Una de las películas menos conocidas de Studio Ghibli se reestrena en México: La Tortuga Roja llega a Cinepolis el 28 de agosto

Entre las joyas silenciosas que han marcado el cine de animación, La Tortuga Roja ocupa un lugar especial. En una industria dominada por diálogos rápidos y explosiones de color, esta obra se atreve a susurrar, invitando a la contemplación más que al vértigo. Y ahora, casi nueve años después de su estreno original, esta producción conjunta de Francia, Bélgica y Japón, y una de las colaboraciones más atípicas de Studio Ghibli, regresa a los cines mexicanos.

Un náufrago, una isla y una tortuga que cambia todo

Será el próximo 28 de agosto cuando Cinépolis proyecte nuevamente este filme dirigido por Michaël Dudok de Wit, un animador holandés que dio el salto al largometraje tras ganar el Oscar por su cortometraje Father and Daughter. Su primer y único largometraje hasta la fecha fue apadrinado nada menos que por Isao Takahata, cofundador de Ghibli, quien supo ver en su estilo poético un espejo de la sensibilidad del estudio japonés.

La premisa es engañosamente simple: un hombre despierta en una isla desierta. Sobrevive como puede entre tortugas, cangrejos y aves. Construye balsas con la esperanza de huir, pero siempre fracasa. Hasta que un día aparece una tortuga roja gigante que alterará su destino y, de paso, el significado mismo de su existencia.

Lo fascinante es que no hay diálogos. Ninguno. El relato avanza a través de gestos, música y silencios, apelando a una conexión mucho más visceral entre espectador e imagen.

Muchos asocian Studio Ghibli con historias mágicas como Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro, pero este proyecto no tiene brujas ni gatos parlantes. Es, de hecho, una coproducción europea con el sello del estudio japonés. Y, sin embargo, su esencia comparte ese mismo respeto por la naturaleza, la vida cotidiana y los pequeños milagros que nos transforman.

Un regreso que merece atención en México

Que La Tortuga Roja regrese a las salas este 28 de agosto es una oportunidad valiosa: pocas veces el público mexicano tiene la ocasión de ver en pantalla grande una obra así, mucho menos en una era donde los estrenos repletos de acción dominan la cartelera. Quienes la vieron en 2016 saben que no se parece a nada; quienes no, tienen ahora la posibilidad de descubrirla en su mejor formato posible: el cine.