla más crucial de la serie es significativa. Aunque ha sido un personaje fundamental en el pasado, especialmente en Dragon Ball Z y Dragon Ball Super, su rol en Daima había sido limitado hasta ahora. En muchas de las entregas recientes, Piccolo ha quedado relegado a un papel secundario, especialmente cuando Goku y Vegeta se convierten en los principales protagonistas en sus enfrentamientos más grandes. Sin embargo, en este último capítulo, se le da la oportunidad de brillar nuevamente, demostrando su importancia no solo como luchador, sino como aliado de Goku.

Es significativo ver cómo la relación entre los dos ha evolucionado desde sus primeros días. En Dragon Ball Z, Piccolo era un villano que, a medida que pasaban los años, pasó a ser uno de los aliados más confiables de Goku. Y, aunque en la mayoría de los casos parecía ser un apoyo para Goku y sus amigos, siempre hubo una especie de lucha interna en Piccolo, quien nunca se permitió completamente desprenderse de su naturaleza demoníaca.
Sin embargo, con el tiempo, su cambio de corazón se hizo claro, especialmente al ser mentor de Gohan, el hijo de Goku. Es precisamente esta relación la que ha sido clave para que Goku y Piccolo se conviertan en una de las parejas de lucha más inolvidables de Dragon Ball.

A pesar de los años y de los desafíos que han enfrentado, la amistad entre Goku y Piccolo sigue siendo uno de los pilares más sólidos de la franquicia. Aunque las series recientes, como Dragon Ball Super, se han centrado en la relación de Goku con Vegeta, la conexión con Piccolo nunca ha sido olvidada. Es cierto que Goku ha pasado más tiempo con otros personajes, pero siempre ha habido un respeto mutuo con Piccolo, que se verá reforzado en esta batalla final en Daima.
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